Fundada hace poco más de un año, Minerva Editorial es un sello que surgió de la necesidad de dos amigos por compartir sus lecturas con el resto del mundo. Se trata de un proyecto producto de la amistad entre Alberto García Grillasca, quien se encarga de la formación, el diseño y el arte de los títulos, y Santiago Hernández Zarauz, responsable de la curaduría editorial.
A la fecha cuentan con tres títulos publicados. Está Las palabras y las imágenes, de Verónica Gerber Bicecci, el cual forma parte de la colección Lápiz, y que busca ser el compañero ideal de todo lector al ofrecer un formato portátil y un contenido que pueda leerse en cualquier lugar de forma “ágil y placentera”, al incluir textos breves e ilustraciones.
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También, como parte de la colección Ínsula, están Diario de viaje a Italia por Suiza y por Alemania (1580-1581), de Michel de Montaigne, en el que el filósofo y escritor francés relata, por ejemplo, su visita a la Biblioteca del Vaticano, y Andanzas por Alemania e Italia (1842-1843), primera edición en español de este compendio de cartas que Mary W. Shelley escribió mientras acompañaba a su hijo y otros estudiantes universitarios en un viaje por estos países.
El sello —que tiene como referencia editoriales como El Equilibrista, Almadía, Impronta Editorial, Dharma Books, Elefanta Editorial, Los Libros del Zorro Rojo, Gallimard, Anagrama, Cent Pages, Eterna Cadencia, Acantilado, Sexto piso, Pepitas de Calabaza, Tumbona, Niños Gratis y Fitzcarraldo—, prepara para este año el lanzamiento de “nuevas colecciones que darán lugar a generosas lecturas y atrevidos experimentos para continuar esta aventura por el océano de las letras que es Minerva, y estamos seguros de que nuestros atentos y avezados lectores serán bien recompensados con tales atrevimientos”, según García Grillasca.
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Mientras que sobre su intención de trabajar con los libros como objetos de colección, el propio Alberto G. Grillasca dice: “La idea de que nuestros libros sean físicos, apela a las sensaciones y emociones que se detonan cuando una persona entra en contacto con el objeto. El olor, la tipografía, la caja de texto o los materiales, sirven como puente para ir creando una atmósfera de lectura, misma que provoca que los libros sean más de los lectores que de nosotros mismos y que, por eso, se les considere como ‘coleccionables’”.
Como una singular rareza en tiempos en los que las novedades editoriales desbordan las mesas de las librerías con nombres de autores noveles y con títulos que hablan sobre un presente que todavía no comprendemos, Minerva Editorial apuesta por formar un catálogo personalísimo que, más allá de responder “a las necesidades del mercado”, sirva como pretexto para abrir la conversación hacia otros temas y permita a los lectores conocer otros tiempos y otros mundos.