¿Eso qué es?

La supervivencia de la especie no acaba el día que nace un hijo y la naturaleza nos incita a seguirá acariciándonos. La psicología sabe desde hace décadas que un niño poco tocado será un adulto con dificultades de dar y recibir afecto. Estudios más recientes como el del terapeuta estadounidense Phyllis K. Davis (autor de El poder del tacto) han detectado que la estimulación táctil del bebé aumenta su habilidad general y su capacidad de aprendizaje. De mayores las personas sin miedo a tocar y a tocarse muestran mucha más empatía y más identificación con lo que sienten los demás. Esta comprensión mutua de lso sentimientos es la base de muchas terapias sexuales.