Vicente Fernández se despidió de los escenarios como debía hacerlo. Fue una fiesta en la que hubo desde lágrimas y euforia hasta política.
La noche del 16 de abril de 2016 pasará a la historia como la última vez que el Charro de Huentitán dio un concierto de cuatro horas.
Alrededor de 85 mil personas llegaron puntuales al Estadio Azteca para despedir a Chente.
Fans de todo el país y del continente esperaban ansiosos el momento en el que el charro pisara el escenario decorado con un águila gigante que abrazaba toda la plataforma.
Fue puntual, el espectáculo comenzó a las 21:20 horas con el tema No me sé rajar, que llevó al intérprete a las lágrimas.
Entre el público estuvo su esposa, Cuquita, sus hijos Vicente Jr y Alejandro y sus nietas, así como personalidades de la música hispana como Río Roma, Edith Márquez y Maluma.
Vicente lleva 56 años de carrera y 76 de vida, pero su voz no envejece y tampoco su ímpetu.
“Mientras ustedes no dejen de aplaudir, yo no dejo de cantar, al cabo que esta es la última noche que canto”, y el público se entregó.
Muy pocos asientos habilitados quedaron vacíos, cuatro pantallas laterales y una principal iluminaron el escenario, sobre el que estaba el mariachi de Chente y su orquesta.
Afuera se quedó mucha gente que no logró obtener boletos, pese a que fue un concierto gratuito la Policía detuvo a un par de revendedores.
El único invitado de Chente en el escenario fue El Potrillo, con quien cantó un par de temas y le permitió interpretar otras en solitario.
“No va a cantar mucho, cuatro o cinco canciones, porque es mi despedida y no su debut”, dijo Chente.
Las fans, por su parte, llenaron el recinto de gritos y chiflidos para Alejandro Fernández, quien apareció vestido de charro.
“Te prometo, te juro que jamás voy a dejar morir la música mexicana en el alma, y la seguiré llevando a todo el mundo”, le expresó a su padre.
El alcohol fue protagonista entre los asistentes y el rey de la noche.
“¿Me regalan un aplauso para mi amigo Emilio Azcárraga y todos sus ejecutivos?”, pidió en agradecimiento al empresario de Televisa el haberle prestado el Azteca, y la gente le obedeció.
Sin embargo, la noche tuvo dos momentos cumbre: cuando retumbó el clásico El Rey y cuando el jalisciense le envió un mensaje a Donald Trump. Esto ocurrió a medianoche.
“Hay un méndigo candidato en Estados Unidos para lanzarse a la candidatura. Yo digo que el día que me lo encuentre le voy a escupir, le voy a decir todo lo que nunca le han dicho en su méndiga vida” y el estadio se encendió a gritos.
Unos minutos antes de la 1 de la madrugada, Chente cantó Volver Volver y su mariachi lo despidió con Las Golondrinas.
“El ídolo de México, el ídolo del pueblo, ahí lo tienen, denle el aplauso. ¡Vamos a despedirlo!” y, a cuatro horas de haber salido, Vicente Fernández abandonó el escenario.