Por: Verónica Chávez
El cabello corto, plateado, y ella, dentro de un vestido negro con psicodélicas imágenes de ojos y bocas, pintaron el camino del show en el Corona Light.
Por momentos sus bailes ensayados y las rápidos manos de su bajista y tecladista nos dejaron boquiabiertos, pero casi siempre hay un momento inolvidable en la presentación de un artista y St. Vincent se lo aventó en una canción del final de su show cuando se le ocurrió lanzarse a los brazos del público mientras, como poseída, manoteaba con el equipo de seguridad al que no le parecía buena idea.
St. Vincent lo disfrutó, se revolcó en el mar de manos hasta que alguien del staff la regresó de su trance (manoseo incluido) y terminó tirada en el escenario mientras le colocaban de nuevo su guitarra. ¡Irreal!