8 de marzo 2017
11 razones por las que las parejas infelices nunca cortan
La terapeuta Linda Esposito ha enlistado estos motivos por los cuales no deciden salirse de esta relación destructiva y sin futuro
Por: Nancy Martinez García
Existen 11 razones por las que las parejas infelices jamás se dicen adiós, a pesar de los problemas y de una vida miserable que han construido juntos.
La terapeuta Linda Esposito, especialista en temas de depresión y ansiedad, creadora del blog Wired for Happy, ha enlistado estos motivos por los cuales no deciden salirse de esta relación destructiva y sin futuro:
- Nunca piden ayuda: por más que sienten que tocan fondo, no acuden a nadie por consejos. Esto sucede por muchos motivos. Los que estamos afuera de esa relación no podemos ayudarlos o darles consejos aleatorios, pues jamás sabremos quién es el culpable, quién es el que verdaderamente somete o quién es la víctima, así que prefieren tratar de resolver las cosas ellos solos.
- Uno de los dos no está enterado de que el otro vive infeliz: simplemente porque no lo dice ni lo demuestra. Sin embargo, su enojo lo expresa de forma diferente y la pareja lo percibe como si el otro tuviera una frustración personal, pero no sobre la relación que tienen.
- Descargan su enojo en otro lado y regresan como si nada con la pareja: esa frustración siempre se va hacia algún lado, ya sea que cometan alguna infidelidad, que le griten a todos en su oficina o que nunca estén en casa. Claro, eso no significa que se hayan solucionado las cosas. Simplemente maquillan ese malestar.
- Siempre hay uno que lucha por salvar la relación: hay una distribución desigual de responsabilidades en la pareja. Uno es el que trabaja, lleva las finanzas, decide a dónde irán de vacaciones y el otro, el que asume. Uno es el que lleva la voz cantante y el otro se cuelga. La relación terminará cuando uno de los dos se canse.
- Son codependientes: puede sonar algo obvio, pero funciona así: se pelean, terminan, se vuelven a buscar y regresan. Creen que no pueden vivir lejos uno del otro.
- Desarrollan patrones o acuerdos malsanos: como por ejemplo, soportarle alguna infidelidad, que se gaste todo el presupuesto que tenían para comprar algo, o bien, que abuse de alguna sustancia tóxica. Todo en aras de “salvar la relación”.
- A pesar de los conflictos, siempre hay algo “por lo que deben permanecer juntos”: como por ejemplo, el departamento que decidieron comprar juntos, algún viaje que programaron para realizar en el futuro, el grupo de amigos. El principal motivo por el que están juntos dejó de ser “porque se aman”.
- Soportan las mentiras: sabes que no irá con su mejor amiga a quedarse a dormir en su casa, pero jamás lo confrontan y aceptan lo que diga sin miramientos.
- Asumen culpas y creen que jamás deben terminar la relación para no lastimar al otro: el mentiroso siente culpas que les pesan, pero prefiere seguir con el otro “para que no se enoje o deprima”.
- Creen que es normal vivir enojados: ellos creen que todas las relaciones de pareja son así: un verdadero calvario. Que nadie se tolera y que deben aprender a vivir así.
- Jamás terminan porque les da miedo quedarse solos con su ira y sin nadie con quién desquitarla.
¿Estás en una relación así?