La Navidad es esa época del año en la que todo es posible y el vivir en la Ciudad de México eleva la apuesta haciendo realidad las cosas más inverosímiles.
¿Te imaginas, por ejemplo, abordar un microbús y que te encuentres un nacimiento entero, con el niño Jesús, María, José, Los Reyes Magos, los clásicos animalitos y hasta una cascada que termina en una laguna artificial?
Pues esto es posible si es que eres chilango y sueles usar el pesero para moverte en esta selva de asfalto.
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La historia del nacimiento en un microbús chilango
Nos lanzamos a la aventura para buscar al genio, autor de este nacimiento chilango, cuyos alcances rompieron la barrera del asfalto y saltaron al internet. Aquí te traemos la historia completa, la primicia.
La mente detrás de esta decoración navideña tan sui generis pertenece a Tomás López de 41 años, un padre de familia que actualmente trabaja en la ruta 28 que parte del CCH Azcapotzalco (muy cerquita del Parque Tezozómoc) hasta Tacuba.
Es precisamente aquí, cerca del Colegio de Ciencias y Humanidades donde platicamos con él. Abordo de la unidad 338, que ya se ha hecho viral gracias a las redes sociales, nos contó todo acerca de este icónico símbolo navideño.
“Si en la casa no se puede, pues aquí en el micro”
“La idea de crear este nacimiento móvil surgió hace 4 años cuando mi familia y yo acabábamos de cambiarnos de casa. Nos cambiamos justo en las fechas cercanas a Navidad, y como tú sabes, en un proceso de mudanza salen cajas y cajas de cosas”, cuenta Tomás mientras arregla los letreros de acrílico que mencionan su ruta.
El conductor recuerda que por más que intentaban acomodarse no acababan. Además, por la mudanza también estaban cortos de dinero. Entonces les dijo a sus hijos que ese año no tendrían arbolito, lo cual los entristeció.
Pero como el ingenio chilango y las ganas de hacer feliz a los chamacos no tienen límites, este microbusero encontró una solución que hoy lo ha convertido —sin querer— en una sensación de las redes sociales.
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“Dije: si en la casa no se puede, pues aquí en el micro. Y así fue. Ese primer año no pusimos el nacimiento completo, sino un pequeño arbolito de plástico que desde entonces hasta ahora vuelve cada Navidad al microbús”.
El arbolito fue lo primero en llegar, destaca Tomás. Posteriormente agregó esferas miniatura. El año siguiente se pusieron guapos con el nacimiento, que se ha hecho más y más grande.
Se ha convertido ya en una actividad familiar en la que participan su esposa e hijos. Apenas inicia diciembre, todos se ponen manos a la obra como equipo.
“También es una manera de traer a mi familia siempre conmigo. Y es como cualquier otro nacimiento; cuando se acerca el Día de Reyes los niños dejan aquí su cartita. Ya después Reyes junto lo quitamos”, cuenta orgulloso Tomás.
Bonito, barato y ecológico
Uno de los valores que Tomás quiere inculcar a sus hijos es que la Navidad no significa gastar grandes cantidades de dinero o comprar adornos que después de la temporada terminen botados en la basura.
“Todo en el nacimiento es reciclado. El tubo de donde sale la cascada es un cilindro de papel higiénico. Los animalitos son los mismos año tras año. Las ramitas y las varitas son de las que caen de los árboles. Lo único que es nuevo es el papel café que simula las piedras. No es necesario gastar mucho para crear algo padre y pasar una bonita Navidad. Lo importante es ponerle imaginación y corazón a lo que uno hace”, destaca el conductor.
Un microbús que se ha hecho viral
La primera vez que el microbús llegó a las redes fue por la mano del propio Tomás. Él comenta que la idea nunca fue hacerse famoso. Recuerda que junto con su familia subieron un video a Youtube con la finalidad de que quedara un recuerdo de lo que hicimos.
“Ya no es como antes que se tomaban fotos y se revelaban los rollos. Ahora todo se queda en el teléfono y si lo pierdes o te lo roban ahí se quedó. Y nosotros no queríamos que algo que habíamos hecho con tanto cariño se perdiera”, comenta con nostalgia.
Pero la fama no llegó gracias a este video, sino a un usuario anónimo que subió la foto del nacimiento a su Facebook: “Cuando se sube el pasaje la primera reacción casi siempre es una sonrisa. Algunas personas me piden permiso para sacarle una foto, lo que no me molesta para nada. Al contrario, hicimos esto para compartirlo”.
Tomás menciona que no siempre piden permiso, a veces solo escuchaa el clic de la cámara del celular. Pero eso tampoco le molesta, al contrario, lo hace sonreír el sentimiento que su creación despierta en los pasajeros.
“Solo sucedió de repente. Una de esas personas anónimas fue quien subió la imagen a su face; luego vi que ya muchas personas lo habían compartido”, apunta entre sonrisas.
¿Qué dicen los pasajeros de la ruta?
Laura Ayala es una de las usuarias regulares de la ruta que reconocen la labor que Tomás y su familia hacen.
“Creo que lo que Tomás nos da es un recordatorio de lo que realmente es la Navidad. Mucha gente se va por cosas como los regalos o la comida. Sí, a todos nos gusta mucho eso, pero la Navidad se trata sobre todo de compartir”, comenta
Ayala menciona que el espíritu navideño a bordo del microbús de Tomás va más allá de lo que se genera en los intercambios de regalo, en los que la gente solo piensa en lo que le va a tocar, en lo material.
“Hay otros intercambios más importantes. Con este nacimiento y con el trabajo de Tomás, que es cortés e impecable, nos comparte algo muy bonito y positivo a todos los que tenemos la fortuna de ser sus usuarios”, finaliza.
Este nacimiento que es quizá el más increíble de la CDMX se encuentra a bordo de la unidad 338 de la ruta 28, que transita al norte de la ciudad.
¡Súbale, hay lugares en la mejor experiencia navideña de la CDMX. Si llegas a toparte con el sonriente semblante de Tomás, cuya amabilidad se desborda por sus ojos (única expresión que deja ver el cubrebocas), no olvides recopilar y documentar el nacimiento chilango.
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