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Un escenario decorado con cupcakes, paletas y todo tipo de dulces recibió a una Katy Perry que ondeaba una pequeña bandera mexicana. La californiana se presentó ante el público mexicano tras el video introductorio que la mostraba escapando de un malvado carnicero y buscando a su pequeña gata y a su cupcake man. La historia del viaje a través de los sueños de Perry parecía un cuento de hadas. ¿Un poco empalagoso? Sí, y en parte ese era el concepto de California Dreams, exagerar todo a un punto extremadamente cursi. Muy a pesar de esto, el humor y los encantos de Perry le permitieron ejecutar el concepto con éxito.
Y es que las expectativas para una presentación con entradas agotadas desde semanas antes siempre son altas. Más aún si se trata de su primera visita formal. Éste fue el caso de Perry quien, a pesar de que ya había venido a eventos privados y promocionales, ayer ofreció su primer concierto público en el DF. Y, en estas dos horas, afortunadamente, la audiencia capitalina quedó más que satisfecha.
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La presentación de Katy comenzó con “Teenage Dream” y desde ese momento hasta la última nota de la noche, la audiencia no dejó de bailar y cantar sus canciones. En “Waking Up In Vegas”, la cantante transformó el escenario en la Ciudad del Pecado, la llenó de magos, un imitador de Elvis y coristas, mientras invitaba al público a bailar. De las primeras canciones resaltó “Peacock”, donde aprovechó para enseñar un poco más de piel y, al lado de sus bailarines, realizar una compleja coreografía con plumas. Acto seguido, la cantante apareció con un vestido largo y una boa de plumas para hacer un poco de improvisación vocal, fue ahí que le mencionó a la audiencia que quería un novio latino.
Entonces empezó el coqueteo entre la audiencia y Perry, quien terminó con un chavo de 16 años sin camisa en el escenario. Ella lo besó en la mejilla y él a ella, pero, de inmediato, lo hizo bajar del escenario, advirtiéndole que su esposo se encontraba en el lugar. Todo esto con una actitud juguetona y divertida que hacía que la audiencia cada vez se enamorara más de ella.
Para seguir, interpretó una intro versión jazz de su éxito “I Kissed a Girl” para después retomar la versión normal, desatando alaridos por parte de las fanáticas.
La historia del cuento de hadas de Perry que se proyectaba en las pantallas continuaba luego de cierto número de canciones, la mayor parte del tiempo estas tenían repercusión en lo que pasaba en el escenario. Al terminar uno de estos videos, la cantante reapareció, ahora vestida de gato, para interpretar varias canciones. Una de las que más sobresalió fue su éxito “E.T.”, que estuvo acompañada de un show láser.
Los cambios de ropa siguieron: la cantante aparecía con un nuevo atuendo cada cierto número de canciones.
Para “Not Like the Movies” utilizó una máquina de burbujas, un columpio gigante de flores, y una manta donde se proyectaban caricaturas para crear el momento romántico de la noche.
Después, la estadounidense y su banda caminaron al final de la pasarela, desde donde ella habló sobre su amor a nuestro país, se dijo amante de los tamales, el agua de horchata y los tacos, que según ella le habían provocado una pequeña panza. Katy hizo referencia a la cercanía del aniversario de la independencia de México y adelantó un “Viva México”. El público respondió entusiasmado.
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Continuó con una versión acústica de “The One That Got Away”, un tema especial para México, ya que normalmente no forma parte de su setlist. Para su siguiente canción, la cantante se subió a una plataforma en forma de nube que colgaba del techo del recinto y, con guitarra en mano, interpretó “Thinking of You”, mientras sobrevolaba a su público.
Para la siguiente parte de su set Perry se enfocó en sus éxitos, con lo que logró una excelente reacción por parte de la audiencia: en “Hot N Cold”, Perry usó trucos de magia para cambiarse de ropa en pleno escenario unas siete veces; en “Last Friday Night”, decenas de fotos de los fanáticos de Perry en fiestas aparecieron en las pantallas.
Ya cerca del final, se escuchó el cóver de “I Wanna Dance with Somebody” de Whitney Houston, en la cual la cantante invitó a sus fans a bailar en el escenario. La intérprete se tomó todo el tiempo necesario para saludarlos, abrazarlos y hasta tomarse fotos con ellos.
Katy anunció que sólo quedaba una canción en el set antes de interpretar “Firework”, con todo y fuegos artificiales y una cortina de chispas como efectos especiales. Este tema se convirtió en un himno que resonó en el Palacio, creando así el mejor momento de toda la noche.
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Después de una breve pausa, la cantante regresó, ahora usando un bikini inspirado en los chocolates Kisses, para cerrar su concierto con “California Gurls”. Pistolas que lanzaban espuma, pelotas de playa y bailarines disfrazados de galletas de jengibre ayudaron a Perry a cerrar su debut formal ante el público capitalino. Las expectativas eran altas, Katy Perry cumplió cada una y –de paso– logró enamorar al DF.
Antes de que pudiéramos disfrutar la presentación de Katy tuvimos que chutarnos dos teloneros. La primera fue la cantante inglesa Natalia Kills que interpretó un pequeño set con canciones de su disco debut Perfectionist. No estuvo mal, pero tampoco sorprendió, suena como una cantante más del montón, otra intérprete de electropop que llegará a tener uno o dos éxitos en la radio pero hasta ahí. Le siguió DJ Skeet Skeet que acertadamente mezcló una serie de canciones que fascinaron a su público pero que después de un rato aburrieron.
