Parecía que no habían pasado los años para Ely Guerra o sus fans durante su presentación en el Lunario del Auditorio Nacional la noche del viernes.
En la entrada del lugar se dio un sobre café a cada uno de los asistentes. “Un regalo de Ely”, decían las edecanes que los otorgaban. Se trató de una “entrega especial” firmada a mano por la tapatía con la leyenda: “Por nosotros, con mi corazón. Ely Guerra” y el EP Sueños y Deseos adentro.
Nadie consideró que estos sobres significarían una de las partes más emotivas del show que duró casi dos horas. A mitad del espectáculo, la intérprete mencionó el detalle pero reveló que sólo uno de los más de mil sobres tenía un moño que lo distinguía y cuyo ganador podría subir al escenario a cantar Ojos Claros Labios Rosas con ella.
Una joven tímida con el pelo en la cara subió con Ely, pero no se atrevió a cantar pese a que la gente aplaudía y enloquecía con esta canción, con la voz y los movimientos sugerentes de la cantante que lució un vestido amarillo.
El público no podía contener la emoción de ver a su artista favorita de años cantando éxitos como Júrame, Por qué tendría que llorar por ti, Peligro, Quiéreme mucho y Mi Playa. Tanta fue la euforia en un recinto relativamente pequeño que cada que alguien se atrevía a gritarle “te amo”, el resto lo callaba.
“¡Son bien paleros!”, les dijo Ely cuando se dio cuenta de esto.
El concierto fue un recorrido por los éxitos de una de las cantantes mexicanas más reconocidas de los últimos años. Una voz que sólo necesitó de un pianista y luces de distintos colores para atraer la atención de sus seguidores y una voz que recordó que ya no es una jovencita de 20 años que escribe canciones con el sentimiento a flor de piel, sino una mujer de más de 40 “que debe pasarle la información a los más jóvenes, pero información real y no lo que pasan en los noticieros”.
Ely agradeció en todo momento por la carrera que sus fans le han dado, contó anécdotas de amores pasados, habló de que el país pasa por una situación complicada en la que se debe de “ponerse al frente de la batalla” pero también reconoció que ella “llora mucho y hace canciones jotillas” y, sobre todo, invitó al público a seguir la fiesta tras el recital que terminó con una dosis de guitarra acústica.
