Batman le dio la inspiración. Su padre la disciplina. Años
de entrenamiento curtieron sus facultades. Pero sólo Kate Kane misma sabe el
porqué de su inquebrantable sentido del deber en la guerra contra el crimen.
Ella es Batwoman, flamante protectora de Ciudad Gótica, y
combatiéndola en cada renglón de su todavía joven carrera de justiciera, el
loco culto conocido como Crazed, la pondrá al limite de sus facultades.
Liderados por una desquiciada dama llamada Alice por callejones inhóspitos,
planean hacer de Gótica un carnicero país de las maravillas.
¿Acaso la justiciera nocturna lidia con una batalla que no puede ganar? Su
indescifrable contrincante le tendrá preparada una expedición por sus miedos
más profundos. Todo lo que Kathy creía en su vida será cuestionado.
La pluma del maestro moderno del suspenso Greg Rucka y el caleidoscópico arte
de J.H. Williams III sacan a flote los grumos y demonios internos de la
criatura nocturna, extraídos de sus cloacas y tuberías internas.
Una implacable visión del triunfo, el trauma y la naturaleza del heroísmo,
reencarna en una versión mordaz y ahora lésbica de la defensora de capa roja y
melenas color mandarina.
Lo que comenzó en los cincuenta como un idilio romántico del encapuchado para
desdeñar cualquier malentendido sobre su relación con Robin, concluyó en un
personaje con identidad propia, saturado de rasgos particularmente oscuros
como corazón de su narrativa. Un
montón de ingeniosos gadgets y un bunker
secreto debajo de su casa suministrados por su padre —un ex coronel de la
armada estadounidense— personaje fundamental en la estructura, hacen de Batwoman: Elegy un laberinto noir.
Quien mejor que Rucka, uno de los novelistas premiere de DC en la última década, para
descifrar a cualquier personaje del universo del caballero de la noche. Su trabajo
en Gotham Central lo condujo al
Eisner por Mejor Historia.
Nadie mejor para tomar las riendas artísticas que un viejo
conocido del embozado murciélago. Desde sus comienzos en los terruños del
cómic, J.H. Williams III cosechó atención gracias a su artesano oficio en
títulos como la intrincada Chase, la
inteligente Promethea y el propio Batman.
Rucka y Williams saben perfecto lo que hacen. Ingeniosamente, utilizan recursos
mágicos para reconstruir recónditas inquietudes de la mujer quiróptero,
fraguándonos un inesperado desenlace.
Katherine Rebecca Kane resalta como otro personaje más de la
pluma de Rucka, con incontables rasgos fantásticos pero por naturaleza tan
creíbles y complejos como nosotros lectores.