La imagen de unas pachonas e inofensivas bolas de pelusamascando ramas de bambú rebota en la cabeza cuando se trata de pandas. Un ejércitode snipers concibe decididamente locontrario sobre estas dóciles bestias.
Aaron Martin, mejor conocido por osos salvajes como AngryWoebots, tuvo una tierna infancia en la calurosa isla hawaiana de Oahu. Sutrecho cambió cuando un amigo suyo hurtó un librito titulado Spray Can Art by Henry Chalfant & JamesPrigoff a su hermano mayor.
Entre rimas, hip hopy aroma de aerosol, pasó su juventud y años posteriores entre el sur deCalifornia y Las Vegas. Un buen día preparaba todo lo necesario para una pintaen vivo en un poetry slam. Andabainspirado en elefantes o cualquier criatura de proporciones monumentales. En suboceto rugía un oso grizzly, pero la falta de pinturas y colores lo marginaronal blanco y negro. Pintó una cholla de panda gigante y al final del show un tipo se le acercó incisivo conel fin de adquirir ese inmenso panel de madera. Multitudinariamente se dejóvenir una manada de furibundos y salvajes mamíferos de antifaz negro a loslienzos de Aaron, abriendo paso al proyecto Angry Woebots.
Conocido de este a oeste por sus pandas —repetitivos tal vez,pero cada uno lleno de emociones y manifestaciones onomatopéyicas— Aaron Martinno se limita. Domina sin bacilar las dimensiones urbanas del graffiti y el custom de juguete de vinyl o todo objeto que le pongan frente a suchata nariz: de sus repetidas colaboraciones con Kidrobot y Silent Stage a susintervenciones sobre muebles y machetes oxidados.
Su medio focal se establece en el acrílico sobre madera. Unareducida gama de colores engendran detallados trazos. Descomunales mamíferos gruñenfuribundos.
A la fecha, “Angry Martin” comanda Army of Snipers (marca ocúmulo de todos sus planes) además del colectivo Pocket Full of Monsters. Estáobsesionado con Star Wars y a la menor provocación se disfraza de Ewok.