Evanfelino: Pelos, mimos e inspiración | Portafolio ilustrado

Ana ha regresado a su natal Tucumán, Argentina, después de siete años en tierras chilangas, donde se convirtió en Evanfelino, proyecto que la descubrió como ilustradora, con el que afianzó su estilo y se convirtió en una referencia gráfica…

Ana ha regresado a su natal Tucumán, Argentina, después de siete años en tierras chilangas, donde se convirtió en Evanfelino, proyecto que la descubrió como ilustradora, con el que afianzó su estilo y se convirtió en una referencia gráfica gatuna. Sus gatos comen ramen, fuman y levitan en el imaginario de lxs fans de los michis. 

“Cuando regresé a Argentina sentía que no me había ido y que seguía trabajando allá. Yo no ilustraba antes de ir a México, dibujaba muy poco, y, tal cual, Evanfelina es mexicana porque ahí nació”, comenta Ana, quien, ahora de regreso en Argentina, busca incursionar en la práctica del tatuaje, después de que varios amigxs y seguidorxs le han hecho saber que, de hecho, ya muchas de sus ilustraciones se han quedado en su piel.

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Los gatos, la inspiración de Evanfelino

Evanfelino cuenta que en 2016, acompañada de su pareja, el ilustrador Mariano Orell, pasó del diseño gráfico a la ilustración. Además, descubrió en los gatos la inspiración que luego la llevó a incursionar en el mundo editorial con el libro Vale miau la vida (Grijalbo, 2020) y a diversificar sus ilustraciones. Lxs chilangxs podemos encontrarlas en papel (prints en serigrafía, en el taller 45 Grados del maestro Negrete), pins, stickers, ropa, bazares, exposiciones y expos de arte y diseño. “Eso es una parte muy divertida; me va bien en México: a la gente le gusta mi trabajo y a mí me encanta hacer cosas que sean bien recibidas”.

Además del dibujo digital, el proceso editorial y la próxima incursión en el tatuaje, Ana ha explorado otras posibilidades de plasmar a sus gatos que comen ramen, como el acrílico sobre papel e impresión sobre tela. La serigrafía sobre papel y su proceso manual es una de las técnicas de impresión en las que más destaca su trabajo. 

“No podría vivir sin gatos”

Bubu da una vuelta y reaparece en escena. Ana reconoce que esa gata mexicana que se mudó con ella y Mariano a Argentina es su debilidad. Aunque a veces haga composiciones con varios gatos, siempre la ubica, siempre aparece de improviso, como cuando brinca a la mesa de trabajo de Ana.

“Me divierte ponerlas en mis ilustraciones. No sé si la gente las encontrará, pero justo comencé a hacer grandes composiciones inspiradas en el desfile japonés Yokai, que tiene muchos fantasmas, monstruos y espectros. Ahí aparecieron muchos felinos extraños. Me encantan estos personajes, que veces se repiten en distintas poses. Y como infiltrados, mis gatos. La verdad es que no podría vivir sin gatos”, concluye.

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