¿Pero qué pasó?
Caifanes es uno de los casos más raros en la historia del rock mexicano. En su momento, fueron la punta de lanza del famoso “Rock en tu idioma”. No había banda que hubiera logrado juntar tan bien el rock con los raíces y los temas de la gente de México. Además eran talentosos: Sabo Romo era uno de los mejores bajistas de su generación. Lo mismo puede decirse de Alejandro Markovich en la guitarra, y hasta de Saúl Hernández en la voz. Sin embargo, fue una banda que siempre estuvo en ruptura. Primero, Sabo Romo dejó la banda en 1993. Dos años después, cuando la banda ya había hecho un unplugged para MTV y se había dado el lujo de rechazar una invitación al festival de Woodstock, comenzaron a dar señales de franca ruptura. Uno de los inequívocos fue durante una entrevista con MTV, cuando Saúl le pregunta a Markovich: “¿Qué tenemos tú y yo en común?”, y Alejandro responde: “¿El número de cromosomas?”. En adelante todo fue en picada. Finalmente, el 18 de agosto de 1995, la banda ofrece un último concierto, en San Luis Potosí. Después de esa tocada, Carlos Markovich, el hermano del guitarrista, trató de mediar el conflicto entre los Caifanes en una fiesta. Los rumores dicen que no sólo eso fue imposible, sino que Alejandro y Saúl terminaron en los golpes.
¿Hubo reencuentro?
Para nada. Saúl y Alfonso André, el baterista, formaron otra banda, jaguares. Markovich se dedica a hacer cosas más interesantes, como soundtracks.
¿Alguna rola para tan sórdida despedida?
“La célula que explota”