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4 cosas que crees que prenden a las chicas… pero no

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A todos nos prenden cosas diferentes. A algunos les gustan los cuerpos esculturales, a otros les mueve el tapete las personas muy altas y a otros les encanta que tengan pancita. Es la maravilla de la diversidad. 

Sin embargo, hay cosas que de plano no sirven para jalar un carreta. Esas tácticas que nomás espantan y logran que una salga de patitas por la puerta. Y sí. Una cosa es Juan Domínguez y otra, no me… friegues. 

Péiname despacito que tengo el pelo chinito

Brandy Engler, psicóloga, autora del libro The men on my couch y terapeuta sexual de Los Ángeles, asegura que las mujeres y los hombres tienen diferentes formas de prenderse. De hecho, el problema reside en que los varones asumen que las chicas pueden excitarse tan rápido como ellos con cosas que nomás les provocan un bostezo.

Aquí les va lo que esta psicóloga dice:

Error 1: desenvainar el arma

Es cierto que los hombres son más visuales. Si ellos ven un cuerpo y unas facciones que les atrae, es un hecho que se van a prender. Sin embargo, pasa lo contrario con las mujeres. Engler dice que muchos varones optan por mostrar su pene a las chicas para que ellas se suban en una montaña rusa de excitación y lo único que consiguen es que ellas los observen y se den la media vuelta.

Ojo: esto no significa que sea el común denominador. Quizá haya chicas que al verles el paquete, corran presurosas a la cama en busca de una noche de pasión desenfrenada. Pero lo que esta psicóloga afirma es que por lo general hay que chambearle un poquito más para prenderlas.

Solución: si lo que deseas es que se suban al ring esta noche, lo ideal es que comiences por caricias y besos. No te lances directo y sin escalas a mostrarle que quieres caderear esta noche. A muchas chicas les gusta que haya una interacción previa que les ayude a encender motores.

Error 2: I’m too sexy for my love

Si crees que estás tan buenote/ota como para que ella sea la única que realice toda la acción, estás en un error. Esto del sexo es cuestión de trabajo en equipo y todos deben participar.

Solución: No le dejes toda la chamba para que ella solita llegue al orgasmo o para que ella haga que tú lo alcances. Posoye. Ayúdala a que lubrique mejor, pues créelo, sin esto sólo se sentirán como gatos de angora que cuando se lo meten, grita y cuando se lo sacan, llora. 

Error 3: función de acrobacia

Quizá por ahí leíste el Kamasutra y se antojó practicar las posiciones más extremas. Una pierna por aquí, el brazo metido por allá y la cabeza por debajo. Ah, caray, ¿cómo dijo? A la mera hora sólo dan puros ranazos y se les baja todo lo que con tanto trabajo habían alcanzado.

Solución: no se trata de hacer lo mismo todo el tiempo porque la neta eso suena un poco aburrido (aunque si hacerlo igual diario, les encanta… ¡adelante!). Déjense llevar, no hay una posición ideal para alcanzar el orgasmo o para disfrutar más. Quizá sólo es cuestión de variarle al ambiente o al lugar o de aplicar juegos que antes no habían probado. La variedad no sólo consiste en hacer cosas raras, sino de descubrir cómo reinventarse.

Error 4: el sexting directo 

A algunas chamaconas no les prende ni siquiera un poquitito recibir un mensaje por Whatsapp que diga: te la quiero meter hasta el fondo. Muchas prefieren un poco más de romanticismo y sentirse amadas antes que deseadas de una forma primitiva y salvaje. Claro, hay algunas que esto las podría dejarse llevar por el arrebato y la pasión, pero según Engler, no es el común denominador.

Solución: si quieres que desde su chamba ya se imagine lo que le espera en la noche, podrías decirle sutilmente qué es lo que te prende de ella. Elige una cualidad y dile por qué te gusta esto de ella. El sentirse halagada probablemente haga que la sensibilice y te permita acercarte a ella para tener un encuentro íntimo en un rato más.

El punto es que platiquen entre ustedes sobre lo que les gusta. No apliquen las cosas que por instinto o por publicidad crean que le van a hacer girar la cabeza a su pareja. En gustos se rompen géneros y hay cosas que de plano no sirven para algunos, pero para otros son la puritita onda. Sólo es cuestión de hablarlas y dar rienda suelta a la imaginación.

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