No se habla tanto de él como de Diego Rivera, José Clemente Orozco o David Alfaro Siqueiros, pero sin Dr. Atl no hubiera podido existir ninguno de los grandes muralistas mexicanos. Y es que, literalmente, se trata del precursor y maestro de estos artistas.
Aunque es uno de los más grandes muralistas de la historia de México, en realidad se ha profundizado muy poco en el legado de Gerardo Murillo Cornado. Además, se suelen dejar de lado sus aportaciones a otros campos, como la vulcanología, la literatura y la política. Por eso, si todavía no conoces su historia, a continuación te contamos 10 datos que te sorprenderán sobre la vida de este importante artista.
1. ¿Por qué le decían Dr. Atl?
Gerardo Murillo Cornado nació un 3 de octubre de 1875 en Guadalajara, Jalisco. A los 21 años se trasladó a la Ciudad de México para estudiar pintura a en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Pronto, su talento lo hizo obtener una beca para estudiar en Europa. Sin embargo, en uno de sus viajes al viejo continente, su embarcación se vio atrapada en una tormenta que casi ocasiona un naufragio y le cuesta la vida. Sin embargo, al lograr sobrevivir, adoptó el sobrenombre de Atl, que significa “agua” en náhuatl. Posteriormente, pasaría a ser conocido como Dr. Atl tras obtener su doctorado en Filosofía.
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2. Fue maestro de Rivera, Orozco y Siqueiros
Durante su estancia en Europa, Murillo Cornado estudió Filosofía en la Universidad de Roma y Derecho en La soborna de París. Luego, regresó a México para impartir clases en la Academia de San Carlos, donde tuvo como alumnos a Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. De hecho, fue gracias a él que Diego Rivera pudo montar una de sus primeras exposiciones. En 1910 consiguió recursos para exhibir obras de muralistas mexicanos, incluidas las del futuro esposo de Frida Kahlo.
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3. Su activismo político
A pesar haber sido becado por el gobierno de Porfirio Díaz, Dr. Atl fue partidario de la Revolución Mexicana. De hecho, en la Academia de San Carlos se le conocía como “El Revoltoso” por incentivar a sus alumnos a ser insolentes e irreverentes, según contó el propio Rivera. Durante la lucha armada apoyó al movimiento de Venustiano Carranza y en su estancia en Europa hizo valer sus influencias para impedir que bancos franceses financiaran a Victoriano Huerta.
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4. La afición de Dr. Atl por los volcanes
Como ya se mencionó, Dr. Atl tuvo varias facetas. Fue filósofo, escritor y activista político. Sin embargo, sus dos contribuciones más conocidas son las que hizo al arte y a la vulcanología. Obsesionado con los volcanes desde niño, dio sus primeros pasos en el arte copiando paisajes montañosos y volcanes. Esa obsesión lo acompañó también como destacado artista. A su vuelta de europa se dedicó a pintar volcanes en México, entre los que destacan el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl y sobre todo el Paricutín. Para realizar sus obras, a veces recorría los volcanes a pie, mientras que en otras ocasiones los sobrevolaba en helicóptero.
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5. ¿Dónde encontrar las obras de Dr. Atl?
Por supuesto, no solo pintó volcanes. Dr. Atl también hizo retratos de su pareja Carmen Mondragón —Nahui Olin—, autorretratos y muralismo. Actualmente, sus principales obras se exponen en el Museo Andrés Blaisten, ubicado en Av. Ricardo Flores Magón 1, Tlatelolco, Cuauhtémoc. Asimismo, en el Museo Nacional del Arte se encuentran una serie de dibujos que el propio artista donó al acervo cultural de México.
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6. Creó sus propios colores
Además, por si quedara duda de su contribución al arte, Dr, Atl también creó sus propios colores e innovó en cuanto a materiales y técnicas de pintura. Tras experimentar el dibujo en papel decidió pasar a soportes menos inestables. No estaba satisfecho con la técnica de la encáustica, en la cual era necesario aplicar los pigmentos calientes, perdiendo la capacidad de hacer trazos rápidos. Por ello, desarrolló unas barras de color similares a los crayones actuales que fabricó con base en ceras, pigmentos y resinas. Murillo llamó a su invento Atl colors, mismos que dieron a sus obras un estilo original e inigualable.
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7. Sus contribuciones como vulcanólogo
La obsesión del artista por los volcanes también lo llevó a hacer grandes aportaciones a la ciencia. En Europa tomó clases de vulcanología y tras su regreso a México se dedicó a la observación de los volcanes, no solo para retratarlos, sino también para aprender de ellos. Uno de los volcanes a los que se mantuvo más cercano fue al Paricutín, descubierto en Michoacán en 1943 con un periodo de actividad de tan solo 9 años. Murillo observó al volcán desde su nacimiento hasta que quedó inactivo. Por supuesto, lo retrató en su icónica obra, llamada al igual que el volcán. Pero también publicó un libro con sus observaciones titulado Cómo nace y crece un volcán, el Paricutín, que a la fecha sigue siendo una de las obras más completas de la vulcanología mexicana.
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8. Iba a los volcanes en una pierna
En 1949 Murillo sufrió un cuadro de insuficiencia vascular, lo cual ocasionó que se le tuviera que amputar una pierna. Sin embargo, ello no impidió que continuará yendo a los volcanes para pintar sus paisajes.
9. La literatura de Dr. Atl
Por si fuera poco, Murillo también incursionó en la literatura. Entre sus obras literarias se encuentran: Cuentos de todos colores, Gentes profanas en el convento, Un hombre más allá del universo y Las sinfonías del Popocatépetl.
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10. Ganó premios nacionales
Por sus aportaciones al arte, la ciencia y la cultura del país, Dr. Atl ganó dos de los galardones más preciados que se otorgan en México. En 1956 el Senado de la República le otorgó la Medalla Belisario Domínguez, que se entrega a los hombres y mujeres más destacados por su servicio a la patria, Además, en 1958 ganó el Premio Nacional de Artes. Falleció en 1964 a punto de cumplir 89 años.