Chilango

¿Asfixia erótica?

Especial

Aceptémoslo: cuando uno va caminando tranquilamente por la calle a veces imaginamos lo que las personas que pasan a nuestro lado piensan. Ponemos personalidades, caracteristicas imaginarias que en realidad, la mayoría de las ocasiones están lejos de lo que en verdad son. ¿A qué me refiero? Bien, a que cuando esas personitas están en el arrebato sexual, no siempre son las blancas palomitas que pensamos.

Y es que, si bien es cierto, cuando uno está echando pata, pues a uno le sale el instinto animal ¿a poco no? y a algunos les atraen cosas que a otros quizás nunca se les hubiera ocurrido.

Tal es el caso de una práctica conocida como asfixia erótica (o para ponernos rimbombantes: hipoxifilia). Se preguntarán: ¿qué es eso? Bueno, esta práctica (considerada una parafilia, es decir, una práctica sexual poco ortodoxa) consiste que en la restricción itencional de aire de la pareja con la que le estamos poniendo. A muchas personas, el hecho de sentir un poco de peligro o dolor les da una sensación de placer que les provoca un orgasmo, así casi casi un viajecito directo al cielo en una montaña rusa del terror.

Esta macabra idea surgió a partir de las ejecuciones que se hacían en la horca. Los verdugos se daban cuenta que los espectadores varones eyaculaban tras observar el final (nada feliz) de los ejecutados.

Pero tampoco crean que esto es algo en desuso ¿eh? En realidad, hay varios famosos cuya popularidad aumentó tras conocerse que les encantaba darle con esta práctica.

La cosa es así: cuando una pareja acuerda tener relaciones y llevar a cabo esta parafilia, acuerdan algún tipo de señal que indique que de plano ya la estamos dejando como para la morgue y cuando esto sucede, la otra persona se detiene y permite que su amado/a llegue al orgasmo.

Aquí te presentamos algunos de los casos más famosos:

Música con final triste

Frantisek Kotzwara, un compositor checo que componía música de cámara, se hizo más famoso por su muerte que por la propia música que creaba. Su obra más famosa es ‘La Batalla de Praga’, que hizo en 1788 y que trataba (valga la redundancia) de una batalla que hubo en 1757 entre Austria y Prusia. Bueno, pues a este virtuoso de las notas un día se le ocurrió contratar a una prostituta y pedirle que lo ahorcara un poquito, sólo que no contaron con que se les iba a pasar la mano mientras le ponían.

Llévele el recuerdito…

Ah qué cosas. Pues resulta que en 1936, una ex prostituta japonesa llamada Sada Abe trabajaba como personal de limpieza en un hotel. En una de esas conoce a un tipo obsesionado con el sexo llamado Kichizo Ishida, que al parecer no se divertía mucho con su esposa. Sada y Kichizo comenzaron una historia llena de encuentros sexuales poco usuales, alcohol y otras autocomplacencias. Sada amenazaba a Kichizo que si la dejaba por otra (esta sentencia incluía a su esposa) ella le iba a dar matarile. Un buen día, Kichizo descubre que le prendía mucho que Sada lo estrangulara durante el sexo, sólo que en una ocasión terminó por matarlo y ella, para no olvidar el emblemático momento, le corta los testículos y escribe con sangre en el pecho de su amante: “Sada y Kichi: ahora uno”. Su trofeo lo llevó en el bolso durante varios días. Esta historia la llevaron al cine con la película: ‘El imperio de los sentidos’.

Suicide blonde

La versión oficial dice que el famoso vocalista de INXS se ahorcó su cinturón en la puerta de la habitación 524 del hotel Ritz Carlton, en Sydney donde estaba de gira por los 20 años de la emblemática banda. Hutchence había ingerido Prozac y alcohol antes de esto. Las versiones más ocultas, entre ellas las de su última pareja, Paula Yates, cuentan que su muerte se debió a una práctica de asfixia autoerótica, es decir, se ahorcó mientras él se hacía justicia por propia mano.

I am gonna kill Bill

El actor gabacho David Carradine se hizo famoso por sus papeles ligados a las artes marciales, como fue el caso de Kung Fu y la conocida película de Quentin Tarantino: Kill Bill. Al parecer a David le gustaban las artes ocultas amatorias también. En 2009, se le encontró en el hotel Nai Park Lert, en Bangkok, colgado. Al principio se dijo que había sido un suicidio, pero después se reveló que portaba una peluca de mujer y un portaligas, lo cual hacía que se dudara de la versión oficial. Su esposa, Gail Jensen, después afirmaría que a David le gustaba el sexo duro, pues le metían a los juegos que implicaran algo de peligro.