En “Feministlán”, Karen Villeda escribe sobre feminismo. Puedes leer su columna quincenal acá. En esta entrega: los mil y un orgasmos femeninos y por qué necesitamos hablar más de ellos.
La opresión sexual hacia las mujeres es milenaria. La culpa siempre ha sido de nosotras porque, según el catolicismo, Eva mordió la manzana y eso condenó a Adán (¿?). Esa misma historia sustenta prácticamente todas las religiones y con ella nos quieren hacer creer que valemos menos que los varones. ¿Para qué? Para dominarnos en todos los aspectos, empezando por nuestro cuerpo. Nuestra sexualidad, de lo más íntimo que tenemos, es oprimida todo el tiempo. Si no nos reprimen, entonces nos cosifican.
En 2018 la directora suiza Barbara Miller lanzó #Female Pleasure, que habla de lo que ella denominó “la injusticia más vieja del mundo”. Este documental sigue la vida de cinco mujeres que cuestionan las estructuras patriarcales que nos someten. Aparecen la escritora alemana-estadounidense Deborah Feldman, quien cortó lazos con la comunidad jasídica (judíos ultraortodoxos) en la que creció en Brooklyn; la psicoterapeuta y activista social Leyla Hussein quien, al nacer en Somalia (donde el 98 por ciento de las mujeres y niñas han sufrido la extirpación parcial o total de sus genitales externos según Naciones Unidas), fue víctima de mutilación genital femenina; y la artista japonesa Rokudenashiko quien, debido a su obra artística inspirada en los genitales femeninos, ha sido encarcelada por la ley de censura existente en su país. También sigue a la filósofa alemana Doris Wagner, quien sufrió abuso sexual en un convento; y a la india Vithika Yadav, quien se dedica a la educación sexual en su país donde el sexo es prácticamente un tema tabú.
En serio creo que conquistar nuestro derecho a la autodeterminación de nuestra sexualidad es lo que nos llevará a una relación igualitaria del placer entre nosotras y los varones. Ellos tienen muchos más orgasmos que nosotras. ¿Por qué? Porque la manera en la que concebimos las relaciones sexoafectivas está alejada de nuestro derecho a nuestro placer gracias a la socialización en la que se nos enseña que “las mujeres no sentimos deseo o tenemos envidia del pene (gracias Freud)” o “la satisfacción del macho es lo más importante” o “la represión” o etcétera. Existe la brecha del orgasmo y para terminar con ella debemos superar al horrendo patriarcado. Es lo que estamos haciendo. Hay muchos proyectos que nos ayudan a repensar nuestro placer sexual, como OMGYES, pero lo más importante es romper el silencio y DIALOGAR SOBRE ESTE TEMA sin excluirnos a nosotras mismas en la conversación.
En pleno siglo XXI hay niñas (casi bebés) cuyos genitales están siendo mutilados, hay adolescentes (casi niñas) presas por abortar. Es terrible porque, mientras sucede este horror, nos engarzamos en un rollo inerte que niega las experiencias sexuales (placenteras y/o traumáticas) de otras mujeres por discutir si nuestro orgasmo es vaginal o clitoriano o teórico o feminista (como ocurrió hace poco en Twitter). De entrada, no hay un orgasmo en singular. No es uno solo. Recuerden que son MUCHOS orgasmos femeninos porque somos multiorgásmicas. (Bueno, fisiológicamente lo que es el orgasmo-orgasmo sucede en el cerebro con los estímulos que le pongan al mil a cada quien, ¿ok?). Pero mientras nosotras peleamos, los hombres siguen dirigiendo el mundo y haciendo que éste colapse un poco más cada segundo (recordemos la frase de Kate Millet: “Ellos gobiernan, nosotras amamos”).
Como escribe Emily Nagoski en Come as You Are: “Estoy cansada de vivir en un mundo en el que a las mujeres se les miente sobre sus cuerpos (…) donde las mujeres están entrenadas desde el nacimiento a tratar a sus cuerpos como el enemigo”. Yo también estoy cansada, pero hay que seguir dialogando y, sobre todo, insistiendo en la urgencia de una educación sexual que sea, como señala Peggy Orestein en su TED Talk, “un debate abierto y honesto sobre lo que sucede tras el sí y hablar (…) sobre la capacidad y el derecho de las mujeres al placer sexual”.
Las opiniones expresadas por nuestros nuestros columnistas reflejan el punto de vista del autor, que no necesariamente coincide con la línea editorial ni la postura de Chilango.
Si te gustó esta columna sobre los orgasmos femeninos, lee otras de Karen Villeda:
2009-2019: una horrenda década para ser mujer
La fosa de agua de Lydiette Carrión