Tuvieron que pasar 10 años para que Linkin Park regresara a la Ciudad de México. En esa década Linkin Park sufrió muchos cambios: su sonido cambió una y otra vez, pasaron de ser una banda medianamente exitosa a llenar estadios y hacer los temas principales de las películas de Transformers y en el proceso lograron duplicar su fanaticada.
Por un lado estaban todos los que conocieron a la banda hace doce años cuando debutaron con el Hybrid Theory y por otro estaban los adolescentes que los conocieron con los sus últimos discos de estudio. Pero no importaba la edad, todos, grandes y chicos estaban en la casi repleta Arena Ciudad de México esperando a la banda californiana.
El reloj ya marcaba la hora de inicio del concierto pero Linkin Park no había subido al escenario, al mismo tiempo el público se impacientaba. Un “anunciador” tomó el micrófono del recinto para pedir orden por parte del desesperado público que se forzaba contra la barricada que los separaba del escenario que pisarían sus ídolos. Fueron largos minutos de discusión entre los que estaban hasta adelante luchando por no ser aplastados, los que empujaban tratando de llegar al frente y el anunciador.
Aunque se entiende la decisión de ordenar para evitar accidentes, no fue lo más acertado usar todo el sistema de audio de la Arena para hacerlo, ya que cada que tomaba el micrófono, rechiflidos y mentadas llovían de todas las secciones. Al final la lucha y discusión llegó a su fin cuando “Faint” abrió la presentación de la banda.
Con fuerza imparable el grupo lanzó éxito tras éxito de toda su carrera, sin dar respiro alguno. “Papercut”, “Somewhere I Belong” y “Given Up” fueron algunas de las primeras canciones de la noche que despertaron gritos desenfrenados entre los presentes y un gran slam en la pista de la Arena. Se sentía la energía de diez años de espera, muchos de los presentes habían esperado por casi una década para corear a todo pulmón esas canciones así que en cuanto la banda soltaba uno de sus éxitos “viejitos” la audiencia los opacaba cantando mucho más fuerte.
Fue hasta antes de “New Divide” que el grupo se tomó un descanso para saludar a la audiencia mexicana y agradecerles por asistir al concierto. Los éxitos siguieron intercalados con canciones del Living Things, el último álbum de estudio de la banda. Para sorpresa de la banda, los temas de este último disco fueron tan bien recibidos como sus primeros hits, era obvio que la audiencia dentro de la Arena estaba compuesta en su mayoría por fanáticos. Cada tema era acompañado de excelentes visuales que reflejaban a la perfección la estética de Linkin Park y que eran tan interesantes como ver a la propia banda.
Justo a la mitad del concierto llegó “Breaking the Habit”, uno de los momentos más memorables del concierto por el simple hecho de que la reacción de los presentes fue impresionante miles de fanáticos saltando en sus lugares y emitiendo gritos desgarradores mientras cantaban cada letra y palabra de la canción. Continuaron con un popurrí de “Leave Out All the Rest”, “Shadow of the Day” e “Iridescent” que mostró el lado más calmado de la banda mientras una neblina cubría el piso del escenario. A pesar de que el mashup sonó muy bien, sí se extraño escuchar las versiones completas de las canciones, que claramente se han vuelto favoritas del exigente público.
Para terminar la primera parte del concierto sacaron la artillería pesada y se aventaron un combo de “Numb”, “What I’ve Done” y “One Step Closer”, la cual incluyó varios lanzallamas y pirotecnia. El grupo dejó el escenario por unos minutos pero regresaron a petición de los potentes gritos de los presentes. Los lanzallamas y la pirotecnia regresaron mientras Linkin Park interpretaba “Burn It Down”. Acto siguiente, soltaron “In the End” y el público del recinto perdió la cabeza, era tal la intensidad con la que varios cantaban y gritaban que se notaba que más allá de ser un concierto era una experiencia catártica que llevó a varios a las lagrimas.
La elegida para cerrar fue “Bleed It Out”, que en esta versión contenía elementos de “Sabotage” de los Beastie Boys. La verdad, aunque fue enérgica y bien recibida, no logró nada en comparación con otros temas de la noche como la antes mencionada “In the End” o “What I’ve Done”, un cierre con esas hubiera sido perfecto. Al final, la audiencia salió con una sonrisa de oreja a oreja, abrazándose entre sí y felices de que después de diez años tuvieron la oportunidad de volver a ver a Linkin Park.