Chilango

¿Cómo vencer los complejos en la cama?

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Suben las escaleras. Él abre la puerta de su departamento y entran intempestivamente. Besos, abrazos, tiran todas las chivas que están sobre el sofá. La cosa avanza muy bien. Cuando llega el momento de quitarse la ropa: horror. Piensas: mis lonjas, ese lunar horrible que tengo en la espalda, o peor aún, los problemillas estéticos que tengo en el ala sur.

Así que para evitar enfrentarte ante un inminente oso, detienes la acción. Finges que te llaman por teléfono de forma urgente y huyes despavorido/a de la escena. El otro se queda a medias y, obviamente, nunca más te vuelve a hablar.

Calma, ¿para qué tanto brinco si el suelo está tan parejo? Seamos realistas: todos tenemos complejos derivados de defectos físicos o simple percepción personal. Pero la neta: todos venimos fallados, lo único es que unos lo saben disimular mejor y hacen pasar desapercibidos los defectos.

Pero si aún así no logras superarlos, aquí te damos algunos consejos:

Un kilo de cadera no es cadera

Te metes en tus mejores jeans, usas una camisa (o una blusa) que disimule a la perfección esos kilitos que te zampaste en Navidad. A la hora de la hora, no hay nada que lo disimule. Intentas ocultar de manera discreta la lonjita que se asoma indiscreta, pero… no hay escapatoria.

Bah, relájense. Siempre es mejor que haya de dónde agarrar y si hay en exceso, pues simplemente pon manos a la obra para bajar esos kilitos de más. 

¿Y si no doy el ancho?

La industria del sexo nos ha planteado a mujeres inagotables y a sementales con penes enormes que duran y duran y duran… La cruel realidad suele ser muy diferente. A veces nos echamos un tiro que dura 5 minutos y otras tantas, más de media hora. Depende de muchos factores: condición física, nivel de excitación, entendimiento en la pareja. Porque así así, está canijo. 

Ante ello, sólo les podemos decir: relájense y disfruten el momento. La tensión y el estrés que genera un encuentro con alguien nuevo debe desaparecer. Total, los dos se están conociendo y hay mucho margen de error. Además, ¿quién dijo que todas las parejas son compatibles sexualmente? Puedes encontrarte con alguien con quien de plano no tengas chispa y será momento de decir: aquí se rompió una taza y cada quien para su casa.

Afecciones en la piel

Los complejos físicos suelen ser los más difíciles de afrontar. Si por algún motivo tienes algún problema en la piel, platícalo con tu pareja para que sepa por lo que estás pasando. Eso igual genera empatía y te permite conocer la reacción de tu pareja ante un problema tuyo. Si de plano ves que hace muecas o te ofende con algún comentario, ya tienes la respuesta.

Sex bomb

Ya encarrerado el ratón… puedes enamorarte del sujeto o chica en cuestión. Uno de los peores miedos cuando esto sucede es que la otra persona te vea como un objeto sexual que está disponible para darle duro y tupido por las noches… y NADA más. Olvídate de contar con ella/él para ir a las comidas familiares que organiza tu día Landy o de ir al súper para comprar pan, jamón y queso porque a él: no le interesa.

Este suele ser un miedo común, que si lo vemos fríamente, sólo se puede superar cortando con esa relación. Es decir, si tú estás en una etapa en la que te gustaría tener una pareja fija, esto no va a servir para ti. Pero si a ti también te late el argüende, pues has encontrado oro puro.

El calibre de las armas

Sí, una vez más: a todos nos han vendido la idea: un pene grande es garantía de satisfacción, o bien, unas chichis grandes siempre serán mejores. Y aquí cabe decir: depende el sapo es la pedrada. Hay para todos los gustos y medidas. No es regla general que a todas las mujeres les gusten los grandes paquetes, hay quienes tienen las vaginas muy estrechas y les lastima. E igual sucede con los hombres: no a todos les gustan con grandes dotes mamarios, algunos prefieren algo más discretito.

En realidad, el secreto está en aceptarse tal como es. La clave de un buen tiro en la cama radica en la seguridad de la pareja y la comunicación. Así que si hay algo que no les guste de ustedes, nomás platíquenlo y libérense de tapujos.

¿Ya venciste los complejos?