Te contamos mucho de los restos arqueológicos y de épocas que van de la conquista al porfiriato. Pero hay que reconocer que la capital también alberga ruinas modernas y estos lugares abandonados en la CDMX son prueba de ello.
Todos estos edificios lucieron majestuosos en décadas pasadas. Hoy, aunque siguen siendo parte del paisaje urbano, se ven desgastados y descuidados. Sin embargo, eso los dota de misticismo y nostalgia.
Lugares abandonados en la CDMX
Posada del Sol
A muchos nos cuesta creer que este hotel en la Doctores esté abandonado. Sobre todo, porque a pesar del paso del tiempo, todavía destaca su particular arquitectura
Este lugar abrió en 1945 siendo creado por el ingeniero Freranro Saldaña Galván. Sin embargo, su vida fue muy corta, pues ocho meses después de la inauguración, Saldaña murió.
Se dice que el ingeniero se ahorcó dentro del mismo hotel en un arranque de desesperación por todas las deudas que tenía. Hay versiones donde esta leyenda se pone más macabra, pues dicen que además asesinó a su familia antes de quitarse la vida.
De cualquier manera, el lugar se mantuvodesocupado desde entonces. Algunas de las razones es que suceden fenómenos sobrenaturales entre sus paredes. Los aventureros que se han atrevido a pisar sus paredes, hasta se han encontrado con espíritus y altares.
PERO, a inicios de este año se anunció que el inmueble se convertirá en una nueva universidad de derecho. ¿Será que los espíritus chocarreros permitan su reapertura?
Cine Ópera
Cuando recordamos los cines antiguos de la CDMX, uno de los primeros que se vienen a nuestra mente es este. Sus ruinas todavía se ubican sobre la Calle Serapio Rendón, en la Colonia San Rafael.
Fue de los cines más lujosos de la ciudad y su historia se remonta a 1942, cuando se comenzó a construir. Sin embargo, su primera función fue en 1949 con el estreno de Una familia de tantas, de Alejandro Galindo y protagonizada por Fernando Soler.
El edificio en sí mismo era obra de arte. Fue diseñado por el arquitecto Félix T. Nuncio, con interiores del escenógrafo Manien Fontanals. Por lo que tuvo un estilo art decó, el cual predominaba en la época.
Su fachada también era muy llamativa, pues en la parte de arriba tenía dos esculturas de piedra que sujetaban máscaras de la comedia y la tragedia. Ambas, enmarcaban un enorme ventanal que iluminaba todo el vestíbulo.
Con el tiempo el lugar se deterioró y el edificio sufrió daños en el terremoto de 1985. Pero el evento que ocasionó su cierre definitivo fue el famoso concierto de Bauhaus en 1998.
Ese día hubo hasta portazo, y la euforia de los chilangos se salió de control. Eso provocó su clausura y su abandono. En 2011 se le entregó al Instituto Nacional de Bellas Artes, pero nunca hicieron nada con él.
Aunque es uno de los lugares abandonados en CDMX, en 2019 se informó que sería restaurado como recinto para producciones audiovisuales. Pero hasta la fecha no hay nuevas noticias. De hecho, en este año también se propuso convertirlo en un Pilares, como al Cine Cosmos.
El Patio
En el número 9 de la calle de Atenas, en la colonia Juárez, hace muchos años existía el que era el mayor centro nocturno de la capital. El Patio estaba lleno de glamour, luces y celebridades de la época del cine de oro mexicano.
El lugar se fundó en los años 30 por Emilio Azcárraga. Sin embargo, a finales de esa década fue que se transformó en el centro nocturno más importante de la capital. Eso fue gracias a Vicente Miranda y Conchita Vélez, quienes le dieron este giro.
Así es que aquí no solo se servían cenas elegantes para gente que iba vestida de etiqueta. Sino que los shows y espectáculos musicales eran del mismo nivel. Su escenario sirvió de debut para artistas como José José, Juan Gabriel, Raphael.
Sin embargo, también fue pisado por personalidades internacionales como Judy Garland, Edith Piaf o Sammy Davis. De hecho, personalidades como Walt Disney, Mario Moreno, María Félix y Agustín Lara visitaron este lugar.
En 1969 fue adquirido por Francisco Aguirre, fundador de Grupo Radio Centro. Todavía siguió como centro nocturno durante años, pero ya no representaba el esplendor de antes.
La última presentación fue de José José en 1994, año en el que cerró. Se dice que perdió el interés de la gente ante recintos como el Palacio de los Deportes y El Auditorio Nacional. Desde entonces, el lugar se encuentra abandonado.
Cine Orfeón
Sí, otro cine forma parte de los lugares abandonados en la CDMX. Y es que nuestra vena cinéfila no comprende cómo es que estos lugares llenos de lujo y momentos con familias y amigos, han quedado en el olvido.
Este lugar fue fundado en 1938 y desde el inicio llamó mucho la atención al ser de los más grandes. Se componía de tres niveles: planta baja, luneta y gayola. Tenía una capacidad para más de 4 mil 280 butacas.
Fue un cine de lujo donde se veían los estrenos de películas nacionales e internacionales. Sin embargo, con el tiempo eso comenzó a cambiar y se convirtió en un cine de segundas y terceras corridas.
El terremoto del 85 dañó la infraestructura y durante un tiempo estuvo cerrado. Sin embargo, tuvo un extraño resurgimiento a finales de los 90 cuando se transformó en un teatro. Se planeaba montar aquí grandes musicales y para eso se compró un terreno con el que colindaba en la parte de atrás.
Así, el recinto fue ampliado, pero en 1998 llegó su cierre definitivo. Y es que el terreno de la parte de atrás entró un pleito legal que, se dice, sigue en pleito hasta la fecha.
Teatro Lírico
Este es de los lugares abandonados en la CDMX más olvidados por los chilangos. Sus restos todavía los encuentras en la actual calle de República de Cuba, en el Centro Histórico.
Este teatro abrió sus puertas en 1907 sobre la que era conocida como la Calle del Águila. Fue inaugurado por Justo Sierra, quien fungía como titular de Educación Pública y en esa primera función se disfrutó de la obra Las Vírgenes Locas.
Originalmente podía albergar mil 800 espectadores y durante tres décadas ganó fama entre el público por tener lo mejor de las artes escénicas. Además, por aquí pasaron figuras como Clavillazo, Joaquín Pardavé y hasta Tin Tan.
Pero con los años su popularidad decayó; en los 80 ya se anunciaba su cierre con muy pocas funciones. Y lo que detonó su clausura fueron los daños recibidos por el sismo del 85.
El edificio tuvo una demolición parcial y por eso es que solo sobrevive su fachada. Aunque esta no ha sido restaurada ni resguardada, por lo que siempre se le ve vandalizada.
Acrópolis: Albergaba un pequeño bazar. Cerró tras cinco años de su apertura. Asemeja a grandes templos de la antigua Grecia.
Teatro Blanquita
Muy cerca del Lírico, encontramos otro teatro abandonado. Se trata del clásico Blanquita, el cual durante décadas fue el más emblemático de la CDMX.
Su historia se remonta a 1948, cuando la escritora y empresaria Margarita Su López (Margo Su) y su esposo Félix Cervantes compraron el terreno. Al siguiente año abrió un primer teatro que se llamó Teatro-Salón Margo.
Rápidamente ganó popularidad, aunque también causó controversia. Pues la sociedad conservadora de entonces consideraba que sus espectáculos eran vulgares.
En 1958 se ordenó la demolición de este centro disque por no cumplir con las medidas de seguridad establecidas. Pero la pareja no se dio por vencida y alzaron un nuevo edificio al que le darían el nombre de su hija: el Teatro Blanquita.
Este se inauguró el 27 de agosto de 1960 con dos mil butacas y con la presencia de Libertad Lamarque. Margo Su intentó limpiar la imagen del lugar, pero siguió siendo conocido por su espectáculos “populares”.
Y ese no era ningún problema, pues fue visitado por un montón de chilangos. En los años, por su escenario pasaron grandes estrellas como Pérez Prado, Lucha Villa, la Sonora Santanera, Vicente Fernández, entre otros.
El edificio fue remodelado y reinaugurado en 1999 bajo la concesión de Ocesa, por lo que hubo un giro en el tipo de espectáculos. Sin embargo, en noviembre de 2015 el lugar cerró sus puertas.
Desde entonces, se encuentra abandonado y con un futuro incierto.
Centro SCOP
Finalizamos esta lista de lugares abandonados en CDMX con un lugar que le urge ser rescatado. Se trata del antiguo edificio de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que se ubica en las calles de Xola y Eje Central Lázaro Cárdenas.
El inmueble se comenzó a construir en 1953 por el arquitecto Carlos Lazo. Y sería la sede de la que entonces llevaba por nombre Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP), que antes albergaba sus oficinas en el Centro Histórico.
Sin embargo, se buscó a diferentes artistas para vestir sus muros con murales. Los elegidos fueron Juan O’Gorman, José Chávez Morado, Francisco Zúñiga y Rodrigo Arenas Betancourt.
La técnica de todos fue la del mosaico y la temática se centró en distintos medios de transporte que vio México desde la época prehispánica hasta el siglo XX. O’Gorman hizo tres murales: Canto a la Patria; Independencia y Progreso, y Los Libertadores.
El edificio se considera una joya modernista por todos sus murales. Sin embargo, ha sido atacada por la devastación de los sismos de 1985 y de 2017. El primero destruyó tres de los pisos superiores del edificio que ya nunca se reconstruyeron.
A pesar de los daños, el edificio siguió funcionando hasta que en 2017 detuvo operaciones por el segundo sismo que dañó más las estructuras. Además, una de las torres quedó inclinada.
Desde entonces, el edificio está abandonado y nadie sabe qué pasará con sus mirales. En enero de este año, la Gaceta de la UNAM publicó un artículo en el que se menciona que académicos y estudiantes del Instituto de Investigaciones Estéticas realizan una revisión sobre las opciones para conservar estas obras.