Los Ángeles Azules, no siempre la han tenido fácil. Aquí te contamos su historia desde abajo hasta el estrellato.
¿Quién no ha bailado o tarareado alguna rolita de Los Ángeles Azules? Y si no, mínimo las ubicas.
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Pero no siempre fue así, pues esta agrupación cumbianchera tropicalera tuvo unos inicios humildes y de muchos esfuerzos para llegar a donde están hoy.
Pero la música no siempre fue su principal motivación, sí, aunque no lo creas.
De manejar un pesero a sonar en todos los peseros
El nacimiento de este grupo conformado por la familia Mejía Avante se dio a finales de los 70, pero debutaron oficialmente en 1980.
Su lugar de fundación: el oriente de la CDMX, o como ellos dicen “de Iztapalapa para el mundo”.
Pero antes de que su música le diera la vuelta al mundo y de convertirse en Los Ángeles Azules, vivieron en pobreza.
Sus integrantes, como don Elías, han contado su historia en programas de televisión.
Don Porfirio y doña Martha mantenían a la familia manejando transporte público y lavando ajeno, respectivamente.
Pero la música fue su vía para salir desde abajo. Doña Martha remodeló como pudo una habitación de su casa de madera para convertirla en lugar de ensayos.
Luego vino su primera oportunidad como Playa Azul en 1979, tocando rolas instrumentales. Algo que no duró pues pronto agregaron letras.
De Blue Angels a Los Ángeles Azules
Don Elías dijo en entrevista con Cristina Pacheco que la banda solía llamarse Blue Angels, pero una discusión acabó con todo.
Sin embargo, la matriarca se dio cuenta que la música era el camino a seguir al ver que los primos de sus hijos tocaban para comer.
Y así pasó con los Mejía Avante, pues además de aplausos Los Ángeles Azules, su nombre definitivo, llegaron a recibir comida.
Sus primeros instrumentos fueron sacados en abonos, con ayuda de doña Martha.
Ella fue aval y obtuvo un préstamo para que sus hijos tuvieran dos guitarras, un bajo y tarolas.
Incluso tuvieron que vender la camioneta de su papá para comprar bocinas.
Fueron seis mil pesos que les sirvieron para el enganche en una tienda en la calle de Ayuntamiento.
Pero eso no es todo, pues en Iztapalapa no contaban con academias de música, así que aprendieron a tocar de oído y viendo a otros grupos.
Más adelante, ya que habían avanzado en su carrera, recibirían clases en el INBA y la Escuela Libre de Música.
Y siguieron ofreciendo tocadas cada vez mejores, además de poder costear estudios universitarios.
Hoy en día, a cuatro décadas de su fundación Los Ángeles Azules llevan su cumbia de Iztapalapa para el mundo.
Hacen fusiones con rockeros y más cantantes, y se presentan en conciertos multitudinarios.
Y ya dejaron huella con un repertorio de canciones ya clásicas como “Entrega de amor”, “Cómo te voy a olvidar” y “El listón de tu pelo”. Mismas que sonarán este 31 de diciembre en el Zócalo de la CDMX.
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