Chilango

¿Por qué nos gustan tanto los senos?

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Cuando somos pequeños, ese par es nuestro sustento. Conforme vamos creciendo, las gomas adquieren otro sentido. Por algún extraño motivo son el delirio y la perdición de muchos. Y lo mejor de todo es que hay toda una variedad de artículos que nos ayudan a ensalzarlas: ropa interior, escotes pronunciados o discretos. Todo esto hace que uno fije (sin querer queriendo) la mirada en ese curvilíneo punto.

Melones, sandías y limones son el delirio de muchos. Pero, ¿por qué diablos nos atraen tanto? ¿Qué es lo que las hace tan peligrosamente seductoras? Aquí te decimos las razones meramente científicas que explican esta atracción fatal.

La explicación freudiana

Ya saben, siempre aparece Freud para explicar el comportamiento humano. Una de las teorías es que el pecho de la madre es el primer objeto sexual de un niño, por tanto, se convierte en un punto paradigmático del amor. Esto, en realidad, a muchos nos podría sonar un poco dañadito, siendo que en la actualidad las mujeres luchan por desvincular esta visión sexual de los senos de la mujer cuando dan pecho a sus hijos. Porque, finalmente, los niños sólo están comiendo. O sea, ¿quién diablos se tapa la cara al comer una hamburguesa? Nadie. Pues lo mismo debería pasar con la lactancia materna.

Muchos no comparten esta idea, por lo que se ha buscado una explicación basada en la evolución y no tanto en teorías de represión sexual.

Calando el terreno

Otra teoría, publicada en The Royal Society, asegura que los hombres fijan su mirada en este punto pues quieren evaluar el nivel de fertilidad de la mujer. Sí, algo muy básico y primitivo. Cuando leemos esto nos imaginamos a los hombres mirando esa zona y después los vemos agitando sus manos contra sus pechos para gritar que han encontrado a la mujer indicada para procrear. 

Entre más grandes, ¿mejor?

Una investigación realizada por Viren Swami y Martin J. Tovée, estudiosos de las Universidades de Westminster y del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Newcastle, revela que el tamaño de los pechos sí importa para los hombres. 

¿A qué se debe esto? Bueno, pues resulta que si son más generosos y abundantes, significa que la mujer puede tener acceso a más recursos de supervivencia. Como son una reserva de grasita, ellos creen que quienes tienen unas teclas monumentales podrían superar cualquier temporada de escasez y buscar más recursos para superarla. Bien comodinos ellos.

Finalmente, la más sensata

Todas estas ideas suenan un poco disparatadas. Sin embargo, el psicólogo Larry Young, de la Universidad de Emory, ha dado una explicación que nos resulta, quizá, la más razonable.

Vayamos por partes. La mujer a la que no le guste que le toquen las bubis, que tire la primera piedra. Es un lugar muy socorrido a la hora de calentar motores y de darle al juego previo. Esto se debe a que al estimularlas se produce oxitocina, también conocida como la droga del amor. 

Cuando la mujer está lactando y se produce esta hormona, enfoca TODA su atención al pequeñito que está comiendo. Pasa lo mismo con los hombres. Cuando ellos las tocan, besan o acarician, no sólo incrementan la excitación sexual de sus chicas, sino que también logran que se fortalezca la relación entre ellos. ¿Quieres que tu pareja caiga redondita contigo? Enfócate en sus delanteras.

Otra cuestión importante por la que los hombres sienten fascinación por las bubis es que al tener relaciones de forma horizontal, tienen acceso ilimitado a ellas. Y su instinto les indica que deben estimularlas para conservarlas.

Así que ya saben, ya sea que les gusten grandes, que tengan cuestiones sin arreglar con sus mamitas o que simplemente les gusta aterrizar en ese sitio para darle alegría al cuerpo de sus chicas, las chichis serán por siempre un sitio de culto y dicha para hombres y mujeres.

¿A ustedes por qué les gustan?

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