Chilango

Todo lo que quiso saber sobre el sexo

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Hay cosas que de plano uno no logra comprender. Desde que éramos unos imberbes, nos dijeron que la monogamia era la mejor forma de tener estabilidad, que era la única forma de amor posible y que debíamos enfocar todas nuestras fuerzas en conseguirla.

Sin embargo, cuando dejamos las loncheras atrás, los juguetes de G.I. Joe y las Barbies, descubrimos que eso está bastante peliagudo.

Comenzamos a salir a antros, bares y la neta… eso de conocer a mil personas tenía un dulce encanto. Quizá nos hicimos de alguna pareja, pero la presencia de otras personas nos hacía titilar. 

Así, esto y otras muchas cosas que el ser humano hace, no siempre son comprendidas. Por eso, entrevistamos a la maestra Lía Soriano, pedagoga, sexoterapeuta y psicoterapeuta Gestalt para que nos resolviera algunas dudas.

Con todos menos conmigo

Ser como marinero: tener un amor en cada puerto, no es algo tan lejano. Mucho se ha cuestionado sobre la realidad de la monogamia o si el ser humano es polígamo por naturaleza. Al respecto, la maestra Lía nos comentó lo siguiente: “Existe mucha discusión al respecto, para tratar de obtener alguna respuesta de corte científico, este tema se ha abordado desde la biología, la antropología, la sociología incluso desde la psicología y lo que se afirma en uno u otro sentido resulta polémico.”

Es decir, se ha analizado desde muchos puntos de vista: “Quienes se inclinan más por la biología insisten en que somos monógamos por naturaleza, sin embargo, en este mismo terreno hay quienes vinculan la poligamia a la necesidad de asegurar la preservación de nuestra especie a través del tener hijos con diferentes mujeres. En la actualidad existe un  consenso en cuanto a que biología no es destino y que los seres humanos tenemos la  capacidad de identificar hacia dónde apuntan nuestras necesidades e intereses, pudiendo elegir y negociar también en el terreno de las relaciones sexuales y de pareja”.

Así que todo depende del lado en que masque la iguana.

Pero… ¿con ella o con él?

Muchos hombres se sienten atraídos por los travestis, independientemente de sus inclinaciones sexuales. ¿Por qué? ¿A qué se debe? Sobre ello, Lía nos comentó lo siguiente: “De entrada, lo prohibido genera temor y atracción. Por mucho tiempo, hemos enseñado a los hombres que la cercanía física y emocional entre ellos no es deseable. Los hombres travestis (también hay mujeres que gustan de travestirse), ejercen una doble atracción entre varones que temen y desean tener un contacto sexual con otro hombre o que simplemente desearían alguna vez jugar usando ropas consideradas “femeninas”, pero no se atreven. Hay quienes confiesan que les ha sido más fácil el tener una relación sexual con otro hombre cuando éste se encuentra vestido como mujer, puesto que esto disminuye sus sentimientos de culpa”.

Hablemos de Manuela

Otra práctica que a veces suele ser incomprendida es la masturbación. Digamos que uno tiene una pareja sumamente fogosa y ardiente. Sin embargo, a la hora de estar sin ella y regresar a nuestra amarga soledad, recurrimos a Manuela. ¿Por qué? 

“Porque al existir menos prohibiciones entre ellos,  en cuanto a este tema, desde niños o adolescentes empiezan a explorar sus cuerpos descubriendo el enorme placer que puede proporcionarles el autoerotismo. En el placer sexual, como en la vida, no se trata de restar, sino de sumar, sin embargo debido a la falta de información seria respecto al tema, hay mujeres que todavía piensan que sus parejas se masturban porque ellas no “les son suficientes”, nada más equivocado, baste recordar que ellos las están eligiendo como compañeras eróticas, las desean, les gusta compartir el placer sexual con ellas y también disfrutan el tocarse a sí mismos”.

Así que no sean apretados y olvídense de los tapujos, que no les van a salir pelos en la mano.

La atracción hacia el porno

Esa apertura (textual) y esa soltura con la que los actores porno manejan su sexualidad es bastante intrigante. ¿Qué convierte esta industria en algo tan atractivo para la gente? 

“Los materiales pornográficos presentan a quienes los consumen una sexualidad sin complicaciones: mujeres excitadas sin mayor problema, que por tanto lubrican fácil y rápidamente, que no sólo no rechazan el sexo oral y anal sino que lo desean y lo piden, hombres con penes enormes y eyaculaciones irreales, que no necesitan de mucho tiempo para estar listos para penetrar una y otra vez. Personas que hacen lo que tal vez deseamos, pero que no nos atrevemos o no podemos realizar. La pornografía nos permite acceder de manera barata y fácil al mundo de la excitación y la fantasía”.

¿Por qué somos tan diferentes?

A las mujeres nos endulzan el oído; a los hombres, los ojos. Somos tan infinitamente diferentes, que nos cuesta trabajo comprender todo aquello que nos rodea. Lean la magistral respuesta de Lía al respecto:

“En su libro Psicoerotismo femenino y masculino, Fina Sanz nos habla de cómo las necesidades del mundo productivo y los condicionantes sociales han influido grandemente sobre la forma de percibir y vivir la sexualidad en hombres y mujeres, ya que mientras la mayoría de los hombres poseen un erotismo más genitalizado, las mujeres tenemos una sexualidad más globalizada, queriendo decir con esto que respondemos de manera más amplia al contacto físico, mientras que los hombres disfrutan más y responden más rápidamente a la estimulación genital”.

Todo, en muchas ocasiones, responde a estereotipos, que en palabras de Lía: “surgen con base en la necesidad humana de tener referentes que nos permitan hacernos una idea de entrada de quién es la persona con la que estamos tratando, si nos guiamos por esto, son muy útiles, el problema surge cuando nos encasillamos y censuramos e incluso, llegamos a estigmatizar a quienes no se ajustan a ellos. El papel de la publicidad, respondiendo a las necesidades de mercado, juega con cerrar o abrir los límites de exploración de los estereotipos sexuales”.

El punto está claro: es necesario liberarse de tapujos, de prejuicios y comenzar a comprender que el ser humano y su sexualidad tiene millones de aristas. Que la forma de amar de cada quien debe ser libre y respetada por todos.

¿A quién no le gustaría vivir en un mundo donde todo esto dejara de ser incomprendido?