Chilango

Tickling, la nueva forma de darle al gozo

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Ver películas por las noches, empiernados, con una buena pizza de pepperoni con mucho queso. Ah, felicidad. Todo esto seguido de una buena plática, carcajadas y sobres: sexo, mucho sexo. Parece como la cita perfecta, llena de endorfinas y todo aquello que nos venden por todos lados. 

Y bien, ¿por qué no juntar unos cuantos cosquilleos con el sexo? Sí, combinar ambos es una de las últimas tendencias en el sexo y se le conoce como tickling.

¿Y en qué consiste?

Son cosquillas eróticas que se hacen durante el jugueteo previo. Porque la neta… eso de irse directo al mete y saca no es la onda, hay que chambearle un poco y ésta es una buena idea. El cuerpo es el límite, no hay una zona definida como la ideal, aunque claro, las zonas erógenas por excelencia como el cuello, los senos o la entrepierna pueden ser una cancha oficial para practicar el tickling.

Todo se basa en el contacto físico. Una vez que ya están entrados en gastos, el sexo se convierte en una sencilla, pero a la vez intensa consecuencia.

Pero… ¿no que las cosquillas fueron usadas como tortura hace mucho tiempo?

Sí, bueno, no se azoten. Se trata de que a la pareja también le guste. El punto es que reduzcan el nivel de estrés a través de las risas y de los lazos que se produce a través de una práctica que ambos disfruten. Porque si no le late a alguno, pues esto no chambea.

¿Cuándo es bueno realizarlo?

Una buena manera de comenzar a practicar el tickling es cuando uno de los dos está como fiera. Unas cuantas cosquillas que liberen tensión, besos, sexo oral y manos a la obra. También se pueden valer de juguetes sexuales que les ayuden como un vibrador o unas plumas que recorran suavemente el cuerpo. 

Ahora bien, si a sus parejas les late, pueden vendarse las manos o atarlas a algún lugar y comenzar con esta práctica. Finalmente ustedes serán quienes les rasquen para terminar con el cosquilleo.

¿Y de dónde viene?

Bueno, pues todo esto del cosquilleo lo definieron unos psicólogos llamados G. Stanley Hall y Arthur Allin. A la que nosotros nos referimos es a la también llamada gargalesis, que son cosquillas enérgicas que conducen a la risa y que se produce por estimular zonas sensibles en el cuerpo. Sí, hasta científica es la onda ésta.

Así que no sean tímidos a la hora de comenzar una nueva sesión de cosquilleos con su pareja, van a ver que lo van a disfrutar bastante.

¿Le van a entrar?