El metro de la Ciudad de México es un medio de transporte relativamente joven. Inició operaciones un 4 de septiembre de 1969 y cinco décadas de vida le han bastado para empezar a cultivar sus propias leyendas y mitos urbanos.
5 leyendas urbanas del metro
Sus vías, alegorías involuntarias de la mente humana, corren por las entrañas de la tierra. Y ahí, en medio de la oscuridad, han encontrado terreno fértil para alimentar las fantasías de sus usuarios.
Te compartimos estas leyendas urbanas que tienen como escenario nuestra bella limusina naranja.
El Vampiro de Barranca del Muerto
La línea 7 del metro es la más profunda de toda la red del STC Metro. Era de esperarse que gracias a esta profundidad al menos un relato aconteciera aquí.
Si bien la estación Barranca del Muerto no tiene ese nombre debido a ningún hecho paranormal (la misma página del Metro apunta a que el nombre se debe a que en la zona de los alrededores había una barranca que en los tiempos de la Revolución hacía de fosa común), actualmente circula una historia que sí narra algo sobrenatural.
Se cuenta que una vez un hombre se quedó dormido pasando ya la medianoche y que no despertó hasta que vio que el convoy en el que se encontraba había dejado de dar servicio.
Como Barranca del Muerto es terminal, el tren ya estaba en resguardo. Pero eso no fue lo que más le aterró, sino descubrir que una figura antropomorfa con orejas puntiagudas y ojos amarillos estaba en el vagón y se acercaba a él.
Lo siguiente que el hombre recuerda es haber perdido el conocimiento y recobrarlo en el hospital, donde nadie creyó su historia.
Esta leyenda urbana del metro se ha difundido a gran velocidad entre los usuarios. De hecho, en YouTube ya circulan versiones diversas de este relato. Aunque la recomendación es la misma: nunca te quedes dormido de noche en el metro, mucho menos en la línea 7.
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Ánimas del metro Panteones
La estación Panteones ya tiene una carga bastante tétrica en su nomenclatura. El nombre se lo debe a que en los alrededores se ubican cuatro panteones: el Alemán, Español, Francés de San Joaquín y Sanctorum.
También es destacable que si observas el mapa de la red (o si eres usuario frecuente de este tramo de la línea azul) puedes ver que la distancia entre el metro Tacuba y Panteones es inusualmente largo.
Algunos pasajeros han comentado que la atmósfera se siente un poco opresiva y enrarecida, a tal grado que hay muchos que dicen haber escuchado lamentos o alaridos provenientes del más allá.
La creencia popular sostiene que son los muertos, cuyas almas no encuentran descanso, que se manifiestan en las inmediaciones de esta estación de camposantos.
El relato ha cobrado tal fuerza que muchos exploradores urbanos han acudido he incluso han grabado lo que parecen ser susurros o lamentos de los supuestos espíritus de ultratumba.
¿Te imaginas ir solo en el vagón de noche en este extenso tramo y escuchar las voces aparentemente salidas del más allá?
Aparecidos en tierras del coyote
Ranulfo Sosa es conductor del metro. Tiene 30 años en esta labor de transporte y cuenta que las historias de apariciones o entidades sobrenaturales son comunes entre la comunidad de conductores de la limusina naranja.
Sosa narra que si algún trabajador se queda solo y decide tomar un descanso o echarse una pestañita en las oficinas o locales técnicos las presencias extrañas pueden acechar. La sensación de que una fuerza extraña se sube o se apoya en su cuerpo es relato extendido entre la comunidad.
“Se siente algo como un suspiro o queja cerca del rostro. Obviamente el trabajador o compañero se despierta sintiendo ese peso sobre su cuerpo y sólo le quedará levantarse, si es que puede”, comparte Ranulfo.
El conductor comenta que los que logran incorporarse salen del lugar tan rápido como les sea posible.
Agrega que en ocasiones los compañeros que ya habían tenido esa experiencia llevan a alguno que lo ignore o que no crea para que descanse ahí. Finalmente termina ocurriéndoles la misma experiencia.
Después de tantas décadas de labor, las historias se repiten, con ligeras variaciones en cada vivencia. “Esto pasa sobre todo en locales técnicos o cubículos de jefe de estación. La más famosa en la Línea 3 es la estación Coyoacán”, finaliza con seriedad.
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El inspector de metro Potrero
Una de las historias más escalofriantes de apariciones nos la cuenta otro trabajador del metro: Maury Nares, quien ha sido reconocido como “el conductor más amable del metro”.
Él relata una historia que se contaba en 1991, cuando se desempeñaba como auxiliar de estación.
En aquel entonces, era muy sonado un hecho ocurrido hacía pocos meses antes, que tendría como protagonista a un inspector de línea, apellidado Platanov. Él trabajaba en la línea 3. Aquel día le asignaron trasladarse a metro Potrero para esperar un convoy y llevarlo a reparar.
El protocolo marcaba que debía notificar su descenso a las vías en caso de necesitarlo, pero él nunca lo hizo. Simplemente desapareció.
Varias veces fue voceado desde el P.C.C. (Puesto Central de Control) pero nunca hubo respuesta, hasta que un hallazgo macabro ocurrió: al revisar uno de los trenes encontraron un cuerpo.
Fue entonces cuando se levantó la sospecha de que se trataba de Platanov. La información se confirmó cuando encontraron la credencial del trabajador.
Los acontecimientos extraños comenzaron poco después: los conductores decían ver a una persona entre las vías, por lo que solicitaban el corte de corriente. Al verificar el tramo no encontraban a nadie.
Los hechos ocurrieron varias veces, hasta que un día un nuevo auxiliar de estación entró a trabajar a la estación Potrero.
Este nuevo auxiliar de estación comentó que se encontró con un hombre en las vías del metro.
Al verlo con el uniforme dedujo que era un compañero y charlaron con naturalidad hasta que el extraño le dijo “yo también soy trabajador, soy inspector de línea, me apellido Platanov”.
El nuevo auxiliar sabía de la historia del trabajador arrollado, así que le pareció una broma de mal gusto y se despidió. Le reportó de inmediato al jefe de estación que había encontrado a alguien en las vías.
Él le contestó: “no tenías por qué haber encontrado a nadie, no existe ningún inspector en ese tramo”.
Nadie podía creerlo. El jefe de estación mandó instrucciones de que verificaran la interestación, pues se había detectado la presencia de una persona no permitida en vías.
La descripción acerca de la persona no autorizada en las inmediaciones de las vías coincidió por completo con el expediente del inspector fallecido. El trabajador se desvaneció y fue inmediatamente hospitalizado.
Entre sus últimas declaraciones, afirmaba ver a Platanov en la puerta de su habitación en el hospital pero nadie le creía, hasta que aterrorizado y aún hospitalizado falleció.
Poco después comenzaron a llevar flores para honrar el deceso de ambos trabajadores. Solo así cesaron las apariciones del inspector Platanov.
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Estaciones secretas, ¿existen?
Una de las leyendas urbanas del metro más extendidas es que existen estaciones secreta o “fantasma” que nunca entraron en servicio.
Tal vez la más conocida es que en la línea 2, la estación Cuatro Caminos no es la última y que existe una adicional, de uso exclusivo para los cuerpos militares. Esta estación se llamaría Transmisiones Militares y estaría conectada con el Campo Militar número 1.
Maury, conductor de la línea 2, comenta que durante el periodo que trabajó en la línea que corre de Tasqueña a Toreo también tuvo la inquietud, ya que la leyenda circulaba con frecuencia en estaciones y pasillos. Sin embargo descartó la teoría, después de algunas investigaciones.
Por otro lado, Nares relata una leyenda acerca de un túnel que conectaba la residencia de Los Pinos con un tramo entre Panteones y Tacuba.
“Yo soy muy curioso y por más que lo busqué jamás lo encontré. Lo mismo pasa con la supuesta estación para los militares que estaría después de Cuatro Caminos. Lamento desilusionarlos, pero como alguien que ha trabajado tantos años en el metro, les puedo decir que no existen”.
Decenas de relatos seguirán circulando en los andenes de las entrañables estaciones del metro, al igual que los millones de usuarios que nutren diariamente pasillos y andenes hacia sus casa, trabajos y menesteres.
¿Conoces alguna otra leyenda urbana del metro? Compártenos las narraciones.
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