Torreblanca, demasiado grande para el Lunario

: Diego Figueroa

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Toda gran banda pasa por momentos que cambian su historia, esas sorpresas que hace que se den cuenta de lo relevante que es lo que sea que están haciendo. Eso le pasó anoche a Torreblanca en la presentación de Bella Época, donde un Lunario completamente repleto los victoreó y aclamó a lo largo de toda la noche. La parte visual no fue particularmente relevante, quedaba claro que la intención era concentrarse en la música. La alineación de la banda para esta ocasión fue mucho más grande, siendo un total de nueve integrantes incluyendo a Sergio Silva de Furland.

Las cosas arrancaron con el combo de “Parece Navidad” y “Defensa” y por la siguiente hora el concierto sólo subió de intensidad. Llegaron muchas de las esperadas y coreadas canciones de la velada entre ellas una imponente versión de “Dejé de ser yo” que sonaba un poco más electrosa que en el disco, “Barbazul” que fue presentada con una discurso sobre burócratas que desparecen a sus esposas, la extremadamente bailable “Roma”, que es todo un deleite en vivo y “Lobo” que dio fin a la primera parte del concierto.

Como suele pasar en presentaciones especiales como esta hubo invitados de sobra. Para “JB” el grupo invitó a Quique Rangel (productor del disco) para que tocara el contrabajo, lo que desató un colectivo grito de “¡Quique!, ¡Quique!”. Acto seguido Leonel García, mejor conocido por su trabajo con Sin Bandera subió al escenario para interpretar a dueto “Hueco”. Cerca del final, Natalia Lafourcade, probablemente el invitado más esperado de la noche subió a interpretar “Largo”. Gritos de “te amo Natalia” llenaron el recinto a lo que ella respondió, “yo también los quiero pero a él lo amo”, en ese instante corrió a dar un fuerte abrazo a Juan Manuel Torreblanca.

Torreblanca (Diego Figueroa)

La única falla del concierto fue al principio del encore, Juan Manuel regresó al escenario acompañado de tres mujeres, más tarde nos enteraríamos que son un grupo llamado Frágil. Mientras las mujeres hacían armoniosos coros, Torreblanca comenzó a contar una historia, una sobre un periodista que trabaja para la publicación Unomásuno y que por no querer ocultar la verdad y hacer su trabajo fue amenzado con callarse o morir. El dictamen final del periodista fue “que me callen” según Torreblanca, pero su familia le pidió que no muriera así. Por eso el periodista se fue a vivir a España donde, según Juan Manuel, murió de nostalgia. Con voz casi entrecortada, el líder de la banda concluyó el discurso confesando que el hombre del que hablaba era su abuelo. Aquí era el momento idóneo para seguir con la presentación, el público se veía conmovido, pero no siguió la música. Lo que sucedió fue que cada una de las mujeres relató un par de historias similares, aunque con menos detalles, sobre injusticias cometidas del tipo a seres queridos y cercanos, al final una de ellas concluyó con una especie de rima casi hablada que mencionaba la importancia del beat y como éste nos unía a todos. En realidad, el proyecto no sonaba mal (en la siguiente canción dos de las cantantes demostrarían sus poderosas voces), pero cortó completamente el flujo del concierto. Se notó un bajón en los ánimos del público, y más de un par hasta comenzó a platicar.

Afortunadamente las siguientes canciones, el previamente mencionado dueto con Natalia, y las encargadas de cerrar levantaron los ánimos, no sin antes escuchar una petición de Juan Manuel, que todos los presentes menores de 18 años se pusieran a leer en lugar de ver televisión y que los mayores votaran este primero de julio. “Nunca acabo lo que empiezo” y “Si” dieron el remate final que dejó a los fanáticos de la banda capitalina gritando y pidiendo más.

La pregunta ahora no es si Torreblanca tendrá lo necesario para hacerla en grande, la pregunta es que tan grande serán. ¿Nuestro pronóstico? En unos años los veremos tocando en el Auditorio y no en su Lunario.