Del 27 de septiembre al 27 de octubre, el Museo Franz Mayer será el escenario de La mirada fija. Esta exposición sin precedentes ofrece un acercamiento íntimo a la visión de los cinefotógrafos mexicanos.

Organizada por la Asociación Mexicana de Cinematografía (AMC) en colaboración con EFD Studios, esta muestra promete ser una ventana al alma de aquellos que, a través de la lente, cuentan historias que trascienden la pantalla.

¿Por qué ir a ver La mirada fija?

La mirada fija es una exposición que muestra el trabajo y la creatividad de los cinefotógrafos que forman parte de la AMC. De acuerdo con Diana Garay, copresidenta de la asociación, esta agrupa a cinematógrafos que demuestran excelencia en su campo; y la exposición es una prueba de su compromiso por ser más incluyentes y abiertos. No necesariamente verás fotografías de las cintas que han hecho, pero sí verás arte en su trabajo: es el ojo de los fotógrafos que están haciendo las películas y series del momento en México.

La exposición presenta el trabajo de 49 directores de fotografía, cada uno con una imagen que encapsula su visión personal. Estas fotografías, que van desde lo íntimo hasta lo universal, provienen de diferentes rincones del mundo, incluyendo Nueva York, Europa y México. A través de estas obras, La mirada fija nos permite adentrarnos en la perspectiva única de cada cinematógrafo, más allá de lo que vemos en sus películas.

Entre los artistas destacados en esta muestra se encuentran figuras clave de la cinematografía mexicana. Verás fotografías de Alejandro Cantú, conocido por su trabajo en Los demonios del amanecer; así como de Jerónimo Rodríguez-García, director de fotografía de películas como Un buen divorcio, El juego de las llaves, y El día que todo cambió. También está presente Ximena Amann, cuya cinematografía en Sujo ha sido ampliamente reconocida.

La AMC, que se dedica a promover el trabajo de los autores de fotografía cinematográfica, ve en esta exposición una oportunidad de mostrar cómo estas mujeres y hombres convierten ideas en imágenes que impactan visualmente, pero también mueven emociones profundas.

Esta exposición es, en esencia, un vistazo al alma creativa de la cinematografía mexicana. Se trata de una invitación a detenernos y apreciar el movimiento que se esconde en cada imagen fija.