El mundo del entretenimiento y los eventos masivos cambió por completo hace más de seis meses. El “te sobran”, “te faltan” ya no se escucha, entonces, ¿a qué se dedican los revendedores de boletos en la pandemia?
3 revendedores de boletos en la pandemia
Los revendedores de boletos despiertan sentimientos contradictorios en los fans de grupos y cantantes que, por diversas circunstancias, no alcanzaron pases para los conciertos anhelados.
Ahora, estos personajes, reyes de la discordia, nos cuentan qué han hecho para subsistir sin el negocio de la reventa.
El oso vuelve a la guarida
En la Guerrero, la colonia que le dio el apodo a uno de los revendedores más conocidos de la CDMX, ‘El Oso’ ha vuelto a la guarida. De visita con su familia, es la dura circunstancia lo que lo ha traído por estos, sus viejos lares.
“Vine a visitar a una de mis hijas. Más que a visitarla, básicamente vine a pedirle limosna”. En el único ojo bueno que le queda se refleja la añoranza por los buenos tiempos, aquellos en los que hizo de la reventa su forma de vida.
El Oso comenzó revendiendo en un Holliday On Ice, cuando apenas era un chamaco. Varias veces se ha encontrado tras las rejas, pasando por incontables cautiverios temporales: “Recuerdo cuando me remitieron en el tambo allá por la calle de Victoria en el Centro. También he ido a dar al Torito un chingo de veces”.
A sabiendas que lo que hace está al margen de las leyes, no se arrepiente cuando compra más boletos de los que vende, o cuando algún comprador le saca ventaja.
En el “te faltan, te sobran”, a veces las cosas pueden tomar otros rumbos: “Es bien difícil saber si los boletos son buenos, no sabes si te vendieron unos malos hasta que un cliente llega y te reclama”, recuerda el Oso.
El revendedor de la Guerrero apunta que en ha llegado a comprar boletos ya escaneados. Por ejemplo, una vez un muchacho de unos 17 años le vendió unos para el Vive Latino, sin embargo el escáner ya había pasado por el código de barras.
El último festival de 2020
El Oso narra que el Vive Latino 2020 fue el último evento en el que hizo reventa de boletos, sin embargo ya no obtuvo ganancias.
“Cuando llegué al Vive Latino me di cuenta de que éramos un resto los que estábamos ofreciendo. Los pocos que se me acercaban era porque les sobraban boletos y me querían vender. Nada más vendí dos y los dejé a $50. Apenas y saqué para lo de mi pasaje”, destaca con tristeza.
Pero eso solo era el inicio. Posteriormente, llegó la Jornada de Sana Distancia, emitida por la Secretaría de Salud, con la cual todos los eventos se pospusieron o de plano se cancelaron.
“Lo último fue el Vive y de ahí ya nada. Ahorita ha habido pocos eventos, como los autoconciertos de Moderatto, el TRI e Intocable. Pero esas cosas no jalan, la gente no quiere ir. No todos tienen coche. Además para mí ir a revender a Toluca también está pesado.”, apunta el oriundo de la Guerrero.
En sus cuentas de viáticos se asoma la poca ventaja que implica dicha inversión: el camión anda entre $25 y $50; los taxis para el Foro Pegaso de $200 a $300, por ejemplo.
El Oso tiene la esperanza puesta en que las cosas se mejoren pronto, pero no tiene claro cuándo se reactiven los conciertos o festivales. Mientras tanto, destaca que sus hijas le dan una alivianada en lo que recupera su “negocio”
El Tío Chewy, un revendedor de la era digital
Para el Tío Chewy, un revendedor de boletos que usa sobre todo las redes sociales para obtener y ofertar su mercancía, la señal de que las cosas no iban como lo planeaba llegó incluso antes del Vive Latino.
Cuando vio que la reventa de boletos comenzaba a estancarse, supo que la bonanza de conciertos y festivales estaba por terminar.
“El Vive, Soda y Billy Joel fueron eventos muertísimos en cuanto a la demanda. Te encontrabas con los clásicos caza premios tratando de mover lo que tenían. En el caso del Vive había una sobreoferta de boletos, los veías en $300 mínimo y máximo $500. Ahí sabías que ya no iba a ser negocio”, comenta Chewy.
En la reventa se corre el riesgo de quedarse con mercancía y de acabar en números rojos. Eso fue lo que le sucedió al Tío Chewy este año, a quien la pandemia le jugó pesado con un concierto muy esperado por la banda chilanga.
“Preví lo mejor que pude el asunto de la pandemia, así que no coloqué boletos para eventos importantes cercanos al semáforo rojo y naranja. Pero me quedé con boletos para el concierto de Tame Impala en el Foro Sol. Los publiqué en Twitter y no se vendieron por el temor a la cancelación”.
Sin embargo, Chewy destaca que al final fue mejor que no salieran los boletos, pues no se metió en el embrollo de las cancelaciones.
“Normalmente cuando esto ha pasado —en la antigua normalidad— realizo el reembolso del apartado. O si un boleto no pasó en la entrada, salgo y resuelvo. Por eso es que nunca he tenido ningún problema con mis ‘sobrinos’, ellos confían en mí”, agrega con orgullo.
Chambita tras bambalinas
Si bien a él la pandemia le ha mermado parcialmente el ingreso, esta no era su única fuente de subsistencia. Oficinista de día y dealer de boletos en sus ratos libres para tener ingresos extra, reconoce que su situación es privilegiada.
Optimista como es, piensa que tal vez el próximo año sea más benevolente: “Yo pensaría regresar a esa actividad a mitad del 2021, una vez que ya esté más estable la situación”.
Chewy, apunta que el tema del covid-19 le ha replanteado muchas cosas y planes; sin embargo, aclara que todo depende del regreso a la normalidad de los conciertos y festivales. Con base en eso decidirá si es factible volver al negocio o regresar como un asistente más.
Ganancias y pérdidas de la reventa
A diferencia de los revendedores de la vieja escuela (como a la que pertenece El Oso de la Guerrero), los nuevos tienen modus operandi más sofisticados, al igual que sus canales de venta.
@VendoBoletosDF es la cuenta de Twitter con mayor alcance y seguidores en la Ciudad de México: casi 18,000 personas siguen esta cuenta, que ha cambiado el grito de “te faltan, te sobran” por menciones, RTs y DMs.
Este giro de reventa deja ganancias considerables para aquellos que mueven grandes cantidades de boletaje.
“Lo que se gana depende mucho del evento. De una carrera de Fórmula 1 ganaba más de $120,00. De un Corona Capital y un Vive Latino se ganaba unos $80,000. De un evento no tan masivo, ganaba aproximadamente $20,000”, comenta el gestor de @VendoBoletosDF, quien ha decidido no revelar su nombre para la entrevista.
“Perdí más de $400,000 en el Vive Latino”
La ganancia por boleto depende de varios factores, entre ellos el precio original del boleto en taquilla o también de qué tanto el evento esté llamando la atención y generando conversación (el famoso hype).
“Por cada boleto que vendo le gano entre $500 y $1,200, dependiendo de la demanda. Ahora eso se multiplica por el número de boletos que logre colocar. Yo vendo en promedio de 70 a 120 boletos por evento”, aclara el enlace de @VendoBoletosDF.
Sin embargo, los sucesos externos e impredecibles también generan pérdidas: “El último evento para el que tuve boletos fue el Vive Latino 2020. Fue bastante lamentable, porque tuve una pérdida que ascendió a más de $400,000”.
Además, por el tema de la pandemia, de los que ya se habían vendido, muchas personas optaron por exigir su reembolso: “Como mi cuenta es muy derecha y tiene muchos seguidores, se negoció y se les reembolso el 70% de lo que pagaron”, confiesa
@VendoBoletosCDMX también espera que todo se le componga para 2021. Mientras tanto, la misma pandemia que le quitó la fuente de ingresos, se ha convertido irónicamente en su nuevo modus vivendi. “Todo se trata de hacer negocios. Ahora me dedico a la venta de gel antibacterial, cubrebocas y sanitizante”.
Mientras el semáforo no marque verde, los eventos masivos permanecerán en la banca y las audiencias tendrán que esperar nuevas fechas para los conciertos. ¿Te imaginabas cómo operaba el mundo de la reventa de boletos? ¿Qué experiencias has tenido con los revendedores?
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