Música

La de los príncipes mexicas sería la boda del año, ¿no? Entonces, ¿por qué escatimar? Sí ya, el DJ es de ley para que los sobrinos adolescentes no estén jetones, pero nunca sobraría el cuarteto de cuerdas para la…

La de los príncipes mexicas sería la boda del año, ¿no? Entonces, ¿por qué escatimar? Sí ya, el DJ es de ley para que los sobrinos adolescentes no estén jetones, pero nunca sobraría el cuarteto de cuerdas para la hora de la cena –y si faltara un elemento, lo haríamos trío con música de los Panchos, que caray–, la marimba para la hora del viboreo, los norteños para abrir el baile y –¿por qué no?– hasta una banda para eso de las 10 de la noche, cuando la pista esté que eche humo. Y para cerrar con broche de oro: los mariachis. ¿Se imaginan al príncipe Guillermo con sombrero de charro y ya todo flameado?
 
Ah, y no olvidemos –como espectáculo de medio tiempo– al imitador de Juanga. En su caso tendría que ser imitador de Elton John, o algo así. O al mismo Elton John imitando a Juanga. Es la boda real ¿no?
 
Ahhh, y la música brasileña no puede faltar. Porque una boda sin un "Ay, ay caramba", es una boda sin ritmo. Y claro, los globos, el confeti y los zanqueros. No necesitamos banda en especial, porque grupo versátil que no domine estas rolas, ni siquiera es versátil. 

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