Hotel Ambos Mundos
Por: Juan Manuel Camacho
Cuando llego, el servicio en la recepción deja mucho quedesear: a pesar de que presume de cuatro estrellas (éste es hotel, no motel)pero no tiene estacionamiento privado ni garage individual. De inmediato mepercato de que aquí cualquier plan top secret puede morir en el intento.Mientras espero a que llegue el elevador (que tarda mucho), echo un ojoalrededor, esperando no toparme con nadie. El pasillo es extenso, alfombrado ydecorado con imitaciones de pinturas impresionistas en las paredes. Por finllego a mi suite, que lleva el nombre de Vincent, haciendo tributo al famosopintor. Percibo el familiar aroma a encerrado y a usado, aunque el espacio esagradable. Sin embargo lo sexy llega en forma de enormes espejos frente aljacuzzi de mármol. Ya sé dónde me tocará el mero momentito candente. Calibro lailuminación (la sensualota es la tenue), y dudo entre poner música cachonda uoptar por el cliché, una clásica peli porno.