En el mágico mundo de la literatura mexicana, existen libros que marcaron generaciones enteras y aún lo siguen haciendo. Por eso, no es de extrañar que la famosa novela de Pedro Páramo de Juan Rulfo haya logrado salir de sus páginas y saltar al mundo del streaming.

Tras 69 años de la publicación de Pedro Páramo, novela que cuenta la historia de un joven que busca a su padre en el pueblo de Comala tras la muerte de su madre, la película, dirigida por el cinematógrafo Rodrigo Prieto, es recibida con gran emoción por parte de aquellas personas que apreciamos el realismo mágico y las transportaciones oníricas que contiene. 

Pero la magia de esta historia no proviene solo de sus entrañables personajes, que ahora podremos ver interpretados por personas de carne y hueso. Su encanto también emana del renovado interés por averiguar sus orígenes, lo que nos llevó a conocer uno de los lugares más importantes para la creación de Pedro Páramo: el edificio de la CDMX que la vio nacer. 

Pedro Páramo nació en la CDMX

Antes de producirse como una película y alcanzar la fama mundial que ahora tiene, la novela de Pedro Páramo nació en un modesto departamento en el centro de la CDMX, antes Distrito Federal (DF). Ahí, Juan Rulfo llevó a cabo su proceso creativo en compañía de su esposa Clara Aparicio, protagonista de las famosas cartas de amor que Rulfo le dedicó durante su noviazgo y que tiempo después fueron publicadas. 

“Juan Rulfo. Aquí vivió y escribió su novela Pedro Páramo”, dice una placa de color negro ubicada en la esquina superior izquierda de la entrada al número 84 en Río Tigris, alcaldía Cuauhtémoc. La leyenda no es muy grande, por lo que podría pasar desapercibida ante los ojos de cualquier transeúnte si lleva demasiada prisa o si no es lo suficientemente curioso. 

Pero este no es el caso de las personas amantes de la literatura de Rulfo. 

Rulfo habló del campo y de los encantos de Comala a través del primer departamento de la planta baja de este edificio. Aunque el afamado escritor vivió en diversos espacios de la CDMX, como la colonia Juárez, este departamento es emblemático no solo porque aquí se creó Pedro Páramo, sino también porque fue el hogar de Rulfo y Clara después de casarse en 1947, según algunos historiadores. 

Así, entre el asfalto, los coches y los grandes edificios de la gran Ciudad de México que Rulfo nunca terminó de amar, nos enseñó las maravillas de vivir en tierras altas y verdes, rodeadas de ambientes oníricos de un México antiguo, agrario y lleno de sombras desde las cuatro paredes de su estudio. 

El fantasma de Rulfo permanece en el #84 de la alcaldía Cuauhtémoc 

El legado de Juan Rulfo permanece tanto en su literatura, como en los fantasmas que dejó tras de sí en los espacios que habitó. Tal es el caso del edificio número 84 que historiadores, estudiantes, escritores y fanáticos de su obra visitan cada tanto.

“Han venido personas de muchos lados, ayer vino un historiador justamente”, comentó a Chilango con amabilidad el actual inquilino de este departamento (quien prefirió omitir su nombre), y nos dejó pasar a su actual hogar. 

El inquilino, un hombre delgado, de tez morena y voz amable, está acostumbrado a las visitas recurrentes de personas curiosas de la vida y obra de Rulfo. También nos compartió el entusiasmo que le provoca saber que ahora reside en un lugar histórico para la cultura y la literatura mexicana:

“La verdad sí me siento orgulloso y motivado de vivir aquí. Saber que uno de los escritores más importantes de México caminó, durmió y vivió en el mismo lugar que yo, me hace sentir honrado “, dijo con emoción. 

Además de la placa exterior, en el interior del departamento queda un último fantasma: una placa con su nombre, el último vestigio de su paso por ese lugar. 

Ahora, la fachada de este edificio cuenta con paredes blancas y rojas, un portón metálico pintado de un rojo quemado y el número 84 del mismo tono en la parte superior. Un lugar por demás común para muchas personas, pero no para aquellas que saben que aquí vivió Juan Rulfo, uno de los escritores de habla hispana más importantes de la historia. 

Por Luz Cecilia Andrade