Así se vive la nueva normalidad en las peluquerías chilangas
¿Te cortaste más el pelo y ahora tienes que ir al peluquero? Te contamos cómo se vive la nueva normalidad en peluquerías y estéticas chilangas
Por: Colaborador
A finales de junio se reanudaron las actividades de varios sectores comerciales en la Ciudad de México, entre ellos los encargados de darle forma y color al cabello de miles de capitalinos. Chilango buscó a algunos estilistas y barberos para que nos contaran cómo les ha ido en la nueva normalidad a las peluquerías y estéticas.
¿Cómo va la nueva normalidad en peluquerías y estéticas de la CDMX?
“Como en feria”, contesta una estilista del Mercado de San Juan, en Salto del Agua, cuando se le pregunta cómo le ha ido durante la pandemia de coronavirus. Sentada ante una pequeña mesa, es la única alma en su local, que resiste entre modelos de tinte para el cabello, espejos y una infografía sobre variedades de corte para niño.
Actividad poco esencial en un momento de vigilancia gubernamental y ciudadana para evitar la propagación del covid-19, cortarse el pelo no le urge a nadie, excepto a los profesionales del oficio, quienes viven de cuidar uñas y barba, peinados y tinte. Como la estilista del Mercado de San Juan.
En la avenida Arcos de Belén el escenario es similar: las peluquerías de puesto de lámina sobre la banqueta, opciones al alcance de los modestos bolsillos, lucen con poca gente o totalmente vacíos.
Casi en la esquina con Luis Moya, otra estilista sentada dentro de su negocio lee el periódico: pasan las horas y los transeúntes, pero no llega nadie. Cuelgan de su repisa máquinas rasuradoras a la espera del trabajo y el movimiento que solía ser cotidiano.
Hasta la puerta de su casa
La historia se repite en otros puntos de la ciudad, incluso para trabajadores del tinte y la tijera como Jimmy Freak, quienes ya ejercían el corte a domicilio antes de que el gobierno comunicara las medidas de confinamiento.
Sin embargo, el estilista no se salvó de que sus oportunidades de trabajo se paralizaran por completo durante la primera fase de la cuarentena, iniciada hacia finales de marzo. La gente no sólo no solicitaba sus servicios, sino que veía como un potencial riesgo que entrara a sus casas.
“Yo estoy ubicado en el Centro Histórico y a la gente le daba mucho miedo venir. No sabía cómo iba a librar la renta”, explica en entrevista con Chilango quien tiene un espacio en su domicilio adecuado para recibir a la clientela.
Por otro lado, comenta que si hay un servicio especial en el que deba trasladarse y llevar su kit de especial, cobra un monto extra que oscila entre los $20 y los $50, según la distancia.
La cabeza de Jimmy Freak agrega que se enfrentó a un conjunto de clientes que decidió tomar la tijera en sus manos, asesorados por la inmensa oferta de tutoriales de YouTube, a quienes tuvo que aplicarles “reparaciones”.
“Algunos intentaron cortarse el cabello, otros pintarlo, y pues tuve que reparar todos esos daños. Para entrar a sus domicilios he tenido que mandar videos de cómo estoy esterilizando los productos. Además, en algunos espacios tengo que atender con mascarilla y cubrebocas”, explica.
El encargado de Jimmy Freak nos cuenta que con la reapertura de actividades en el Centro Histórico ha combinado el modelo de trabajo en su local con los servicios en domicilios particulares. Una situación cada vez más común en tiempos de crisis.
Locales vacíos
La incomodidad, la desolación, la incertidumbre es similar para Don Miguel, peluquero de la CTM Culhuacán, en el suroriente de la Ciudad de México, que bajó la cortina de su negocio desde principios de abril a finales de mayo para evitar sanciones.
Pese a sus 16 años cortando el pelo en la zona, vio desaparecer a sus clientes y aunque la cortina lleva varias semanas abierta, explica que hay días en que no recibe a nadie durante las 12 horas que dura su jornada, ni una sola persona.
“Lo más que he llegado a hacer son diez cuando mucho, o sea, no estoy trabajando ni al 30 por ciento, nada más que yo no le aflojo, aunque sea que salga para los frijoles”, explica, una cifra con la que calcula le alcanza para compensar el resto de malos días.
“Si hay rebrote, otra vez se ha venir p’abajo todo”, anuncia con desánimo el peluquero, en coincidencia con las advertencias del doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de prevención y promoción de la salud de la Secretaría de Salud federal.
“Ps ni modo, aquí estoy diario”.
En todos lados se cuecen habas
La lenta reconexión con el ritmo de trabajo habitual es similar en Roca and Son Barber Shop, negocio a unos cuantos metros al sur del de Don Miguel, aunque de estilo mucho más moderno. Abraham y Edmundo Mercado se sientan en una banca a las afueras del local y coordinan operaciones en su primera semana de actividades tras 90 días de un cierre radical de labores.
Trataron de equilibrar el encierro con servicio a domicilio, una opción que en realidad no prosperó por dificultades como el traslado o encontrarse con clientes que, en sus casas, relajaban las medidas de seguridad sanitaria, lo cual expone al personal de la barbería, relata Edmundo.
“Yo calculo que por noviembre regresaríamos a como estábamos antes, pero hasta noviembre. Todavía hay mucha gente que no sale”, expresa.
Pese al panorama, Jimmy Freak alcanza a ver el lado positivo de la situación y destaca que el aprendizaje que ha dejado el coronavirus es la obligación de procurar medidas de higiene rigurosas en protección de sí mismo y de sus clientes.
“Para mí es como generar una nueva conciencia en la higiene laboral porque realmente se debió hacer esto desde siempre en México”, concluye con firmeza.
¿Y tú, echaste mano con tu propia tijera esta cuarentena? ¿Te lanzaste a la nueva normalidad de peluquerías y estéticas en la CDMX?
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