¿Papa en la boca? Te contamos el origen del acento fresa
Que si cantadito, que si vocales demasiado alargadas, que si una copia del inglés. Este es el verdadero origen del acento fresa.
Por: Ximena Ramírez
La población de la Ciudad de México engloba riqueza cultural, social y lingüistica. Entre la diversidad de acentos, jergas y argots destaca uno que llama mucho la atención por su reciente incorporación al español mexicano. Conoce cuál es el origen del acento fresa.
Esta particular variante se caracteriza por una entonación que suele enfatizar la última sílaba de las palabras: o seaaa, y por un vocabulario muy característico: ¡oso miiil!
Origen del acento fresa
La ciudad está conformada por un mosaico expresiones orales que la hacen muy singular a los ojos del resto del país. Aquí confluyen varios acentos, es decir, particularidades de la lengua relacionadas con los sonidos, ritmos y melodías propias de determinada región o lugar.
Conviven el acento chilango con el norteño o el costeño, gracias a los oriundos de otras partes de la república (o del mundo) que llegan a vivir a la CDMX.
Sin embargo, parte de esta amalgama de diversidad también incluye aquellos registros relacionados con el estatus social y económico. En ocasiones, dichas expresiones del habla conllevan connotaciones clasistas o estereotipadas, como lo fresa o lo naco, cuyos modelos se han reforzado por las caracterizaciones en el cine y la televisión.
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¿Qué es y de dónde viene?
En México, alguien fresa refiere a aquellas personas “que pertenece a una clase social privilegiada, generalmente de dinero”, según el Diccionario del español de México del Colmex (2010).
La identificación y delimitación de este grupo social se dio paulatinamente en la Ciudad de México a finales de los años 60 y principios de los 70.
Se considera que el estereotipo empezó a gestarse a partir de los mexicanos de las clases privilegiadas que viajaban o vivían en Estados Unidos. Una vez que regresaban a México trataban de imitar el estilo de vida de aquellas tierras norteamericanas, hablaban con un acento cantadito y emulaban la pronunciación gringa de las palabras en español.
Este fenómeno también se dio en la frontera norte del país, en lugares como Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas.
Gracias a la convivencia entre estas comunidades, principalmente los jóvenes comenzaron a adoptar prácticas y maneras de hablar de sus contemporáneos estadounidenses. Así surgió la costumbre bilingüe de mezclar palabras del inglés en oraciones en español:qué crazy, ¿no?
Al principio estos mexicanos de la frontera eran mal vistos por sus compatriotas pues su estilo de hablar no sonaba nada natural, además de que se alejaban de la manera tradicional de pronunciar y construir el español.
Pero poco a poco esta práctica se generalizó y se adoptó como propia en hablantes que no necesariamente tenían un alto nivel social o económico. Esta transición se dio a través de la representación de los fresas en la tele, el cine y las redes sociales.
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Breve cronología del acento fresa
Los cambios no se dan de un día para otro. Requieren procesos y pasan por muchas etapas. La lengua y sus expresiones siempre se están transformando. Así fue la evolución del acento fresa.
Los años 70
A finales de la década de los 70, el comportamiento y la manera de hablar de estos jóvenes mexicanos pudientes o que aspiraban a determinado estatus socioeconómico llegó a la televisión mexicana con El Pirruris.
Este personaje, interpretado por Luis de Alba, perpetuó el estereotipo del junior, del joven de escuela privada que hablaba con la papa en la boca y que además menospreciaba a la gente pobre o wannabe.
El comediante ha declarado que su personaje surgió a partir de su estancia, como estudiante becado, en una universidad privada anteriormente ubicada en la Campestre Churubusco, en Coyoacán.
Años 80
En esta década se consolida el personaje estereotipado del fresa que vive en el Distrito Federal, aparece en programas de televisión, en comerciales. Se trata de jóvenes de familias acaudaladas, que visten sólo ciertas marcas, que van a ciertos lugares y pasan las vacaciones en el extranjero.
Poco a poco se empieza a identificar a este grupo social como “la gente finolis”, “la gente nice”, “la gente bien”.
Para prueba, en 1987 la escritora mexicana Guadalupe Loaeza publica Las niñas bien, novela que se centra en las desventuras de cuatro mujeres jóvenes muy adineradas y súper fresas del Pedregal. La historia se desarrolla a finales de los años 70 y principios de los 80: “o sea, no digas provechito” (léase en voz de Ilse Salas en la adaptación al cine de esta novela en 2019).
Años 90
Se refuerza la idea del estatus alto y conservador de los fresas. Fresa no es solamente alguien de clase social privilegiada, sino también alguien que no rompe las reglas y que tiene una ideología y gustos tradicionales o conservadores.
En el mundo de la música y el entretenimiento, a principios de los 90, ya sonaba durísimo Luis Miguel, figura clave de la cultura pop y de la cultura fresa. A inicios de esta década, canciones como “Ahora te puedes marchar” y “Cuando calienta el sol” ya eran grandes himnos de los chavitos bien.
¿Cómo diceeee? En estos años surgen también grupos fresísimas, provenientes en su mayoría del extinto D.F., como Mercurio, Jeans, Onda Vaselina o Kabah (Uh mai mai), o solistas como Fey.
Además de estos grupos locales, los jóvenes fresas mexicanos también se abanderaban del pop estadounidense de Britney, Cristina, los Backstreet Boys o N’sync (Hit me, baby, one more time!).
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Años 2000
Durante la primera década de los años 2000 surge el término “mirrey”, para referirse a la gente fresa. Se mantiene el estereotipo de chavito bien, proveniente de escuela privada, con auto convertible, lentes de sol, camisa de vestir semi abierta y excelente pronunciación del inglés gringo.
En 2002 se estrena Amar te duele, una película basada en la historia de Romeo y Julieta pero adaptada a las condiciones sociales chilangas de esos años (“¡Renataaaaa!”).
Poco después, en 2004, sale al aire en cadena nacional la novela Rebelde, historia ambientada en una escuela nice con alumnos como Mia Colucci, una joven rubia muy fresa interpretada por Anahí: “Mi papá me quiere llevar a París en mi cumpleaños” (léase llorando).
Años 2010
En 2013 se estrena una de las películas más exitosas del país: Nosotros los nobles, ¿te acuerdas de Javi Noble y las gasolineras VIP?
El acento fresa se generaliza en las redes y surgen videos en los que se corrige la pronunciación en inglés de marcas comerciales, bebidas, tiendas. Como ejemplo, los videos de la tiktokera Paris Danielle que se viralizaron este 2020: “no se dice hache y eme, se dice eich and em”.
Breve glosario fresa
El acento fresa, al igual que otros registros del habla, tiene su propio acervo o vocabulario. Actualmente el uso de estas palabras se ha generalizado entre los hablantes. Aquí te dejamos algunas de ellas.
Antro: Establecimiento nocturno para ir a bailar y beber alcohol: ¡Vámonos de antroooo”.
Cero: Se utiliza para expresar que algo no importa, puede ser sinónimo de nada: “―¿No estás preocupado por lo que pueda pasar? ―Cero me preocupa”.
Nice: Se usa tanto para referirse a alguien que tiene gustos propios de una élite social: “Esta marca es súper nice”, como para referirse a algo de buena calidad: “el restaurante al que fuimos ayer estaba súper nice”.
Rey: Una forma de llamarle al amigo cercano o miembro del círculo social: “¡Quiérete, rey!”.
Tipo: Es una muletilla que suele utilizarse antes de ejemplificar una situación o un argumento: “me encontré a un chavito super buena onda, tipo mi primo perenganito”.
Todos podemos llevar un fresa dentro, dado que tanto el acento como el vocabulario ―que en algún momento estuvieron reservados sólo para cierta élite―, ahora forman parte del argot chilango de manera generalizada. No por nada los vecinos de otros estados siempre dicen que en la CDMX hablamos cantadito: ¿pooooor?
Más allá del estereotipo del fresa, debemos reconocer que la lengua nos pertenece a todos. Sin importar nuestro núcleo social, estatus económico o costumbres, el español y sus variantes siempre estarán al alcance de todos y seguirán formando parte de nuestra vida diaria mientras nos ayuden a comunicarnos.
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