Por Oswaldo Betancourt L.
Muchos ya los esperaban, pero la lluvia, que apenas empezaba, ayudó a que hubiera más gente en el Bizco Club por su carpota. Conforme aumentaba la furia de Tláloc, la rechifla sonaba más y más, y es que a diferencia de los otros escenarios donde sólo los de hasta adelante están apretados, acá no había mucho espacio entre la mayoría de los que estaban ahí. Para colmo, salieron 17 minutos tarde y durante ese tiempo la gente empezó a empujarse y a gritarles más de una vez los clásicos coros de “Culeeeeeros” y un par de “Eeeeh, putos”.
El lugar común dice “más vale tarde que nunca” y aplicó en esta ocasión. Cuando los de Inglaterra llegaron todo se calmó. “Is everybody ready for fuckin’ fiesta?” fue el grito de guerra con que empezaron, puede que sus canciones no sean explosivas, pero Julia, Lucky I got what I want, Drops y Busy Earnin’ fueron algunos de los temas que tocaron y que bien aplican para poner a bailar a la gente, incluso bajo la lluvia.
Ya no importó la impuntualidad, poco a poco, y de adelante hacia atrás, la gente se fue contagiando con su música; y es que tienen ese ritmo sensual que prende y parece un buen soudtrack para echar pasión, o al menos es lo que parecía pensar una chava de cabello chino esponjado que le bailaba a su quiénsabequé, como con ganas de que esa noche hubiera algo más después del concierto.
A Jungle le benefició la noche, así pudieron utilizar a su favor y desde un principio las luces del escenario, que se proyectaban en el techo y eran parte de la atmósfera. A mitad de su presentación pidieron disculpas por su retraso, comentaron que se debió a problemas técnicos.
Ya en la recta final dijeron que el Corona es un “Fuckin’ great festival”. Obviamente no repusieron el tiempo perdido, cerraron puntualitos con Time y se despidieron con el deseo perfecto para la gente que seguiría ahí por un par de horas más: Have a fucking great night.