Al sur de la ciudad se ubica un impresionante templo para el arte prehispánico: Hablamos del Museo Anahuacalli, el cual fue vislumbrado por Diego Rivera como una Ciudad de las Artes y como su más importante legado para nuestro país. Si quieres saber más sobre este recinto chilango, quédate a conocer todo sobre su arquitectura, diseño y exposición permanente.
Así nació el Museo Anahuacalli
Durante más de 30 años, Diego Rivera se dedicó a reunir una impresionante colección de figuras prehispánicas. Todas ellas, provenientes de distintos puntos de México, eran llamadas “El Idolaje” y constituían una de sus principales aficiones junto a la pintura y el muralismo.
Con el paso de los años, el artista fue concibiendo un espacio en el que habitara su colección precolombina y que también fungiera como centro cultural para las nuevas generaciones. De este modo, tras regresar de un viaje por San Francisco en 1941, emprendió la construcción de esta obra monumental.
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Con el propósito de construir una granja, anteriormente Rivera había adquirido con Frida Kahlo unos terrenos del Pedregal de San Ángel, donde alguna vez hizo erupción el volcán Xitle. En este paisaje de capas de lava solidificada y de flora desértica, el muralista vislumbró su proyecto en perfecta armonía con el entorno y con la misión de proteger aquel ecosistema.
Para iniciar el proyecto, Diego Rivera invitó al arquitecto Juan O’ Gorman a unirse a su diseño. En ese entonces, O’ Gorman seguía las corrientes de arquitectura orgánica, por lo cual se adaptó perfectamente a las ideas del muralista, quien buscaba que el Anahuacalli se integrara con el paisaje y que tomara como referencia la cosmogonía prehispánica.
Tras el fallecimiento de Rivera el 24 de noviembre de 1957, el Anahuacalli continuó en construcción bajo la batuta de Ruth Rivera, su hija, así como de los arquitectos Juan O’ Gorman y el poeta Carlos Pellicer. Gracias al apoyo financiero de Dolores Olmedo, la construcción finalizó en 1963 y se inauguró en 1964 con la premisa de su creador: “Devuelvo al pueblo lo que de la herencia artística de sus ancestros pude rescatar”.
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Un vistazo a la colección del museo
En el Anahuacalli —cuyo nombre en náhuatl significa “casa rodeada de agua”— podemos conocer de cerca la interesante faceta de Diego Rivera como coleccionista, quien, a lo largo de su vida, reunió miles de figuras a través de la compra, el intercambio y los obsequios (cuando todo ello era permitido por la ley).
Es así como la colección del recinto supera las 45 mil piezas, de las cuales 2 mil forman parte de la exposición permanente. A lo largo de las 23 salas que componen el museo, podemos conocer la riqueza artística de civilizaciones precolombinas como la teotihuacana, olmeca, tolteca, nahua, zapoteca y del noroeste del país.
Cabe destacar que el Anahuacalli no ofrece un orden arqueológico de sus piezas; por el contrario, aparecen a la vista sin cédula explicativa (tal como lo dispuso Rivera), con la finalidad de que sus espectadores encuentren el valor estético que poseen, tal como una obra de arte actual.
En sintonía con las figuras, el edificio de piedra volcánica obedece al estilo de las culturas prehispánicas; por ello, cada esquina del recinto posee alguno de los cuatro elementos con sus respectivas divinidades: Chicomecóatl (diosa del maíz) para la tierra; Ehécatl (dios del viento) para el aire; Huehuetétol (dios del fuego) para el fuego; y Tláloc (dios de la lluvia) para el agua.
Asimismo, la planta baja nos remite al Inframundo y va ascendiendo a través del mundo terrenal en el primer piso (en el espacio llamado Estudio de Diego Rivera); dentro de estos espacios, la arquitectura se combina armoniosamente con las piezas de exhibición y con los mosaicos que adornan los interiores. Finalmente, en la cima te espera una terraza que ofrece una espectacular vista al paisaje pedregoso de la zona.
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Una Ciudad de las Artes en el corazón del pedregal
Aunque la colección de piezas prehispánicas constituye el corazón de este sitio, lo cierto es que el Museo Anahuacalli tan solo forma parte de un plan denominado “Ciudad de las Artes”. Este proyecto de Diego Rivera buscaba conjuntar una serie de edificios y plazas que invitaran a la población a sumergirse en la riqueza artística popular.
En efecto, la Ciudad de las artes debía conjuntar un museo de arte mexicano, un local de exposiciones permanentes y una plaza de mil metros para representaciones escénicas. A su alrededor habría un espacio destinado a talleres de comunidades artesanas, museos de arquitectura, música y danza, además de foros para conciertos, teatro y cine. Todo ello en armonía con el terreno del Pedregal.
Aunque el proyecto no pudo concretarse en su totalidad, el Anahuacalli se ha convertido en el hogar de numerosas expresiones artísticas contemporáneas, así como un punto de encuentro para todo el público interesado en tomar cursos y talleres.
Asimismo, el lugar cuenta con una impresionante zona ecológica de 46 mil metros cuadrados. Aquí suelen realizarse recorridos guiados (cuando las circunstancias sanitarias lo permiten) para dar a conocer sus plantas originarias y diversos pozos de agua.
¿Cuándo realizar tu visita al Museo Anahuacalli?
Para que te lances a visitar este sitio, te contamos que se encuentra abierto de martes a domingo y que puedes comprar tus entradas en taquilla o desde su sitio oficial. Si no tienes la oportunidad de asistir, entra a su recorrido virtual a través del siguiente enlace y sorpréndete con su belleza y riqueza artística.
Dónde: Museo 150, San Pablo Tepetlapa, Coyoacán.
Cuándo: Mar-Dom, 11:00 a 17:30 h
Cuánto: $80 general ($35 estudiantes y docentes; $20 INAPAM, primarias públicas y Preescolar; $100 personas extranjeras; gratis menores de 6 años).
¿Ya conocías la historia del Museo Anahuacalli? No lo pienses más y aprovecha tu siguiente día libre para realizar tu visita. Antes de que te vayas, te invitamos a echarle un ojo a: 7 plazas y parques de San Ángel para dar el rol al aire libre y sin gastar lana.