Hay un momento en la vida en la que todos hemos desobedecido, salirnos de la escuela, fumar, tomar, besar… Tomamos ciertas decisiones que podrían arriesgarnos, pero lo hacemos por el simple hecho de satisfacer una extraña necesidad y emoción en el corazón y eso mismo hicimos el finde en el Corona Capital.
El Corona Capital nos regresó algo que creíamos perdido
Desobedecimos, muchos por primera vez en casi dos años, algunos con más miedo que otros, con incertidumbre, felicidad y nervios, porque el alma también se alimenta de música y estaba enferma.
Habíamos olvidado esa sensación de estar vivos mientras el bajo retumba en el pecho y los pies se apresuran a sufrir la procesión para alcanzar un lugar perfecto para ver un acto que nos llene el espíritu.
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En cantidad no éramos los mismos, ahora resultaba fácil poder ir hasta adelante de los escenarios porque, aunque no lo crean, muchos intentaron hacerle caso a esa vocecita que decía “guarda tu distancia“, eso ayudó para disfrutar de los shows.
Momentos hubo muchos, sería descortés solo mencionar algunos, pero hay varios que se quedarán en nuestros corazones.
Mucha música y agradables reencuentros
El ritual del slam a cargo de Turnstile y Parquet Courts, que hizo que lloviera sin pronósticos, la presencia femenina que resonó más fuerte que nunca con los actos de Niko Rubio, Aurora, Hamzaa, Yendry y el épico cierre de LP del sábado, la fantasía psicodélica de Tame Impala, el derroche de energía de Twenty One Pilots, así como la devoción de sus fans.
No olvidemos a los que finalmente pudieron estrenar su outfit quedado, subir historias a IG y contar cada detalle de su paso por el festival a través de TikTok.
Sin embargo, lo importante es que finalmente nos chingamos la rodilla de nuevo, y nos lastimamos las cuerdas vocales gritando, nos golpeamos, nos llenamos de moretones, amanecimos pegajosos y aún respirando polvo.
Volvió a arder la piel con el sol, todo ese maldito sufrimiento de dos días en jornadas de doce horas o más regresaron y ahora somos un poquito más felices que antes.
Nos reencontramos viejos y nuevos amigos, nos contamos todo entre canción y canción y luego nos separamos para tal vez encontrarnos un año después; si el universo no prepara otra de sus sorpresitas.
Un Corona Capital diferente pero igual de emocionante
El Corona Capital este año tuvo grandes aciertos como el uso del espacio, y de forma reiterada a través de todos los medios posibles, pidieron a los asistentes tomar las medidas sanitarias, que no aseguran mucho, pero tampoco sobran.
Los amantes de la música vivimos una vez más la experiencia de trasladarnos por aquella legendaria zona del Autódromo, nos dejó escuchar nuevamente nuestro idioma en los escenarios, nos trajo a leyendas del afiche musical y nos alimentó con spots de moda en la CDMX.
Hay que mencionarlo, también nos dejó un trago amargo, por los que nos dejaron vestides y alborotades. Pero las bajas también trajeron sorpresas y nos entregamos, por supuesto.
Que bien se siente volver, ahora queda sanar y descansar. Al trabajo y a la escuela a esparcir como haber desobedecido nos dio un respiro que nos sacó aunque sea un ratito de la realidad. Esperemos que no nos vuelvan a quitar esta medicina.