Nuestros peques se portan como angelitos todo el año, ¿a poco no? Sobre todo si es para que Santa Claus y/o los Reyes Magos los premien con un merecido regalo. Eso sí, no podemos evitar que cometan alguna diablura de vez en cuando. ¿Quieres saber cuál es la peor travesura de los niños chilangos? Hablamos con algunas y algunos pequeñines de la capital y esto es lo que nos confesaron.


¿Cuál es la peor travesura de los niños chilangos?

Jénifer, 13 años

Me acuerdo que, en una fiesta, me tocó llevar el refresco; mientras lo llevaba cargando, todo el camino lo estuve pateando y agitando. Después dejé la botella en una mesa y la abrió un señor que yo ni conocía; entonces todo el líquido terminó explotando y mojando a los invitados. Desde entonces, se me quedó la maña de seguir haciendo lo mismo con el refresco porque me pareció súper gracioso lo que pasó ese día.

César, 9 años

Estábamos en casa de mi abuelita y creo que ese día iban a hacer tamales. Entonces mis papás compraron manteca, la pusieron en una tina y la dejaron junto a una ventana. No recuerdo si hacía frío o calor, el caso es que quería acercarme a la ventana (para abrirla o cerrarla) y traté de subirme a la tina para alcanzarla.

Creo que imaginé que la manteca estaba dura o que era sólida, pero al poner mi pie en la tina se hundió todo mi pie y se llenó de grasa. Cuando mis papás descubrieron lo que pasó se sorprendieron mucho, se rieron y me ayudaron a limpiarme.

Azucena, 13 años

A mí desde que era muy pequeña me gusta mucho el espagueti. Entonces recuerdo que hace mucho tiempo, cuando estaba en casa de mi familia, me dejaron comiendo en una silla de bebés un plato de espagueti. Luego recuerdo que me dio mucha curiosidad saber qué se sentiría ponerme el plato completo en la cabeza.

Al principio lo dudé, pero después me atreví a agarrar el plato y lo volteé completamente sobre mí; después comencé a comerme toda la pasta que quedó colgando como cabello y, cuando llegó mi abuela, ya me había acabado el espagueti.

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¿Cuál es la peor travesura de los niños chilangos? // Pixabay

Óscar, 10 años

Antes de la pandemia yo estaba con mis amigos en el recreo cuando quise hacerle una broma a una niña. Junto a mí había una leche de esas pequeñitas que vienen en cajas; entonces la vi y se me ocurrió apachurrarla para que explotara sobre ella.

Entonces aplasté la cajita de leche pero la niña se echó a correr y, en lugar de mojarla a ella, yo terminé empapado de leche junto a otros amigos. Cuando llegaron los maestros, vieron cómo nos habíamos ensuciado y nos obligaron a limpiar todo el desastre que dejamos.

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Miguel, 9 años

Hace mucho tiempo fui a una fiesta con mi familia, creo que era de XV años. Entonces ahí me puse a jugar a las escondidillas junto a mis primos y a otros niños que estaban en la fiesta. Yo tenía muchas ganas de ganar, así que me escondí debajo de una mesa y no salí de ahí en mucho tiempo.

Después de un rato, todos me estaban buscando y creían que me había ido de ahí; hasta me hablaron por el micrófono del salón y mis papás se pusieron a llorar porque pensaron que estaba perdido, pero yo creía que todo era parte del juego. Al final decidí salir y vi que todos se habían espantado mucho, así que les pedí perdón y mejor jugamos a otra cosa.

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¿Cuál es la peor travesura de los niños chilangos? // Pixabay

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Derek, 13 años

Una vez vi un gallo que me gustó mucho y me lo compré sin el permiso de mi mamá. Cuando llegué a mi casa ella se sorprendió mucho y me regañó porque no teníamos ningún lugar para ponerlo.

Después me dijo que debía ser responsable de mis acciones, así que debía hacerme cargo de él. Entonces le compramos un rascadero, alimento y otras cosas para conservarlo y cuidarlo.

Víctor, 12 años

Mi peor travesura fue en una parroquia y justamente en una temporada de posadas. El caso es que estaban repartiendo aguinaldos, pero yo quería más para mí y también pensaba llevarles dulces a mis primas y a mis primos, así que me colé 5 o 6 veces en la fila.

Al final casi me descubren, pero afortunadamente una amiga con la que iba me ayudó y pudimos irnos con todos los dulces que queríamos.


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