Tania López era una niña chilanga que, como la gran mayoría de los niños, tenía al dibujo entre sus pasatiempos predilectos. Dibujar, poner atención a lo que la rodeaba y volver a dibujar. Si alguno de sus compañeros o alguna clase de la escuela requería de alguien que dibujara, Tania alzaba la mano y se aventaba la chamba.
El tiempo pasó y por fortuna para ella y para nosotros, Tania no dejó de dibujar, sino que se aferró y mantuvo esa habilidad entre sus repertorio hasta convertirse en la ilustradora TaBe Comicz, quien desde hace ya unos cinco años engalana los internets con sus creaciones profundamente chilangas.
Un rasgo distintivo del trabajo de TaBe –fan declarada del ilustrador José Quintero– es la tremenda capacidad que posee para retratar postales de la Ciudad de México, pero de ESA Ciudad de México profunda y sin maquillaje: la que huele al aceite de los tacos de suadero y las humeantes ollas de esquites y elotes y suena a las llantas de un coche sobre pavimento mojado.
La principal herramienta de esta ilustradora criada en el barrio de la Doctores y ahora residente la Portales, es su talento para observar la ciudad. A donde va, se graba los detalles y situaciones que hacen peculiar a la urbe. Porque visto desde sus ojos, hasta un puesto de comida sin un gramo de glamour es portador de un aura especial, como aquella vez que en medio de la espesa oscuridad de una calle, un puesto de tortas donde una pareja de enamorados cenaba, se atravesó ante sus ojos como la luz al final de un túnel.
Salvando las distancias, TaBe explica que los artistas de anime japoneses, quienes recrea detalladamente sus propias ciudades, han sido una de su inspiración para ver sus calles. “Justo noté que en México casi nadie estaba retratando así a la ciudad”, cuenta.
Son escenas y objetos típicos de la tierra chilanga los que pueblan sus imágenes: un microbús y un taxi destartalados en medio de un entorno postapocalíptico (“porque ¿cómo se vería el fin del mundo en la CDMX?” se pregunta), solitarios puestos de tacos o tortas abandonados por la pandemia o hasta recuerdos de la infancia de TaBe, como aquel de las fiestas familiares donde solía juntar las sillas para dormir en lo que las cumbias cañoneaban desde las bocinas.
“Soy muy anecdótica, añoro mucho el pasado. Se me da mucho la nostalgia y cuando recuerdo algo así, lo ilustro”, cuenta la creativa de 33 años.
Entre los planes de TaBe se encuentra el realizar un comic de ciencia ficción o hasta una serie animada, “pero eso es un proceso más lento, porque no es algo que domine, aunque sí está entre mis intenciones abarcar comic y animación”, puntualiza.
Por ahora puedes seguir su trabajo en sus redes sociales, encargarle una comisión y, si tienes el chance, hasta invitarle un cafecito en su cuenta de Patreon para que pueda seguir creando estas atmósferas chilangas tan singulares.