En punto de las 9:40 pm de este domingo 29 de septiembre, el hijo más célebre de New Jersey, Jon Bon Jovi, apareció en el escenario para reencontrarse con sus siempre fieles fans chilangos y, de paso, compensarlos por posponer esta cita, originalmente programada para el día 10. Pero, al final, ¿supo compensarnos el artista por tan intempestiva reprogramación?
Con las notables, pero no determinantes, ausencias de Richie Sambora y Tico Torres, la banda supo llegarle al corazón de todos los fans que, dicho sea de paso, parece que siempre son los mismos en los conciertos de Bon Jovi, lo cual es muestra de esa fidelidad de la que hablábamos. Hasta sus atuendos son los mismos, y nunca falta el que aún conserva la playera del primer concierto al que fue y que posiblemente haya adaptado otras playeras para sus hijos.
Los acordes de la primera rola de la noche, ‘That’s What the Water Made Me’, sólo sirvieron para calentar un poco los ánimos y para decir “traemos nuevo disco, no se les olvide”. Pero el verdadero momento en el que la banda comenzó a prenderse fue cuando se escucharon las notas de ‘You Give Love a Bad Name’, un clásico más que consolidado, consagrado.
De ahí en adelante, la noche fue una mezcla de pocas novedades y mucha nostalgia (con temas como ‘Raise Your Hands’, ‘Runaway’ y ‘Lost Highway’) que se vio coronada por tres momentos importantes: primero cuando Bon Jovi se echó un cover muy decente de ‘Oh, Pretty Woman’ y otro casi al final cuando sonaron los acordes de ‘Start me Up’ de los mismísmos Stones en medio de ‘I’ll Sleep When I’m Dead’.
Pero sin duda, el mejor momento del concierto fue cuando comenzó a sonar el bajo de ‘Keep the Faith’: ahí, literalmente, John Francis Bongiovi, Jr. sacó las maracas, y Phil X se la rifó como los grandes en los solos de guitarra que no nos hicieron extrañar (tanto) a Sambora. Gracias a este homenaje involuntario a ‘Maracas’ de Joan Sebastian (por aquello de ‘tú la guitarra y yo maracas’), vivimos un digno momento que sirvió para recordarnos que Bon Jovi es una muy buena banda incluso sin Jon Bon Jovi (y sin Sambora ni Tico).
Pero, obvio, el espectáculo y el atractivo de esta banda están representados en un solo hombre: salió al escenario con una chamarra muy patriotera (la misma que ha estado usando en toda su actual gira), que en el encore cambió por una negra. Y aunque su energía nunca disminuyó (a sus 51 añotes sigue siendo un trompo en el escenario y hace notar en cada uno de sus gestos su pasión), el público no pudo (o no quiso) aguantarle el paso. Tan fue así que el mismo Jon tuvo preguntar algunas veces si seguíamos o no despiertos. Al final, todo el Foro Sol reaccionaba y atendía los llamados del músico.
Ah, pero eso sí, movimiento que hacía el señor Bon Jovi, movimiento que celebraba todo el Foro, lleno al 80%. No es el mejor bailarín del mundo, pero tan pronto comenzaba a mostrar esos pasitos “sexys” (a su estilo), el gallinero se alborotaba y el griterío inundaba los oídos de todos. El caballero sigue sabiendo cómo hacer su chamba, y que su carisma es su mejor arma.
El tema del concierto pospuesto prácticamente no se tocó. Lo único que dijo Bon Jovi antes de hacernos retumbar con ‘It’s My Life’ fue que ésta iba a ser una noche de pocos discursos pues tenía mucho que compensar.
A pesar de ello, al final ¡nos “castigó”!, pues en el encore no tocó seis rolas como estuvo sucediendo en sus conciertos de Sudamérica. ¿Habrá sido porque era domingo y teníamos que irnos temprano, porque la energía del público estuvo bajona durante todo el concierto, o porque nadie le pidió la típica “otra, otra, otra” al final de la última rola del encore? Sea cual sea la respuesta, no podemos decir que nos compensó como esperábamos por la reprogramación, pero al final a los fans eso no les importó.
Como sea, Bon Jovi, sin dos de sus emblemáticos miembros, cumplió y ofreció un concierto balanceado entre éxitos y algunas nuevas canciones. Algunos dirán que faltaron más clásicos (¡¿en dónde quedó ‘Always’?!), pero el que es verdadero fan debería disfrutar por igual de las rolas clichés como de las que no lo son tanto, ¿no? Además, un cierre con ‘Livin’ on a Prayer’ siempre se agradece.