La visión del mundo que Eyel plantea a través del graffiti se
encuentra sumida en la sordidez y la degradación absoluta y sin embargo es por
ello que resulta también una de las más imaginativas y fascinantes.
A manera de una critica sobrecargada de humor negro encara la
disfuncionalidad de una era regida por el abuso electrónico, las religiones extraterrestres,
el culto a la imagen por sobre todas las cosas y la felicidad para cretinos.
Durante el día, Eyel oculta su verdadera identidad bajo el nombre de Noe Ortíz,
un joven diseñador gráfico recién egresado enfocado principalmente al stop
motion y a la ilustración.
¿Dónde encuentro arte de Eyel?
Sobre Insurgentes norte, a la altura de la estación del metro 18 de marzo, Lindavista