Sin novedad en el frente / Emilio Valdés
Galería Garash
Una serie de doce dibujos en mediano formato, que incluye retratos de miembros de su propia familia, animales, e iconos de la música y el cine. Es una reflexión sobre la relación entre violencia y cultura popular. A partir de pinceladas austeras y un trazo agresivo, el artista plasma la esencia de personajes como Dr. Jeckyll & Mr. Hyde (1931), Iggy Pop, Mark E. Smith y Travis Bickle (Taxi Driver 1976), entre otros, para mostrar la capacidad autodestructiva que el individuo infringe sobre su vida.
La nada y el ser / Colectiva
Fundación Colección Jumex
Se presenta la séptima interpretación del acervo de la Colección Jumex, bajo la curaduría de Shamim Momin, curadora adjunta del Whitney Museum of Art American. Exposición que reúne alrededor de 100 obras que exploran de diversas maneras, la condición de lo humano merced a conceptos como la ausencia, el vacío, la negación, el escepticismo y la fractura. El título alude al conocido texto de Jean-Paul Sartre, El ser y la nada (1943), aunque no de manera literal, pues invierte el título original como un punto de partida para seguir múltiples hilos de la práctica artística contemporánea.
II Revisión de artistas / Colectiva
Galería EDS
Con el tema de consumo como eje central, esta muestra, presenta obras de Plinio Avila, Emilio Chapela, José Alfredo Elias, Sandra Valenzuela, Damian Ontiveros, Christopher Ho. Desentrañan la palabra “consumo” como acción y efecto de consumir o gastar. Hoy más que nunca, al enfrentarse el mundo a una crisis global, podemos observar con más certeza que los modelos económicos que prometían bienestar y tranquilidad continúan fallando. Tal vez uno de los aspectos primordiales dentro de estos modelos es en definitiva el consumo.
La destrucción del sastre
Galería 13
Horacio Cadzco forjó un pacto temporal entre su cuerpo y su obra, decidiendo confeccionar un traje bajo sus propias especificaciones, mismo que usaría durante un año completo. El artista usó el traje de enero a diciembre del 2005. No bañarse, no rasurarse ni cortarse cabello ni uñas y quitándoselo únicamente para dormir, fue parte de su propio compromiso. Así, el traje, tanto en su relación íntima como pública fue una especie de lienzo o depósito de hechos y humores corporales. Metáfora del cuerpo mismo que durante el registro del proceso de uso en un espacio temporal: un cuerpo/traje, pacientemente portó las heridas diarias, mismas que terminaron con la
desintegración de su vida útil. Aquí las nociones de arte y vida se
fusionaron en una jornada continua que terminaría con la muerte simbólica del artista.