Se estima que La Ilíada fue compuesta entre el siglo VIII y VI a. C. Tantos años después la obra sigue siendo revisitada, ahora desde una perspectiva feminista.
El teatro como manifestación artística está profundamente vinculado con el cuerpo. Así también, las experiencias femeninas se encuentran siempre atravesadas por las corporalidades. Contra Ilíada: Cantos apócrifos, dirigida por Violeta Luna, aborda las complejidades, los dolores y los gozos de ser mujer en México.
La literatura clásica ha sido fuente de inspiración para un sinfín de autores desde el inicio de los tiempos. De manera particular La Ilíada representa una de las formas en las que la oralidad y el imaginario colectivo de una cultura se volvieron canónicos, eventualmente plasmados en el papel. Sin embargo, el texto atribuido a Homero, como tantos más de la época, se sostiene en una visión sumamente masculina de la cultura antigua. Las acciones performativas de Contra Ilíada responden a esta falta de representación por medio de la contraescritura.
Como nos comparte Beatriz Luna, una de las actrices principales de la pieza, “el arte y quienes lo producen tienen una gran responsabilidad en las manos, es a través del él, del pensamiento sensible, que se llega a profundizar en la mente de las personas, es por eso que los grupos en el poder se han valido de este para instaurar el orden mundial”.
La Ilíada, siendo un texto fundacional de la cultura occidental, ayuda a instaurar y perpetuar el pensamiento patriarcal, el deber ser de hombres y mujeres, estableciendo estereotipos que colocan los valores atribuidos a los varones por encima de las cualidades de las mujeres.
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Una contraescritura ubicada en México
Los primeros cantos de la adaptación parten de un supuesto bastante sencillo: la vida no ha cambiado tanto para las mujeres desde tiempos homéricos. A partir del canto, el video, la actuación y el performance, la compañía busca “presentar una visión de la realidad que vivimos y pensar juntas y juntos qué podemos hacer para dejar de establecer estas relaciones tan violentas, tan desiguales e inequitativas”, como nos cuenta Beatriz Luna.
Ubicada en el contexto de México contemporáneo la obra sigue la estructura original de La Ilíada, dividida en cantos. Así, esta nueva versión coloca a Casandra, Hécuba, Andrómaca, Briseida y Pentesilea en la modernidad, tomando el rol de mujeres que abrazan su sexualidad, que viven como amas de casa, que se preguntan si su cuerpo es verdaderamente suyo.
Una equipa de mujeres
Con la dramaturgia de Sara Pinedo, la música y entrenamiento de Sarmen Almond, la dirección de Violeta Luna, la iluminación de Sandra Hernández, multimedia de Miriam Romero, asesorías de María Luna, Juana Inés Luna, acompañamiento en objetos de Ana Yáñez y producción de Beatriz Luna y Moserrath Brenes, así como con un elenco conformado por Beatriz Luna, María Luna, Iazúa Larios, Patricia Loranca, Sarmen Almond y Miriam Romero, Contra Ilíada es una obra y performance creada desde la experiencia de múltiples mujeres. Ellas encaminan a la audiencia por el museo conforme avanzan los cantos para terminar al aire libre, con una denuncia y homenaje para las madres buscadoras mexicanas, pero también a las mujeres de la audiencia, a las que ya no están, a las que estarán.
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¿Cómo ver Contra Ilíada?
Podrás encontrar esta pieza teatral en el Foro del Dinosaurio del Museo Universitario del Chopo hasta el 3 de abril, los jueves y viernes a las 8 pm, sábados a la 7 pm y domingos a las 6 pm. Podrás conseguir tus boletos de manera presencial en la taquilla del museo de jueves a domingo de 11:30 am a 6 pm o en el sitio web del museo y el costo es de $150 para el acceso general y $75 para estudiantes y maestros, UNAM e INAPAM.
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