Es oriundo de Madrid y su nombre se tiene que mencionar cuando se hable de la movida de trap hispanoamericano. Ahora, es uno de los invitados a la cita del próximo sábado 23 de noviembre, donde engalanará el escenario del Palacio de los Deportes con su presentación: C. Tangana en el Flow Fest.
Surgido en el seno del rap español, Antón Álvares Alfaro, nombre real de C. Tangana (o Crema, o Puchito), se ha erigido como una de las voces más importantes de esa amalgama que ahora gustan denominar como género urbano, pero que va mucho más allá.
C. Tangana en el Flow Fest compartirá espacio con las figuras más relevantes de la escena: “es importante estar entre esos nombres y ver lo que están haciendo. Será un honor estar representando con mis compañeros”, acuña vía telefónica el intérprete de “Mala mujer”.
El español dice que lleva mucho tiempo sin tocar en México, un país al que quiere mucho y donde ha pasado grandes momentos, y que le hace ilusión presentar toda la música que ha producido en este tiempo.
Aprovechamos el contexto de la presentación de C.Tangana en el Flow Fest para platicar con Antón sobre su opinión acerca del género urbano, el mestizaje de música entre países hispanoparlantes, así como su postura ante la censura que padeció a causa de sus letras en la ciudad de Bilbao.
Chilango: El género urbano domina el panorama mundial de la música de fiesta. Tú, desde dentro, ¿qué te llama la atención de esta escena? ¿qué ves en ella en particular? ¿qué te parece que aporte a la música?
C. Tangana: Creo que la musica urbana, desde sus inicios en el hip hop se ha convertido en parte de la cultura popular de todo el mundo. Personalmente, siempre me ha interesado a música y la cultura popular. Yo comencé rapeando y me considero un rapero y eso soy en esencia, pero también intento abrirme a las cosas que puedo disfrutar y hacer.
Creo que lo que podemos agregar es el toque europeo de la música hecha en España, algo refrescante para la escena, al igual que la gente en México, Chile o Argentina están agregando su propio toque, algo refrescante.
CH: De parte tuya y de tus compatriotas –gente como Bad Gyal, Rels B y otros– ¿cuál sería ese aporte para el rap y trap latino?
CT: Creo que sería el toque europeo. Nosotros hablamos el mismo idioma que ustedes, pero estamos muy lejos y, a la vez, pertenecemos a una región retirada dentro de nuestro mismo continente, el sur de Europa, y con ellos no compartimos ni el idioma.
Esa mezcla de referencias, tan lejanas por un lado y tan cercanas por otro, es lo que nos deja un mix extraño. Tenemos a Londres, Milan o París muy cerca, pero simultáneamente escuchamos la música que hacen en Latinoamérica y eso nos cambia, de ahí obtenemos nuestra genuinidad. Esta relación nos distingue, nos hace únicos.
CH: Tu paisano el rapero Nach, hablaba hace poco de que el rap es ahora un diálogo entre hispanohablantes. Ese diálogo, esa comunicación, ¿qué crees que te aporta a ti como artista?
CT: Toda la vida he estado en un diálogo cultural con Hispanoamérica. Aquí se escucha mucha música de allá y hay un intercambio cultural constante porque el idioma lo facilita. No digo que hayamos crecido juntos, porque estuvimos en lugares muy distintos, pero prácticamente.
Creo que ahora gracias a internet el intercambio cultural es muy potente y me ha llevado de todo, la verdad. Yo me siento muy influido por la cultura latina en general.
CH: ¿Por qué crees importante realizar este dialogo a través de la música, una expresión tan natural del ser humano?
CT: No sé, la verdad no sé por qué es importante. Lo que siento es que tiene mucha ricura. A mí nunca me ha gustado lo puro, siempre me ha gustado la mezcla, lo distinto, lo que se renueva y lo que se deja influenciar con otras cosas. No sé por qué importaría el formato (música, cine u otras cosas), solo sé que ese intercambio cultural siempre deja algo interesante.
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CH: La historia de la música tiene un montón de ejemplos de que la música que pone a bailar, que invita a perderse, causa escozor en las posturas conservadoras que hasta piden su censura. Justamente tú lo viviste hace poco cuando pidieron la cancelación de tu concierto en Bilbao por tus letras presuntamente machistas… ¿Cómo abordas tú este tema, por qué es importante plantarle cara a esto?
CT: Creo que si la cultura se hubiera dedicado a censurar las cosas que pensamos que no están bien, nos deja sin la parte más divertida, la parte que más relevante. No hay que olvidarse que un músico no es un predicador, ni un profesor de un colegio; es una persona que escribe canciones y un poeta pues escribe poemas.
Pero, si hubiéramos permitido censurar todo aquello que nos parecía malo, imagínate: nos hubiéramos quedado sin Kurt Cobain, sin Bukowski, sin Allen Ginsberg, sin el Marqués de Sade y sin todos los grandes del arte. Creo que la censura siempre está mal, es algo negativo.
CH: Es curioso, porque el discurso del reggaetón, criticado por ser sexista, no es algo precisamente nuevo. Bukowski y el Marqués de Sade no decían cosas tan diferentes y, sin embargo, aunque ha pasado el tiempo, siguen siendo percibidas como algo digno de cancelarse, de vetarse…
CT: Como artista tengo que asumir que estoy expuesto, asumir las críticas y dejar que la gente diga y piense lo que quiera de mí. Pero también sé que desde mi postura voy a intentar levantar la voz cada que pueda y poner mi arte donde yo creo que merece estar.
Lo que sí creo, es que esta es una historia que tiene tiempo sucediendo, siempre ha existido la gente que pretende decirle a otros lo que tiene que hacer o pensar o cómo tienen que comportarse.