¿La paca o el diseñador? No es una pregunta común, más bien es un estilo de vida porque si lo piensas bien, existen dos tipos de personas: las que gastan y desechan, y las que reutilizan, hacen trueque o le buscan.
Dos tipos de humanos. Aquellos que creen que lo merecen todo y por eso se “dan gusto” comprándose todo tipo de prendas, accesorios y calzado, sin importar el precio, y otros que saben que las cosas no se compran con dinero sino con tiempo que se traduce en horas, semanas, meses, años… vida.
Y sí, el estilo es importante, pero es más importante usar el dinero de forma inteligente, en actividades que te hacen sentir satisfecho, porque, como diría el buen Pepe Mujica: ahí donde eres feliz, eres libre.
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En ese sentido, es mejor invertir el dinero sabiamente, es decir en lo justo y en lo que necesitas. En otras palabras en lo esencial.
La paca: puros pros y nada en contra
Si lo tuyo es ahorrar, chacharear y tener un estilo único que nadie pueda copiar, comprar ropa de paca es una gran opción.
Además, es común que en cada temporada ya sea en reconocidas marca de diseñador o marcas fast fashion. Lo viejo siempre vuelve a ponerse de moda, por lo que tener algo viejo de verdad te dará muchísimos puntos extras en tu estilo vintage.
Otro punto para la paca es que contrario a lo que se cree, existen distintos tipos de ropa de paca: la usada (la mejor opción para las personas ecologistas), la de los almacenes de segunda y las pacas de lujo en las que hasta te andas topando con ropa de diseñador.
En los últimos años, la ropa vintage se ha convertido en un básico en todo guardarropas. Hace unos años, la alta moda empezó a proponer ropa holgada, dad sneakers, mom jeans, entre otras prendas. Artistas de rap, actores y actrices, ídolos del pop, etc. empezaron a usar ropa de segunda mano. Así nació la tendencia de usar ropa extremadamente cómoda para salir a la calle. Playeras de bandas de metal, imágenes de los 90, caricaturas, etc. Nostalgia que encontró un valor agregado en la rareza de la existencia de las prendas y lo invaluable de los recuerdos. La respuesta de la “alta moda”, fue copiar esos estilos para entrar al juego. Hoy en día, existen prendas de segunda mano que llegan a costar más que una prenda nueva de diseñador. Así que, en una de esas, podrías tener un tesoro si le entras a la buena paca.
Ropa de diseñador: pros y contras
La contra más grande de la ropa de diseñador es lo espantosamente cara que puede llegar a ser. Sin embargo estás pagando no sólo por estilo, sino por exclusividad, algo que no siempre obtienes con cualquier marca.
Contrario al fast fashion la ropa de diseñador es más “justa” con su trato al medio ambiente, pues no sacan tantas temporadas al año y además al ser tan elevados los costos, no se explota a los trabajadores de esta industria (o eso esperaríamos) como lo hacen marcas más populares.
La ropa de diseñador, sobretodo de diseños locales, se han convertido en una buena opción en la pandemia pues evitan en cierta medida las aglomeraciones y la propagación del virus. Contrario a la cacería de paca que representa un riesgo sanitario (lamentablemente).
Tras la entrada de directores creativos como Virgil Abloh a Louis Vuitton o Demna Gvasalia a Balenciaga al mundo de la moda, la ropa de diseñador ha sido muy criticada. En el caso de Virgil, la influencia de la ropa de segunda mano viene desde el mundo de la música y de su trabajo en Off-White. Virgil capitalizó, no sólo el concepto de la ropa de calle. Transformó la influencia de lo callejero y urbano a una interpretación de cómo sería la segunda mano si tuviera todas sus características “estéticas” pero fuera completamente nueva.
La música es otro de los ejes que Virgil ha tomado como referencia. Para el momento en el que Kanye West empezó a colaborar con el creador de Off-White, el mundo del rap ya no frenaría el camino de poner en tendencia ropa cara, que pareciera de segunda mano.
La única contra de la paca que no podemos argumentar es que la ropa de diseñador no huele a creolina porque tampoco tiene bichos. De ahí en fuera creemos que un buen balance hace la diferencia.