Si existe un perfil que encarna el carácter de empoderamiento y libertad que rodea al deporte, es el de Beba Guzmán, productora audiovisual y corredora urbana. Creció como apasionada del futbol, pero temprano se topó con los límites que suponía practicar un deporte acaparado por los hombres.
En la cancha por partida doble
“En mi época para las mujeres era bien difícil”, recuerda. “Y aparte iba en una escuela católica”. Terminó en la cancha por partida doble: jugó de manera recreativa y, ya sea como espectadora o trabajando, ha estado en casi todos los mundiales.
“A Qatar no fui. Soy mujer, soy gay. Estaba cero alienado a las Beba Guzmán cosas que creo y soy”. Curiosamente, el mismo futbol le llevó al running cuando participó en 2016 en La Carrera de la Liga, un extinto circuito de 8 km en la que los participantes llevaban playeras de equipos de fútbol.
“Dejé de jugar, me daba miedo lesionarme para no dejar de correr”. El resto es historia.
Representación femenina
Entre carreras locales y maratones internacionales, Beba se convirtió en una de las fundadoras de Dos Seis Uno (el número que usó Katherine Switzer, la primera mujer en correr el maratón de Boston), un grupo de corredoras que ha crecido a una comunidad de 2,500 mujeres que ya han dejado huella.
“Fuimos el primer equipo de mujeres mexicanas en hacer el Speed Project”, el ultramaratón que inicia en el muelle de Santa Monica y culmina 550 km después en Las Vegas.
“Correr se convirtió en una cuestión de representación femenina”. Para muestra, un botón: este año Beba regresará al exclusivo circuito (solo se accede por invitación) para documentar al equipo de seis corredoras rarámuris que competirán y que fue integrado por Dos Seis Uno.
“Se creía que las mujeres no podían correr un maratón y hoy corremos lo que se nos ponga enfrente”. Con tal apuesta, no hay duda de que el deporte también reivindica.
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