Alejandra Ambrosi toma el escenario del Foro Lucerna con Hilos, un monólogo que promete sacudir corazones y conciencias. La obra, escrita por Abi Zakarian y codirigida por Ambrosi y Gabriel Mata-Cervantes, llega a México después de recibir el Scotsman Fringe First Award en Edimburgo, destacando por su poderosa narrativa y su capacidad de generar un impacto emocional duradero.
La obra, originalmente titulada Fabric, sigue la historia de Ema, una mujer cuya vida ha sido despojada de todo: su dignidad, su carrera, su círculo de apoyo y sus sueños.
En una sociedad que parece exigir perfección y conformismo, Ema intenta reconstruir su vida mientras enfrenta los recuerdos de una relación devastadora que la llevó al límite de sí misma. A través de su relato, la protagonista nos invita a explorar los complejos y dolorosos hilos que entrelazan el amor, la violencia, el poder y la sumisión en el contexto de una sociedad patriarcal que frecuentemente mira hacia otro lado.
Alejandra Ambrosi lleva sobre sus hombros este monólogo con una intensidad emocional que desafía al público a sentir el peso de cada palabra, de cada mirada y de cada gesto. Su interpretación de Ema nos conecta con la fragilidad humana frente a las estructuras de poder y control que tan frecuentemente sofocan a las mujeres en sus propias casas.
Como ella misma describe en una entrevista con Chilango, la obra tiene como objetivo ser una plataforma para el diálogo y la reflexión: “El teatro tiene el poder de tocar corazones y transformar más allá del escenario”, comentó Ambrosi, quien a lo largo de su carrera ha sido defensora del poder del arte como herramienta de cambio social.
El relato de Ema comienza con una historia aparentemente ordinaria: el inicio de una relación amorosa, los pequeños roces con la madre de su novio, las primeras señales de incomodidad que se ignoran o minimizan.
Sin embargo, lo que empieza como una pequeña tensión doméstica, rápidamente escala en una espiral de abuso emocional y físico. La violencia que Ema vive no es aquella que muchas veces se idealiza en las noticias o en los relatos sensacionalistas; es una violencia sutil, cotidiana, que se infiltra en los espacios más íntimos: una palabra hiriente aquí, una mirada despectiva allá, un insulto disfrazado de preocupación.
Zakarian y Ambrosi logran capturar la complejidad de la violencia de género, recordándonos que no siempre se trata de golpes o agresiones físicas evidentes. La violencia puede ser tan intangible como el control sobre el cuerpo, la manipulación emocional o la imposición de culpa por decisiones tan personales como la vida sexual dentro de un matrimonio.
“Ema se siente violada por su propio esposo”, narra Ambrosi en uno de los momentos más devastadores del monólogo, revelando cómo la violencia no siempre llega de manos de un extraño, sino que puede estar dentro de nuestras propias relaciones más cercanas.
Hilos, una obra para tomar conciencia sobre la violencia de género
Una de las grandes fortalezas de “Hilos” es que no se limita a contar una historia trágica; la obra desafía al público a confrontar su propio papel dentro de esta realidad. En una escena particularmente conmovedora, se hace evidente que la responsabilidad no recae únicamente en el agresor, sino también en una sociedad que perpetúa los roles de género, el machismo y el silencio cómplice. El público es llamado a actuar, a no ser solo testigo, sino a participar activamente en el cambio que tantas mujeres necesitan.
El montaje en el Foro Lucerna complementa perfectamente la atmósfera íntima que “Hilos” busca crear. Sin grandes artificios, la puesta en escena deja que la voz de Ambrosi resuene en el espacio, invitando a los espectadores a sentirse parte de su mundo, de sus luchas, y de sus intentos por “tejer” de nuevo su vida después de haberla visto desmoronarse. El escenario, austero pero simbólico, con hilos que cuelgan del techo como representación de los lazos invisibles que nos atan a tradiciones y expectativas sociales, actúa como un personaje más en esta historia.
Además de su poderosa narrativa, “Hilos” también ofrece una herramienta tangible para el cambio. En la entrada al teatro, los asistentes reciben un “violentómetro”, una guía que permite identificar los diversos niveles de violencia en una relación. Desde insultos y celos hasta agresiones físicas, el violentómetro busca sensibilizar al público sobre el hecho de que muchas veces normalizamos comportamientos tóxicos sin darnos cuenta del daño que pueden causar a largo plazo. Es un recordatorio de que la violencia no siempre viene en forma de un golpe o un grito, sino que puede estar disfrazada en el control, los celos, y las expectativas irreales impuestas por la pareja o la sociedad.
10 mujeres son asesinadas diariamente en México
Esta obra llega en un momento especialmente relevante en México, donde la violencia de género sigue siendo una crisis alarmante. Según datos de la ONU, entre 9 y 10 mujeres son asesinadas diariamente en el país, víctimas de feminicidios. Las estadísticas nos recuerdan que la realidad que se presenta en el escenario de “Hilos” no es ficción; es la vida diaria de muchas mujeres que viven atrapadas en relaciones abusivas, invisibles a los ojos de quienes deberían ayudarlas.
Hilos es, en definitiva, una llamada urgente a la reflexión y la acción. La obra nos deja con una sensación de incomodidad, de preguntas sin respuesta, y de la necesidad de revisar nuestros propios comportamientos y los de quienes nos rodean. Pero también deja una puerta abierta a la esperanza: la esperanza de que, como Ema, todas las mujeres puedan encontrar la fuerza para romper los hilos de la opresión y reconstruir sus vidas.
Lugar: Foro Lucerna. Lucerna 64, Juárez.
Funciones: Hasta el 17 de diciembre, todos los martes a las 20:30 h
Precio: $500
Instagram: @hilos.teatro | @laambrosi