Hubiéramos querido que nos invitara a la casa que habita en esta ciudad pero el lugar elegido fue la terraza del hotel Condesa DF, un lugar que por su decoración resaltaba la presencia de Adán, Amador, El Ídolo; al fin, Adanowsky. Cuando llegamos ya nos esperaba con una naranjada en mano, en algún momento de la plática perdimos la cuenta de cuántas veces le fue cambiado su vaso vacío por uno lleno. Él mismo bromeó: “gracias, pero me voy a vitaminar demasiado con tanto jugo”. 

Comenzamos con altas expectativas, esperábamos que nos contara todo lo que veríamos sobre el escenario de “La muerte de Amador”. Nada mejor que el misterio de no contarnos nada, de no saber, para llenarnos de curiosidad y querer estar ahí en primera fila.

A nuestra primera pregunta se limitó a contestarnos que no podía hablar de eso, que lo único que diría es que habría 40 personas en el escenario: “monstruos, gordas, enanos. Todo lo que no es “normal” estará en este espectáculo sorpresa, efímero”. 

Y nos previno: “Preparárense a ver algo que nunca han visto en México”.

¿De qué se trata La muerte de Amador?

Es un espectáculo que sólo se va a ver una sola vez. Va a ser grande, muy trabajado, voy a ensayar antes, estoy yendo al gimnasio todos los días, me estoy preparando. Hay un trabajo de elegir a todos los actores, tenemos citas todos los días. 

¿Por qué matas a Amador?

Yo estoy haciendo un personaje en cada disco. Como los quiero mucho y me amarro a ellos tengo que matarlos para pasar a otra cosa. Me parece una idea divertida, me parece un acto mágico: te desprendes de algo. Yo nunca seré lo mismo durante años. Para mí la muerte es una mutación, no un final, yo veo la muerte como a la carta del tarot, el arcano 13, como una transformación. Entonces voy a pasar a otra cosa, simplemente, pero ya no va a haber más Amador, ya se terminó.

¿Cómo se te ocurrió invitar a tu padre, Alejandro Jodorowsky?

Cuando hice “La muerte del ídolo”, yo puse en escena todo y funcionó muy bien, pero salí agotado. Estaba muerto, tuve que tomar vacaciones e irme lejos. Entonces, ahora que será el Metropólitan, un lugar mucho más grande, al que le caben 3,165 personas, será un trabajo mucho más grande.

Hay muchos más elementos en la puesta en escena, y entonces dije ¿quién es el único director loco –como yo– que podría ponerme en escena? Y dije: mi padre. Lo llamé, le dije que quería matar a mi personaje y le pregunté si quería participar. La idea le gustó. Escribí un guión, él empezó a corregirlo y a ofrecer cosas. Decidió que tomaría el avión y vendría a México y lo ensayaríamos todo y trabajaríamos juntos.

¿Hay un guión detrás?, ¿cómo se organizaron para armarlo?

Fui a Paris, lo hicimos juntos, trabajamos todos los días. Hemos detallado todo lo que vamos a requerir; por ejemplo, si hay un elemento de decorado, definíamos cómo iba a ser y lo dibujábamos. Con todo eso, viajé a México, busqué un asistente de producción –Arturo Malacara– y ahí con él estamos encontrando todo. Mi padre llegará, corregirá lo que no le gusta, dirigirá a los actores, hará los movimientos de escenario, etcétera.

¿Cuánto tiempo llevan ensayando?

Vamos a ensayar cinco días, aunque llevamos dos meses de preparación.

¿Vas a cantar sólo discos de Amador?

Cantaré las canciones de ese disco y vamos a ver si renace el Ídolo.

¿Por qué elegiste matar a Amador en México?

Este concierto, puesta teatral, ópera rock sólo se presentará una vez y  la única oportunidad de verlo será en México. Es aquí donde vivo y me daban ganas de tocar en el Metropólitan, porque mucha gente no pudo ver la muerte de El ídolo en El Lunario. 

México fue uno de los primeros países que me abrió los brazos realmente, no el único, pero sí uno de los principales. Me trataron de maravilla, es el mejor público del mundo. Entonces, no sé, quiero darle algo a este país porque siempre veo lo mismo: voy a un concierto, veo a una banda que toca, termina y se va y ya está. Quiero aportar algo al país. Algo de alegría, locura, que no sea convencional, que sea original.

¿Ya creaste al sucesor de Amador?

Ya, va a ser muy diferente. No esperen un folk sesentero como Amador, es completamente distinto, en la manera de cantar, de ser, de vestirse, de todo. 

¿Por qué esta necesidad de crear a tantos personajes?

Porque con ellos puedo expresar algo en mí que no puedo expresar en la vida corriente. Utilizo el arte para poder abrirme como ser humano, es mi aliado. Cada personaje es un aliado mío, algo que me sirve para explorar cosas. Por ejemplo, con el ídolo quería explorar mi sexualidad, mi chacra sexual y eso me sirvió. Ya lo tengo. Ahora, Amador era emocional, tenía dificultades en mostrar lo que yo era y él fue mi aliado para eso. Ahora estoy listo para amar, voy un  mes sin hacer el amor y estoy esperando a la mujer de mi vida, me estoy guardando para ella. No sé quién es pero estoy guardando mis energías para ella.

Cada personaje no es extranjero a mí, es una parte mía que se expresa. Soy todos esos personajes. Si el personaje es un terrible obsesionado decadente pues yo soy así también. Soy alguien que asume a esos personajes sin máscaras. No soy como los presidentes o políticos que se la ponen y dicen que son eso y que juegan a ser una máscara. Yo juego, pero lo asumo y lo digo. Por lo menos, soy honesto con lo que hago.

Platícanos algo más sobre el concierto

Será un espectáculo atemporal que no tendrá época pero estará ubicado en todas las épocas. Va a ser más como Movimiento Pánico que surrealismo, más loco, no va a haber límites. Cuando tuve el guión listo tuve una cita con abogados porque al leerlo se asustaron. Se sentaron enfrente de mí, éramos cinco en la sala, y empezaron a decirme: “Puedes hacer esto, pero esto no, porque hay menores de edad”, y yo les dije: “Pero no me puedo restringir, no puedo limitarme, lo voy a hacer”; y ellos: “No, no”.

Entonces llamamos, nos informamos con otros abogados  y finalmente me dejaron hacer lo que yo quería. Pero sí se asustaron mucho de que me pudieran meter preso o de que pudiera herir algunas almas sensibles. Pero no puedo limitarme; si me dan un escenario, es mi casa y ahí hago lo que quiero, ¿no? 

Está inspirado en las puestas en escena de Alice Cooper, las locuras de Marilyn Manson. Me gusta Phantom Of The Paradise, Bowie; Mandraque, el mago, Charles Chaplin.

¿Habrá sexo en vivo o algo así?

Hay gente que me viene a ver por primera vez, los menores de edad nunca antes habían podido venir a verme, por ejemplo. Antes mi show siempre había estado prohibido para ellos, pero qué importa, el sexo es universal, no es algo terrible; si es artístico es bello.

¿Qué hay sobre tu nuevo disco? ¿Ya lo tienes listo? 

Todo el concepto está en secreto hasta que salga a la luz. Ya lo empecé a grabar, me fui a París y lo grabé con una banda que se llama Gush, con quienes toqué durante cuatro años. Ahora están creciendo mucho en Japón, Francia y otros paises. Yo lo produje y ellos tocan en todo el disco. Ya están todas las canciones compuestas y todas están grabadas, falta terminar algunos detalles, grabar algunas voces, agregar algunos instrumentos que faltan.

¿Cuándo lo vas a lanzar?

En agosto o septiembre.

¿Qué te gusta del DF?

Los poetas en medio del caos. Hay gente muy sensible, muy buena, muy profunda y espiritual. A cualquiera le hablas de curanderos y no es algo raro para ellos, es algo normal, es lo que me gusta de aquí.

¿Qué te ha dejado esta ciudad?

Estoy muy solo aquí. Tengo unos amigos que siempre me dicen que estoy lejos, que siempre estoy observando todo pero que no hago parte del círculo, pero es que no me gusta ser parte de un círculo. Estoy mucho en mi casa escribiendo, viendo películas, leyendo, México está bien porque bueno en Francia no podía crear porque conozco a tanta gente, tengo tan buenos amigos que salgo todos los días y es una vida decadente. Aquí conozco gente pero estoy retirado, me puedo dedicar a mí, a mi arte. Entonces soy mucho más creativo desde que estoy en México.

¿Tienes algún restaurante favorito?

¿En el DF? Es que si lo digo todo el mundo va a ir. Sirven comida mexicana.

¿Tu zona favorita del DF?

Me gusta mucho ir a La Lagunilla los fines de semana y encontrar unos viejos vinilos. 

¿Cuál es tu peor manía?

Dejar mis calcetines en el suelo, no recogerlos. Nadie los recoge.

¿Tu peor defecto?

Nunca cambiar de zapatos y llevarlos hasta que ya estén muertos. Nunca cambio de zapatos, siempre llevo los mismos. Estos tienen un año y medio, me los pongo todos los días. En el escenario, todo.

¿Tu mayor ídolo?

Mi mayor ídolo, tengo muchos. No sé… ¿Quién podría ser? Mmh, a John Lennon le admiro su humanidad, su talento, su voz, su inteligencia. Me encanta el álbum Imagine. Hice Amador, muy inspirado de este disco.

¿Quién es la persona a quien más amas en el mundo?

Primero yo, para poder amar a los otros hay que saber amarse a sí mismo. Entonces yo. Soy mi mejor compañero. Y esto no tiene nada que ver con el ego, eh. Y después, no sé. Quién más- Pues es que somos una totalidad, yo soy los otros, los otros soy yo, somos parte de un universo. Somos el universo, entonces si me amo a mi amo a todos. Somos una globalidad. 

¿Con quién no te gustaría trabajar?

Con Lady Gaga.

¿Mexicano, francés o chileno?

No me siento de ninguna parte en realidad. Me siento yo mismo. Tengo cultura francesa porque nací allá pero hablo en español y me comunico en este idioma. No soy un país. Esa es una locura del ser humano, de poner límites con otro ser humano. Somos todos iguales. Lo del país es una estupidez. Nací en este mundo, en este universo.

Tipo de comida…

La peruana y la italiana.

¿Cuál es tu bebida favorita?

De beber, los jugos. Me encantan los jugos naturales. De arándano, durazno.

¿Cuál es tu peor vicio?

No bebo. Bueno, a veces, pero nunca bebo vino mientras como, ni cerveza ni tequila, ya no. No fumo. Antes era vicioso del sexo. Muy vicioso, no me podía impedir, si querían acostarse conmigo tenía que decir que sí. Y asi era, pero ahora ya no. Ya no tengo vicios, estoy siendo santo, poco a poco, monje.

¿Eso me dice algo de tu nuevo personaje?

Nada que ver, si supieras.

¿Qué ves en el DF?

Corrupción absoluta, pero no es sólo México, es el mundo entero. De ese, es una exageración de la corrupción, es decir, es real, es una inflación, pero es porque estamos viviendo en un sistema que ya no nos corresponde. Hemos evolucionado como seres humanos. Nuestra mente creció y estamos viviendo una vida de gente de 1950 y ya queremos pasar a otra cosa. Por eso hablan del fin del mundo, proque quiere un cambio, una transformación, por eso todo el mundo habla del fin del mundo, quieren una crisis, una revolución.

Adanowsky presenta La Muerte de Amador
Teatro Metropólitan
De $219 a $649
9 de marzo, 21:00 horas.