La Última Casa: envejecer con dignidad

El libro de Arantxa Urretabizkaia es una reflexión sobre la vejez desde una perspectiva novedosa, huyendo de clichés habituales.

En el programa Vamos Tranqui, con Gina Jaramillo, platicamos con Arantxa Urretabizkaia sobre su libro La última casa, que plantea una reflexión sobre la vejez desde una perspectiva novedosa, huyendo de clichés habituales.

¿De qué trata La última casa?

En el libro, la protagonista es una mujer en busca de su última casa, un refugio para el tramo final del camino. Una finca en Hendaya (una comuna francesa) llama su atención y en ella centrará todo su empeño.

Su vida no ha sido común y tampoco lo serán los esfuerzos que habrá de realizar para hacerse con esa vivienda. Una andadura en la que, rodeada de vecinxs que se espían mutuamente, fantasmas, amistades y decisiones del pasado se entremezclan con vivencias actuales.

Sin ser un thriller o una novela negra, en La última casa hay gestos que parecen salidos de una película de misterio —un cadáver, disfraces, pelucas, falsificadores, vecinos vigilantes— que ayudan a crear una atmósfera y un ambiente especiales y que añaden otros colores al relato.

La última casa y la reflexión sobre la vejez

“Estamos ante un hecho indiscutible. Es la primera vez en la historia de la humanidad que una generación entera atraviesa completa la frontera de los 80 años”, dice Arantxa Urretabizkaia, quien decidió escribir este libro para reflexionar sobre la necesidad de llegar a esa edad y poder transitar una vejez digna.

Para la autora, es posible inventar formas nuevas de envejecer, pues ya haberle ganado unos 20 años más a la vida ha sido un logro que no se debe desaprovechar. Y justo el libro habla de una de estas opciones para pasar esos últimos momentos de la vida.

Si te perdiste la entrevista y quieres verla completa, te la dejamos aquí:

Escucha en vivo a Gina Jaramillo en Vamos Tranqui de lunes a viernes, de 11:00 a 13:00 horas, en Radio Chilango (en tu radio, por el 105.3 FM, y en nuestro canal de YouTube).

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