En “Feministlán”, Karen Villeda escribe sobre feminismo. Puedes leer su columna quincenal acá. En esta entrega recordamos a científicas que hicieron Historia y fueron olvidadas debido a la misoginia y el sexismo en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Hace cinco años, en 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. El objetivo es que los gobiernos (se y nos) eduquen y sensibilicen respecto a la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia para que tengan una mayor participación en estos ámbitos: hay que impulsar a las niñas a seguir carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), visibilizar el trabajo que hacen las científicas y, sobre todo, promover la igualdad de género en el ámbito científico-tecnológico. La UNESCO denuncia que a las mujeres se les paga menos y publican menos que sus pares, por lo que no progresan como los varones; además de enfrentarse a una cultura laboral permeada por la discriminación. Y eso es en la actualidad, pero antes… Muchas científicas fueron borradas de la Historia y ese anonimato es culpa del patriarcado. Un caso reciente: a Jocelyn Bell Burnell, que descubrió los púlsares en 1967, le insistían sonriente para la foto (“Look happy dear, you’ve just made a discovery!”) y, en lugar de enfocarse en su impresionante carrera, la interrogaban acerca de su vida amorosa. ¡Y El Nobel de Física de 1974 se lo dieron a sus colegas varones por el descubrimiento que ella hizo! Sexismo.
En las primeras páginas de Sabias. La cara oculta de la ciencia, la autora Adela Muñoz Páez, química española, señala que: “Invisibles para los sabios y para el resto de la humanidad, mujeres de todas las civilizaciones han buscado el conocimiento desde los albores de la historia: sacerdotisas sumerias, oradoras griegas, matemáticas alejandrinas, monjas de la época de las Cruzadas, súbditas del rey Felipe II, artesanas de los poderosos gremios alemanes del siglo XVII, salonnières francesas de antes y después de la Revolución, astrónomas alemanas e inglesas del siglo XVIII, físicas polacas de finales del XIX, químicas españolas de antes de la Guerra «Incivil», cristalógrafas inglesas y bioquímicas italianas.”
Aquí les comparto algunas microhistorias de científicas que hicieron Historia pero fueron olvidadas debido a la misoginia y el sexismo. Es momento de nombrarlas a ellas y a sus contribuciones y, así, hacerles justicia.
Mary Somerville
Mary Somerville, cuyo padre no la apoyaba (“debemos ponerle fin a esto, o tendremos a Mary en una camisa de fuerza uno de estos días (…) se volvió loca por estudiar la longitud”), observó la órbita de Urano y eso condujo al descubrimiento de Neptuno en 1846.
Ellen Gleditsch
Ellen Gleditsch, quien trabajó en el laboratorio de Marie Curie desde 1907 hasta 1912, fue una pionera de radioquímica: ella demostró la existencia de isótopos.
Mignon Talbot
Mignon Talbot fue la paleontóloga estadounidense que, en 1910, encontró los únicos restos fósiles conocidos del dinosaurio Podokesaurus holyokensis.
Henrietta Leavitt
Henrietta Leavitt, en 1912, encontró la cinta métrica para medir el cosmos y eso hizo que Edwin Hubble, con el telescopio espacial que lleva su apellido, descubriera el universo está en constante expansión.
Hedy Lamarr
Hedy Lamarr, durante la Segunda Guerra Mundial, realizó un sistema de comunicación secreto cuya técnica es la precursora del wifi.
Barbara McClintock
Barbara McClintock, en los cuarenta, fue quien descubrió y describió el proceso de transposición de elementos del genoma. Le dieron Nobel de Medicina en 1983… con treinta años de retraso.
Adele Goldstine
Adele Goldstine fue la primera programadora de la ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer). Ella, junto con Jean Jennings Bartik, Betty Snyder Holberton, Kathleen McNulty Mauchly Antonelli, Marlyn Wescoff Meltzer, Ruth Lichterman Teitelbaum y Frances Bilas Spence, se encargó de programar esta máquina… Cuando aparecían en las fotos al lado de la ENIAC, se les consideraba modelos y se les llamaba “Refrigerator ladies”.
Elizabeth Bugie Gregory
Elizabeth Bugie Gregory es la verdadera descubridora de la estreptomicina, el antibiótico usado contra la tuberculosis. Su nombre no aparece en la patente porque “algún día se casaría y tendría una familia” y alguien más se llevó el Premio Nobel de Medicina en 1952 que le correspondía.
Ángela Ruiz Robles
Ángela Ruiz Robles, además de innovar la educación, hizo una enciclopedia mecánica… precursora del libro electrónico.
Y podría seguir pues la lista es larguísima pero ya las estamos rescatando. En este sitio web de Google Arts & Culture pueden encontrar más nombres. ¡Es hora de recordarlas!
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