Desde hace al menos una década, cada febrero la Ciudad de México se convierte en la anfitriona de uno de los momentos artísticos más relevantes de la región: La Semana del Arte (Artweek, les gusta decir a algunxs). Esta compacta en apenas unos pocos días a una cantidad inmensa de artistas, galerías, coleccionistas, curadorxs, visitantes y exposiciones y en los últimos tres años, no solo el evento sino la ciudad en sí misma se han vuelto protagonistas indudables en el escenario artístico del mundo.
La Ciudad de México ha concentrado desde siempre el mayor número de instituciones culturales, de proyectos y agentes artísticos del país, pero esta burbuja interna parece haber estallado con una velocidad poco previsible entre tantas cosas inesperadas que sucedieron durante los años de pandemia: la flexibilidad (o subestimación) de las restricciones de COVID-19 19 atrajeron a nuestro país a una cantidad considerable de extranjerxs que descubrieron en la capital un entorno vibrante lleno de arte y un amplio entramado de galerías y espacios de exposición con carácter propio que no se encuentra en ningún otro sitio. Casi parece que solo se necesitaba que los ojos externos vieran lo que sucedía aquí para que nos reconociera todo el mundo.
Para que una escena del arte exista y madure como lo ha hecho la de la Ciudad de México, se tienen que sumar varios factores; es un ecosistema, vaya, y parte de este ecosistema es sin duda Salón ACME, nacido como una iniciativa de artistas para artistas (como los viejos salones de los siglos XVIII y XIX), pero ampliado y modernizado para ser una de las plataformas más valiosas del arte emergente en nuestro país. Este año, Salón ACME celebra 11 ediciones y estrena nueva dirección bajo el mando de Ana Castella, quien previamente fue curadora de la sección de Proyectos Invitados de la feria.
“¿Cómo vemos este momento del arte en México? Pues muy bien, obviamente, nos gusta, nos sorprende. Pero también nos sentimos muy listos para tener ese auge de públicos y creo que hay muchos factores que han llevado a posicionar a la Ciudad de México como un referente en el panorama de arte contemporáneo a nivel internacional porque la locación geográfica de México –no nos damos cuenta– es muy única y muy favorable a nivel global (…) y no solo es que compita, sino que tiene una identidad propia que se empieza a reconocer; creo que el mercado europeo lo ha visto desde un poco antes, pero ahora ya con los vecinos inmediatos, y también estamos hablando de Latinoamérica, que somos un punto de reunión para todo el continente”, señala Castella.
Salón ACME en la escena mexicana
“El papel de ACME ha sido hablarle a una generación de artistas, curadores y coleccionistas emergentes y creo que esa es una labor a la que ninguna feria había podido responder; como que su target había sido gente más educada, con medios, que no le teme al arte porque ya viene con cierta tradición, como coleccionista o como curadora. Lo que ha hecho ACME es volver el arte accesible, divertido, darle esta entrada a artistas que de otra manera estaría muy difícil que expusieran en las galerías o en las ferias ya consolidadas. Ahí no solo es un papel sino es una responsabilidad que vemos muy noble, muy abierta, muy democrática, muy fresca y que fomenta estas nuevas generaciones”, ahonda Castella.
El núcleo original de Salón ACME – la convocatoria abierta– recibe una enorme cantidad de solicitudes cada año y quienes resultan seleccionadxs conforman la exposición principal de la feria.
Este año, bajo la nueva dirección de Castella, habrá una atención especial a los visitantes: “que tengan un acceso rápido, amable, fluido e informado y no estoy hablando solo del boletaje o de invitados especiales, sino también del acceso a la información de las piezas; la idea es hacer un trabajo de mediación muy cuidado para comunicar, para que la gente se emocione con ellas y entienda el valor de que si tuvimos 1200 aplicantes y llegamos a 82, es que sí hay un proceso y mucha selección. Por último, también alinear el aspecto que diferencia a Salón ACME, que es un lugar donde la experiencia cuenta mucho, la hospitalidad, el factor de pasarla bien, gozar y comer algo rico, quedarte a la fiesta, que es importante en su identidad”.
¿Y qué significa ACME también para los artistas que participan en él? Cinco artistas seleccionados de la convocatoria abierta comparten sus opiniones. A todxs ellxs les pregunté porqué decidieron participar, cómo perciben el momento artístico en la Ciudad de México, su experiencia previa en Semanas de Arte y sus expectativas sobre la edición 2024.
ADELINE DE MONSEIGNAT (Mónaco, 1987)
El trabajo de Adeline de Monseignat se enfoca en la vida de entidades inanimadas, a través del estudio de la mitología, el simbolismo, el antropomorfismo y lo siniestro.
Conocí a la curadora y directora de Salon ACME Ana Castella durante mi exposición personal Skin to Skin en la galería Colector en Monterrey, y las charlas que tuvimos me dieron muchísimas ganas de tener la oportunidad de trabajar con ella. Veo que tiene una visión curatorial muy clara y ambiciosa, así que me alegro ya poder empezar ese proceso junto a ella.
Hay una verdadera efervescencia en la escena artística en la CDMX ahorita, con muchos diálogos y colaboraciones entre artistas, curadorxs, artesanxs, galeristas y coleccionistas, de donde están saliendo proyectos emocionantes y ambiciosos.
De lo que veo, año tras año, Salón ACME ofrece una oportunidad de ver directamente lo que está pasando en los talleres de artistas, una ventana secreta, por la cual en cada edición se siente la emoción de descubrir lo qué han estado haciendo lxs artistas durante un año a puerta cerrada. Nosotrxs artistas somos criaturas que necesitan hibernar para crear. Salón ACME se encarga de sacar todo lo que se creó a la luz del día.
La semana del arte es una muy activa, que ofrece muchos intercambios con gente que viene desde lejos para descubrir lo que está pasando aquí en México. Siempre me toma un mes retomar mi energía y concentración en el taller después de la Semana del Arte, porque la ciudad se pone en alta frecuencia, lo que es buenísimo para promover artistas, pero creo que lxs artistas mismxs trabajan mejor en baja frecuencia. Así que es esencial e indispensable tener ese balance entre las dos frecuencias para dar a luz a las obras y que después ellas se pongan en contacto con el público, no tanto lxs artistas, sino las obras mismas.
Los temas primordiales de mi obra y las cosas de mi vida cotidiana que alimentan mi práctica siempre han ido alrededor de la búsqueda del origen, incluyendo el origen nuestro dentro de la maternidad y de la fertilidad. Eso es aún más relevante ahora que me volví mamá hace dos años y medio y que ya estoy esperando a mi segundo bebé.
Tengo ocho meses de embarazo ahorita y mientras las células se multiplican en mi interior, hago collages con multitud de trozos de papel, como si fueran células humanas multiplicándose. Hay una correlación y sinergia evidente entre los dos procesos de creación que están pasando de manera simultánea.
Las piezas que estoy exponiendo en Salón ACME este año también vienen de una serie de obras que tienen que ver con la relación entre mi cuerpo y el de mi primer bebé, en ese contacto que se llama el Skin to Skin.
Espero que en esta edición mis piezas lleguen a crear conversaciones y revelen sentimientos personales sobre los temas evocados, y otros temas más personales al público. En realidad que las obras entren en diálogo con los que las van a ver y vivir.
COSA RAPOZO (Dolores Hidalgo, 1987)
Cosa Rapozo trabaja desde la especulación: una envoltura de lo común y corriente enfocada principalmente en civilizaciones saqueadas o desmoralizadas y sus relatos actuales.
Salón ACME se ha consolidado como una plataforma que presta atención a fenómenos latentes de la actual escena del arte, no solo de la ciudad sino también de las múltiples escenas fuera de esta. Entre los motivos más importantes para atender a la convocatoria de esta edición se encuentra la oportunidad de poner a dialogar mis intereses con los de otrxs artistas.
Mi postura siempre ha sido a favor de la incitación. Entiéndase la incitación desde un agente que reacciona frente a un estado de monotonía. Asimismo, creo que la incitación se alimenta mucho de la labor de especular. Como artista (y como agente incitador) es para mí prudente y sustancioso especular desde esas posturas que cuestionan lo habitual.
Entonces, el ecosistema en el que habito siempre puede aspirar a más en beneficio colectivo: más crítico, más respetuoso, más generoso, más comunicativo, más diverso, más etcétera. Salón ACME es un buen puente: es un agente catalizador que genera vínculos entre las diferentes figuras que habitan el ecosistema al que pertenecemos.
Mis experiencias relacionadas a la semana del arte siempre han sido muy variadas. Durante muchos años me trasladé de Guanajuato a la CDMX y fui asistente asidua a las actividades del itinerario. Después me mudé a la CDMX y, en plena pandemia, asistí a una edición inusual donde la posibilidad de contagio generó una convivencia dispersa y limitada. El año pasado sentí de golpe una cantidad desmedida de eventos y el vigor de la era del arte postpandemia.
Detrás de mi trabajo plástico existen reflexiones en torno a sociedades saqueadas y desmoralizadas, acontecimientos vergonzosos y –desde una perspectiva de género– arquetipos de figuras femeninas que abrazan elementos propios de una naturaleza salvaje. Generalmente en mi rutina diaria hay una idea que se hace predominante y me gusta que las personas con las que interactúo (directa o indirectamente) abonen información a esa idea que acontece a lo largo del día.
Me encantaría ser testigo de un sistema de engranajes en funcionamiento, es decir, que cada figura participante se enuncie como alguien que considera cumplir una función en particular. Asimismo, que en cada enunciación haya plena conciencia y uso de las facultades para que posteriormente participemos realizando recuentos y reseñas de lo que vivimos personalmente.
ILEANA MORENO (Ciudad de México, 1989)
La obra de Ileana Moreno se hace preguntas sobre los símbolos de la historia desde la estética festiva de la actualidad, y se alimenta de los materiales y las narrativas digitales, el lenguaje de las redes sociales. En Salón ACME presenta obra realizada en conjunto con el artista Urmeer.
Aplico cada año a la convocatoria de Salón Acme porque abre estos espacios. En esta ocasión pensaba que las piezas que hice en colaboración con Urmeer para un dúo show que tuvimos en verano podrían funcionar muy bien en el espacio en el que se desarrolla el evento, además de enfrentar a las mismas piezas a una experiencia íntima con un nuevo público.
El ecosistema artístico de CDMX ha crecido en estos años y me emociona que hay una mayor visibilidad y apoyo a artistas locales y emergentes. Creo que Salón ACME ha sido fundamental en este proceso porque su formato es distinto al de las ferias y permite una interacción dinámica entre artistas, curadorxs, coleccionistas y público interesado en el arte contemporáneo de la ciudad.
La Semana del arte es siempre emocionante pero también muy intensa porque hay mil cosas ocurriendo al mismo tiempo. También es un momento para compartir con amigxs y colegas que, la verdad, espero con muchas ansias.
Me interesa la historia principalmente, como un material desde donde generar ficciones o relecturas íntimas que puedan subvertir los relatos oficiales. Trabajo mucho con mitos y deidades mesoamericanas por sus significados a partir de los cuales voy tejiendo hilos hacia manifestaciones contemporáneas, ya sea a través de técnicas y materiales poco dignos para el arte o de la moda como el punk o el cosplay.
Creo que mi práctica se alimenta mucho del ánime, de los “trends” que veo en redes sociales, las revistas de arqueología, de materiales que veo en las calles o los mercados de la ciudad y de las relaciones entre el arte y el diseño actual.
Como cada año, me gustaría encontrar más propuestas de artistas mujeres y comunidad LGBTI+ en los espacios y ferias de arte contemporáneo local, además de proyectos emergentes.
NAPOLEÓN AGUILERA (Guadalajara, 1986)
Napoleón Aguilera trabaja con materiales y disciplinas artesanales, le interesa la idiosincrasia regional y recurre con frecuencia al humor o al doble sentido para pensar sobre los objetos y sus narrativas cotidianas.
Creo que la visibilidad y la libertad que Salón ACME proporciona a mi carrera fue la razón para participar en la convocatoria; cuando hablo de libertad me refiero al abanico de medios y temáticas que como artista se pueden explorar y el hecho de someter esos proyectos de manera independiente a un jurado especializado que cambia año con año es muy atractivo y retador, siempre existe algo de nerviosismo y adrenalina por saber si serás parte del programa. Eso sin dejar de lado la cantidad de conexiones que se generan en la feria. Ver las propuestas de otrxs artistas junto a mi trabajo también me parece emocionante.
El hecho de vivir y trabajar en Guadalajara y visitar la CDMX con regularidad siempre me genera una sensación de efervescencia constante, algo de rivalidad desmedida y mucha fiesta. No es ninguna novedad que artistas y agentes culturales de todo el territorio decidan mudarse a la capital para probar su suerte, lo que sí me llama la atención es el número de espacios y artistas internacionales que se asientan en la ciudad, esto desde mi punto de vista genera apertura para nuevas oportunidades, dinámicas y eventos y eso es increíble.
Ejemplo claro es Salón ACME, mucha de la gente que está detrás del proyecto es de Guadalajara y, de ser un evento de carácter casi local, ahora está posicionado a nivel internacional. Han sabido ajustar velas y actualizarse edición tras edición para asentarse como uno de los eventos satélite en la CDMX, a mi parecer su rol sigue siendo claro: una plataforma para mostrar la producción actual de una manera profesionalizada en el panorama del arte contemporáneo global contado desde México.
Mis experiencias anteriores han sido siempre positivas, muy exigentes, pero con mucha energía y caos conviviendo en un lapso muy corto. La información que hay que preparar y la logística para enviar y en algunos casos montar obra puede ser estresante. A eso se suma la cantidad de exhibiciones, espacios y eventos que muestran sus propuestas… es apabullante, simplemente es imposible ir a todo. También hay que recordar que en Guadalajara siempre hay eventos una semana antes, por lo que uno llega con las defensas bajas. Aun así, creo que es importante tener presencia, ver qué es lo que está pasando, saludar a lxs amigxs y disfrutar de la oferta cultural.
Los temas de mi obra son una búsqueda constante, aunque acepto que hay inclinación por ciertos contenidos y salidas afines dentro de mi cuerpo de obra como la fijación por la materialidad o la mano de obra artesanal. Más bien me gusta usar estrategias como el humor o el doble sentido para abordar temáticas tan dispares como las peleas de gallos, rumores que encuentro en la web, el argot criminal y últimamente la relación entre ciencia ficción y violencia.
El humor funciona como escape para cambiar el sistema de las cosas, crear nuevas narrativas y darme libertad para desafiar el uso de distintos materiales, incitar a los demás a mirar las cosas desde otra perspectiva es alucinante.
Libros, música, moda, fenómenos culturales, todo puede funcionar como detonante de mi curiosidad. Por ejemplo, uno de mis proyectos más recientes se titula Juego de villanos en el cual muestro pistolas de ciencia ficción talladas en basalto, les añadí cachas adornadas al estilo del crimen organizado en México que conseguí en el mercado negro.
El título del proyecto hace referencia al refrán popular “juego de manos es de villanos” usualmente usado cuando un niño no dimensiona el uso de la violencia física y sus consecuencias. Me interesa que estos objetos de apariencia inofensiva también puedan ser perturbadores, aunque no sea un chiste, el humor está presente.
En mis expectativas para esta edición de la semana del arte definitivamente está la de consolidar cada vez más mi carrera artística, divertirme y conectar con la gente que hace parte de este fenómeno cultural.
MAREK WOLFRYD (Ciudad de México, 1989)
El trabajo de Marek Wolfryd habita un espacio complejo donde se juntan los relatos históricos con los intereses económicos de la cultura, la historia y la sociedad.
Decidí participar en la Convocatoria de Salón ACME porque me parece una plataforma que reconoce la creatividad emergente como uno de los pilares de un ecosistema cultural y artístico saludable. El proyecto proporciona un espacio invaluable para este tipo de artistas, fomentando el desarrollo de un mercado que pone la vista sobre ellos. La oportunidad de compartir mi trabajo en un entorno tan influyente es muy grata, y estoy emocionado por la posibilidad de contribuir con esta comunidad.
Se ha observado en los últimos años un renacimiento comercial y creativo de la escena artística de la CDMX. Pienso que también estamos en una coyuntura de relevos generacionales. Es una escena con muchísima diversidad y experimentación. Creo que Salón ACME ha desempeñado un papel crucial en lo que respecta al mercado interno de la escena al proporcionar una plataforma para artistas emergentes y ligarlxs con nuevos coleccionistas. Esto ha creado un espacio donde la colaboración prospera y fortalece al sector. Su impacto ha sido notable al visibilizar estas voces desde momentos muy tempranos.
La Semana del Arte en la Ciudad de México cada año es distinta, depende mucho del nivel de participación en los eventos de la semana; algunas veces me involucro más como artista y a veces como público. Igualmente, intento ver la mayor cantidad de shows posibles. Eso es lo que me parece realmente importante. Es un gran momento para entender el panorama general de lo que se está produciendo en la ciudad.
Hay un par de temas principales en mi trabajo. Por un lado, me interesan los sistemas económicos y sociales que atraviesan el arte y la cultura y los cuales le otorgan valores determinados. Por otro lado, la investigación de relatos históricos en el contexto de la globalización y la relación de la identidad americana en esa trama. Al ser un artista que sostiene su práctica en la investigación, muy pocas situaciones de mi vida cotidiana atraviesan mi práctica. Algunas quizás son mis propias experiencias y observaciones que me acontecen como artista.
Lo que siempre me emociona es ver los proyectos más recientes y entender cómo crece la escena año con año. Igual siempre es emocionante visitar las iniciativas más jóvenes y el trabajo de lxs nuevxs artistas que comienzan a despuntar dentro de las nuevas generaciones.