Cuando algunos de nosotros éramos pequeños, las bandas sonoras consistían exclusivamente en la música ambiental que se utilizaba en las películas. Ya saben, el sonido de las grandes producciones: John Williams con cualquiera de sus composiciones épicas (Star Wars, ahí nomás) y Ennio Morricone, responsable -entre otras muchas composiciones- del silbidito famoso en “El Bueno, el Malo y el Feo”, por ejemplo. No fue sino hasta años recientes que las películas empezaron a sacar dos discos de música: el instrumental que acompaña a las imágenes -que para comprar uno tendría que ser un verdadero clavado-, y otro con canciones -ya fueran “inspiradas” en la película, o utilizadas por ella en algún punto-.
Eso sí, al tratarse de música que forma parte de una movie, las bandas sonoras tienden a ser una mezcolanza (no siempre afortunada) de la música que según el director/productor/supervisor musical o todos juntos suena bien.
Por eso, esta semana escogimos cinco bandas sonoras -o soundtracks, si prefieren- recientes que valen la pena por sí solas. Compilaciones musicales que merecen ser escuchadas a pesar de formar parte de películas malas (en algunos casos) y que se pueden sostener frente a cualquier otro material discográfico.